En silencio –sin grandes titulares– la epidemia del dengue viene haciendo estragos por todo el país y dejado una estela de muerte en ascenso. Luis Eduardo Torres, un niño caleño de diez años fue una de esas víctimas. El pasado sábado 23 de abril su familia lo llevó a un centro médico en el sur de Cali porque el menor se quejaba de malestar general, tenía vómito y ardía con una fiebre cercana a cuarenta grados. Los médicos le diagnosticaron una faringitis y lo mandaron de vuelta a casa con recomendaciones simples y algunas dosis de acetaminofén.
Pero no hubo mejoría. Al contrario, la fiebre ascendió y le sobrevinieron salpullidos. Sus familiares nuevamente buscaron ayuda médica y una vez más regresaron a casa sin un diagnóstico claro. “El jueves lo llevaron otra vez a la IPS y al ver que estaba grave lo mandaron a la Clínica Valle del Lili. Cuando llegó allá, estaba inconsciente, no se podía parar, hinchado, con los pies moraditos y frío. Lo entubaron e ingresaron a reanimación pero a las 6:40 p.m. murió. La historia clínica demostró que fue dengue hemorrágico. Lo dejaron morir por un mal diagnóstico” dice Jhoana Escobar, tía del pequeño.
De acuerdo al monitoreo epidemiológico semanal del Instituto Nacional de Salud, en lo que va corrido del año se han reportado 50.742 casos de dengue en 861 municipios del país –del total de 1.098–, y Cali, con el 20.3 por ciento de los casos, es el territorio más afectado.
Aunque en los últimos meses se ha alertado insistentemente por todos los medios a nivel nacional (y continental) sobre los virus no mortales del zica y chicunguya, poco se dice sobre el dengue que sí mata. Esta enfermedad, de alto impacto en la salud pública, se puede presentar en cuatro tipologías agravantes: dengue asintomático, febril, clásico y hemorrágico o grave. Este último es el tipo de dengue que, de no ser tratado adecuada y oportunamente, resulta mortal. El problema es que sólo el 25 por ciento de los casos de dengue son sintomáticos, así que la enfermedad se moviliza y replica silenciosamente entre los seres humanos sin ser detectada. Por cada caso reportado nueve no lo son. Y a diferencia a la malaria, que es una enfermedad propiamente selvática, el dengue es propiamente urbano. Otra complejidad y diferencia con el zica y el chicunguya es que el virus del dengue puede reaparecer en personas que ya lo han sufrido.
En el 70% del territorio de Colombia hay dengue. “Tuvimos picos de zica y chicunguya, y gracias a las medidas tomadas su incidencia está disminuyendo, pero el dengue se ha mantenido durante las fases de los otros dos, y es el dengue, cuando es dengue hemorrágico, el que puede producir la muerte”, dice Lucy Murillo, coordinadora técnica de la misión de salud de la Cruz Roja Colombiana, que desde sus 32 seccionales adelanta el proyecto de ‘Prevención de enfermedades provocadas por vectores’. Vector es el término técnico para denominar al huésped de un virus. Y justamente el vector es el otro elemento común entre dengue, zica y chicunguya. Los tres virus son transmitidos por el mosquito Aedes Aegypti, que mide apenas entre 5 y 7 milímetros, que pica principalmente durante el día y preferentemente codos y tobillos. Una hembra puede poner hasta 700 huevos en su ciclo de vida. Este insecto alado es el protagonista de las epidemias que azotan a Colombia, y de las 149 muertes que en apenas poco más de cuatro meses ya deja el dengue grave, de acuerdo al Instituto Nacional de Salud.
Las costas colombianos son unas de las zonas mas amenazadas por el dengue. Foto: archivo universal.com.co
Aida Lucy Grisales de 48 años, sobrevivió y da cuenta de esa amarga experiencia: en septiembre pasado ella y sus dos hijos tuvieron dengue con signos de alarma. “Afortunadamente mi hijo de 25 años, que fue el primero en contagiarse, fue bien diagnosticado a tiempo. Así que cuando nos contagiamos mi otro hijo y yo era claro qué teníamos antes de los exámenes de confirmación. Yo fui la más grave, tuve derrame pleural, el hígado me colapsó, los riñones, los píes se me hincharon, crisis sistémica... Permanecí ocho días en cuidados extremos y dos semanas más en cama en casa”, dice desde Armenia. Ahora su casa tiene mayas en las ventanas para evitar la visita del mosquito Aedes Aegypti.
El dengue no se detiene. En Colombia, mientras que el año pasado en total se registraron 94.916 casos y 72 muertes, en lo que va del 2016 van más de 50 mil casos de dengue y 149 muertes. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia del dengue se ha incrementado 30 veces en los últimos 50 años. Las cifras globales que expone la OMS son apabullantes: 3.900 millones de personas viven en áreas endémicas (más de la mitad de la población mundial), cada año 390 millones de personas se contagian, 96 millones presentan infección sintomática y 500 mil diagnosticadas con dengue severo –Grisales una de estas– requieren hospitalización para salvar la vida. Pero el 2,5 por ciento muere.
Ante este panorama una treintena de farmacéuticas en todo el mundo trabajan intensamente desde hace varias décadas para producir una vacuna. La buena noticia es que desde el año pasado la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur logró cumplir los protocolos internacionales y llevar al mercado la primer vacuna desarrollada contra el dengue. Como zona endémica de dengue, la región sirvió de laboratorio para un segundo estudio a gran escala que confirmó la eficacia de la vacuna. Participaron 20.869 niños y niñas entre 9 a 16 años de Brasil, México, Colombia, Honduras y Puerto Rico. La mitad del total de los menores fueron colombianos. Es estudio arrojó que la vacuna desarrollada prevenía los cuatro tipos de dengue existentes con una eficacia de 65 por ciento, que es un rango alto. El estudio confirmó los satisfactorios resultados de otro estudio realizado en Asia (Indonesia, Filipinas, Malasia, Vietnam y Tailandia) con 10.275 menores de 2 a 14 años que recibieron tres dosis de la vacuna a lo largo de año y medio, entre 2011 y 2013.
El laboratorio francés tiene desarrollada una vacuna que a Colombia no ha llegado. Foto: archivo Diariomedico.pe
La mencionada vacuna ya tiene licencia en Brasil, Filipinas, México y El Salvador donde se aplica y es uno de los métodos para enfrentar el dengue, además de la prevención y la educación para evitar la proliferación del mosquito. Esta revista contactó a la farmacéutica para indagar por qué no se dispone de la vacuna en Colombia y esta es su respuesta: “La disponibilidad de la vacuna en Colombia depende de la aprobación por parte del INVIMA”
En el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, efectivamente hay en trámite una solicitud de registro para la vacuna de Sanofi Pasteur, desde junio del año pasado, pero no hay mucho detalle sobre cuándo habrá una definición. Desde el despacho del director un vocero le explicó a Las2Orillas que “el trámite está ante Comisión Técnica que se tomará el tiempo que se requiera para asegurar calidad, seguridad y eficiencia de la vacuna, sin saltarse las etapas ni los estándares”.
Así que mientras la vacuna logra el registro y demás formalidades que se requieren para que pueda ser aplicada en Colombia, el mosquito vector avanza diseminando el dengue entre miles de colombianos y poniendo en riesgo la vida de muchos.
