Más allá del acto físico de comer, detrás de la comida que consumimos diariamente se puede encontrar un universo entero de implicaciones que van desde lo económico hasta lo ético, pasando, por supuesto, por los aspectos de salud, los cuales muchas veces ignoramos.
En Colombia, más de la mitad de la población padece obesidad y sobrepeso, y en los últimos 5 años el sistema de salud tuvo que invertir un 755% más, atendiendo pacientes con enfermedades relacionadas con estos factores. La asociación americana del corazón acaba de publicar un artículo recomendando que niños entre las edades de 8 y 18 años consuman menos de 6 cucharadas de azúcar al día.
Estas cifras no son un juego y nos envían una clara señal de alarma como individuos y como sociedad. Es la hora de reflexionar sobre la comida que consumimos, su origen, las consecuencias sobre el organismo, los daños ambientales que puede generar su producción y ante todo sobre el derecho que tenemos a una buena alimentación.
Las consecuencias de una mala alimentación se reflejan en múltiples enfermedades, ejemplo de ello son las miles de personas que mueren a causa de enfermedades relacionadas con el alto consumo de azúcar; en Colombia la tasa anual de muertes por consumo de bebidas azucaradas es de casi 5 mil personas al año.
Estos cuestionamientos y las cifras contundentes que evidencian los graves problemas que traen las enfermedades producidas por una mala alimentación no sólo a los individuos, sino al sistema de salud en general, han motivado que la sociedad civil en Colombia se organice y trabaje de manera coordinada por los derechos a la salud, la alimentación adecuada y la seguridad alimentaria, derechos humanos reconocidos en tratados internacionales, y en nuestra constitución.
Gracias a los esfuerzos de muchas organizaciones sociales y académicas, se ha creado la Alianza por la Seguridad alimentaria que tiene como propósito lograr que el Estado tome medidas que promuevan una alimentación adecuada, nutritiva y saludable y que alerte sobre el consumo de comestibles y bebidas perjudiciales para la salud.
De manera concreta, a corto plazo, busca incidir para que se apruebe, en el marco de la Reforma Tributaria, el impuesto a las bebidas azucaradas, y que se reglamente la ley de obesidad 1355 de 2009, intervenciones de políticas públicas recomendadas por expertos.
Los ciudadanos organizados reclaman ambientes más sanos, donde se apoye la agricultura familiar, la producción y el consumo sano, solidario y consiente, y se promueva la lactancia materna entre otros temas.
* Directora Educar Consumidores