El 3 de septiembre el presidente Nicolás Maduro indultó a 102 opositores políticos, acusados o sentenciados por distintos delitos contemplados en el código penal venezolano, y la respuesta de la mayoría abrumadora sino de todos los voceros de la Colombia unánime ha sido la de guardar silencio o la de condenar esta generosa medida como una sucia maniobra política. No me sorprende: ellos han decidido reemplazar el conocimiento y la evaluación objetiva de los hechos por la obstinada repetición de consignas. Y como desde hace unos buenos años están convencidos de que en Venezuela impera una despiadada dictadura, cualquier hecho, cualquier noticia, que ponga en duda esta convicción la rechazan de antemano. Son incapaces de exponer sus convicciones a la prueba de los hechos.
Por lo que tampoco me sorprende el silencio sepulcral que ha acompañado la decisión de Henrique Capriles -el líder del Partido Primero Justicia, excandidato a la presidencia de la república y uno de los beneficiados de la medida de gracia del presidente Maduro– de participar en las legislativas del próximo 6 de diciembre en su país. En referencia apenas velada al “presidente interino” Juan Guaidó, declaró que no está dispuesto a seguir haciendo “política en internet” y citó en favor de su decisión de participar en dichas elecciones el ejemplo de Polonia en la época de Solidaridad y Lech Walesa. En las elecciones legislativas de 1989 –recordó– el Partido Comunista en el poder se reservó todos los escaños, menos el 30 %, a pesar de lo cual Walesa dijo “vamos por ese 30 %”. Y fueron y lo ganaron y dieron así un paso adelante enorme en su lucha finalmente victoriosa en contra del régimen comunista.
Los seguidores de Guaidó –el líder que, según él mismo, agrupa tras de sí la asombrosa cifra de 37 partidos políticos– acusaron de inmediato a Capriles de traidor y reiteraron su airado rechazo a participar en unas elecciones que anticiparon -junto con Mike Pompeo, vicepresidente de Estados Unidos- que no “serán justas ni libres”. Pompeo, el mismo que, junto con Trump, está haciendo hasta lo imposible para que las elecciones de diciembre en su propio país no sean ni justas ni libres. Yo los entiendo sin embargo. Llevan tanto tiempo recibiendo halagos de los poderes entronizados en Washington y en Londres, en París y en Madrid que esos halagos se les han subido a la cabeza hasta el punto de creer no solo que gobiernan Venezuela sino que tienen efectivamente poder. Cuando de hecho pueden actuar como si lo tuvieran porque se lo permiten quienes se aprovechan de esa fantasmagoría del gobierno "interino" para manejar a su antojo los cuantiosos activos y las grandes empresas venezolanas en el extranjero. Ellos solo participarían en elecciones si sus mandantes imponen las condiciones que les permitan ganarlas.
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Capriles cree que puede ganar las elecciones para la Asamblea Nacional del 6 de diciembre. Y no le faltan razones para creerlo
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Capriles, en cambio, cree que puede ganar las elecciones para la Asamblea Nacional del 6 de diciembre. Y no le faltan razones para creerlo. En primer lugar, porque el presidente Maduro, aparte de incluir en el Consejo Nacional Electoral a representantes de la oposición, ha invitado a la ONU y a la UE a enviar observadores que certifiquen la limpieza y la transparencia de la misma. Y en segundo lugar, pero no por segundo menos importante, porque una porción importante del pueblo venezolano, que sufre en el día a día el deterioro de sus condiciones de vida debidos al bloqueo impuesto por Trump, a los atentados y los sabotajes sin fin, opten por el mal menor y voten por quien esgrime un programa político y económico opuesto al del chavismo. Aquí cabe citar, en vez del ejemplo de la Polonia de Walesa, el de la Nicaragua asediada por Ronald Reagan. Fueron tan devastadores los destrozos causados en la vida cotidiana de los nicas por la abrumadora ofensiva del instigador de la operación Irán-Contra que la mayoría tiró la toalla y terminó dándole la presidencia, en las elecciones de 1990, a Victoria Chamorro, líder de la oposición al sandinismo.
¿Hasta cuando Colombia apoyará a unos "demócratas" que se oponen a las elecciones democráticas?