Democracia legal pero ilegítima en Colombia

Democracia legal pero ilegítima en Colombia

Por: Luis Camilo Donoso
marzo 11, 2014
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Democracia legal pero ilegítima en Colombia
Imagen Nota Ciudadana

Sumando los votos netos, sin tener en cuenta votos en blanco, nulos o no marcados, el resultado electoral del domingo muestra cómo los senadores elegidos lo lograron con la participación de uno de cada tres electores. De casi 33 millones aptos para votar por el Senado votaron 11 millones de colombianos, es decir, uno de cada tres ciudadanos posibles. Empecemos por ahí: ¿cómo puede ser legítima una democracia que se sostiene con el apoyo de la minoría?
La democracia es una manera de ser social, cuando muchas decisiones se toman por la regla de la mayoría. “Mayoría gana”, es una verdad aceptada casi como natural en muchos aspectos de la vida social. Y como forma de gobierno, mientras la humanidad se encuentra otra menos mala (no hay ningún sistema de gobierno perfecto), la democracia es el sistema de gobierno en el cual las decisiones se toman por mayoría de votos, en una elecciones libres, con una oposición participando, con un sistema electoral idóneo y unas reglas de juego claras y firmes, dice el PNUD. No parece muy claro que 11 millones le impongan la voluntad política a 22 millones que no participan. Algo falla en el sistema, pero el sistema es perfecto: está diseñado para que funcione así.

El otro asunto es la financiación de las campañas. Se dice que una campaña al Senado cuesta $3.000 millones, y más. Y a la Cámara, $1.000 millones, y más. No es exagerado estimar que 268 curules hayan costado cerca de $300.000 millones. Si los elegidos son un poco más del 10% del total de aspirantes, nada insensato sería afirmar que esa jornada democrática cuesta cerca de $1 billón. Esa es “la mermelada” que mueve los votos de los políticos profesionales. Salvo honradísimas excepciones, el Congreso es un tonel de inmundicia que no escatima ningún atajo en la rebatiña por el voto. Si la democracia nos coloca a todos en igualdad de condiciones frente a la ley ¿cómo puede tener legitimidad una democracia abierta solo para los más ricos y poderosos? Y la otra pregunta que surge es ¿de dónde provienen esos recursos? ¿Habrá mucha financiación con fragante olor a Lavanda?

Obvio que hay casos excepcionales. Pero la regla general es que el sistema está hecho para que solo los políticos profesionales sean los representantes de la democracia. Esa es una de las trampas sobra las cuales está montada nuestra “democracia” y que los medios de comunicación, confabulados con los más oscuros intereses contrarios a la legitimidad, se han encargado de invisibilizar. Cohonestan, contemporizan y hasta protegen a los políticos profesionales que han desnaturalizado la democracia.

Porque la Constitución de 1991 acabó con la democracia representativa, y definió a Colombia en su Artículo 1, como “una República descentralizada, participativa y pluralista”. ¿Cuál participación? el 33%. ¿Cuál pluralismo? el 91% a favor del gobierno de turno.

El sistema político en Colombia, una vez más, ha quedado en evidencia. El “statu quo” cada vez se atornilla más en el poder: más exclusión, más corrupción, más clientelismo, más depredación del medio ambiente. Más de lo mismo. ¡Viva Colombia! Y una Asamblea Nacional Constituyente que los revoque a todos.

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