Con la captura de Dairo Antonio Úsaga David en Necoclí, Antioquia, según presidente Iván Duque, el ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas en Colombia no habían dado un golpe tan duro al narcotráfico desde la baja de Pablo Escobar. Durante los últimos 8 años, la lucha contra Otoniel había sido en vano, las autoridades nunca pudieron dar con el poderoso narco que burlaba la ley, se camuflaba en la selva espesa y nunca dejaba rastro. Inclusive, Otoniel se cuidaba tanto que enterraba en la tierra los chicles que se comía para no levantar 'sospechas'.
Sin embargo, con la captura de su hermana, Nini Johana Úsaga, alias La Negra, en marzo de 2021, el imperio de Otoniel tenía los días contadas. Nini era su persona de confianza la que manejaba sus negocios y lavaba el dinero con total tranquilidad pues vivía como una mujer libre que viajaba constantemente al exterior y se movía como pez en el agua en Medellín.
Un Otoniel, preocupado, angustiado y deprimido, se muestra en una fotografía que publicó el presidente Duque, la primera del narco tras las rejas. Su futuro es incierto, pese a sus intentos por permanecer en territorio colombiano, su extradición ya es un hecho, podría esperar los próximos 30 años en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos.