Cuando hace poco más de un mes China le comunicó al mundo que en la ciudad de Wuhan había aparecido el coronavirus o covid-19 una enfermedad altamente contagiosa y, en ese momento, con índices de letalidad desconocidos, el asombro fue mayúsculo. Más de once millones de ciudadanos chinos fueron recluirlos en sus casas, totalmente restringida la movilidad hacia otras ciudades, detenidos los vuelos comerciales y las actividades económicas.
Muchos pensamos que solo era posible esto con un gobierno autoritario, un régimen de partido único, controlado férreamente por la fuerza militar y un pueblo adoctrinado y obediente. Esto solo sucede en un país no democrático como la China continental, ese gigante asiático que ha logrado convertirse en la segunda, o a veces parece. primera economía mundial.
Con el paso de los días se fue conociendo que las tasas de contagio del coronavirus llegaban a ser de 2,5 por persona lo que hacía que la enfermedad se transmitiera como un tsunami. Eso sí, la tranquilidad resultaba de las bajas tasas de virulencia de esta enfermedad de poca letalidad, que ataca duramente sobre todo personas con enfermedades preexistentes o adultos mayores.
La Organización Mundial de la Salud tocó las alarmas para advertir que la epidemia de Wuhan podría convertirse en una pandemia es decir que se extendería mundialmente y, para evitar males mayores, cada país debería intentar contenerla.
Efectivamente así pasó, el virus viajó en aviones y cruceros hasta otras latitudes llegando a todos los continentes en especial a Europa, donde aterrizó con mucha fuerza en Italia. Una democracia como la italiana conocida por la efusividad de su gente no parecía capaz de tomar las medidas que había tomado la China, pero sí lo hizo. Una vez confirmadas las cifras de contagio al gobierno italiano liderado por Giuseppe Conte no le tembló la mano y cerró el país. Hoy las imágenes de Venecia, Roma, Milán o Florencia asombran por sus calles vacías, tiendas clausuradas y, sobre todo, como dice un reportero, por el silencio de sus espacios públicos.
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Ya reportan desde China la curación del último contagiado de coronavirus en la ciudad de Wuhan y la clausura del hospital construido en 10 días, porque lograron dominar la epidemia
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Hoy también reportan desde China la curación del último contagiado de coronavirus en la ciudad de Wuhan y la clausura del hospital construido en 10 días, porque lograron dominar la epidemia. Seguramente después del confinamiento total decretado en Italia, también los resultados serán positivos en cuanto al control del contagioso virus.
Frente a estos dos casos, resulta asombroso la parsimonia del gobierno colombiano que ya ha reportado, al miércoles 11, nueve casos de coronavirus sin que se tomen medidas fuertes y concretas para la contención de algo que puede convertirse en un verdadero problema de salud pública.
El pánico generado por los medios de comunicación, que somos los únicos que hablamos día y noche del virus, es tan grande que ya se agotaron las existencias de tapabocas y de sustancias antisépticas, inclusive ya falta el alcohol en las droguerías y las entidades de salud se ve a gatas para mantener los suministros necesarios para enfrentar la pandemia.
¿Qué nos ha dado el Ministerio de Salud? Buenas recomendaciones sobre lavarnos las manos, permanecer en las casas si nos sentimos enfermos, usar tapabocas solo cuando estemos con síntomas y muy pocas cosas más. No ha controlado la especulación y la escasez de los insumos, tampoco ha dado rutas claras para el confinamiento de las personas contagiadas y se le han pasado controles en el puerto de Cartagena y en inmigración de algunas ciudades.
Tranquilos, no importa, parece decir el gobierno liderado blandamente por el presidente Duque, quien al parecer quedó satisfecho por no haber contraído el mismo el coronavirus en su viaje a los Estados Unidos. El resto del país que se aguante esta “gripita inofensiva”. Aquí somos una democracia y las democracias no hacen nada agresivo para garantizar el derecho a la salud, como no ha hecho nada este gobierno por controlar el dengue, que solo en el Valle del cauca ya ha causado 15.000 muertes. ¿Cuantas más nos esperan por esta enfermedad que llegó del Oriente, como los millones de baratijas chinas que inundan nuestro país?
El parte de Duque con mininterior y minsalud, que no ha logrado controlar la especulación y la escasez de los insumos, ni ha dado rutas claras para el confinamiento de las personas contagiadas.Foto: Leonel Cordero/Las2Orillas
