Ver al expresidente Gaviria en Manizales acompañando al candidato del oficialismo (del partido de gobierno Centro Democrático) produce vascas, es decir, repugnancia ideológica.
Gaviria ha hecho trizas el ideario liberal. Mas parece un neoconservador que otra cosa. ¿Y por qué produce tanto rechazo su actitud? Por la misma manera en que él, Gaviria, se refería a Uribe en el pasado.
“Uribe, mentiroso, mentiroso, mentiroso”. Eso quedó plasmado en el imaginario de la sociedad colombiana, razón por la cual, no le perdonan al dueño del trapo rojo tal cambio de parecer.
Las bases liberales no comulgaron al llamado del expresidente para adherirse al candidato de Uribe. Entendió el pueblo liberal que nadie está por encima de la verdadera esencia del liberalismo que no es otra cosa que un partido vanguardista, progresista y, sobre todo, socialdemócrata. Duque acabó con la dignidad del partido. Volvió lentejos y migajeros de ocasión a sus principales dirigentes y seguidores. Eso es una afrenta para un partido, para una institución de más de ciento cincuenta años de existencia.
Las pretendidas líneas rojas, que al final fueron unas propuestas que quedaron consignadas para el olvido, porque nunca las leyó el señor Gaviria, resultaron un sofisma, para poder sumarse a una campaña que esta, desde el primer día, en cuidados intensivos.
Fico no seduce porque es el continuismo, es más de lo mismo, es Gaviria, es Pastrana, y sobre manera especial, es Duque. Eso no convence, eso es el mismo muñeco con otro traje.
Los colombianos no somos tontos, queremos propuestas de cambio, cambios que en otras latitudes ocurrieron sin esas “huevonadas” que suelen decir aquí que van a convertir a Colombia en una Venezuela, en una Cuba y en otras tonterías.
Debemos decirle al candidato Petro que para espantar esos miedos debemos convertir a Colombia en la Francia de Emmanuel Macron, en la Alemania de Olaf Scholz. Este debe ser el cambio.
Aquí en Colombia cuando se habla de gratuidad en la educación pública superior, lo asumen como algo revolucionario, en Francia la educación superior es gratuita hace siglos. Los datos que tenemos a la mano nos indica que Francia dispone de más de 3.500 centros públicos y privados de educación superior: 72 universidades, 25 comunidades de universidades y centros, 271 escuelas doctorales, 227 escuelas de ingenieros capacitadas para otorgar el título de ingeniería, 220 escuelas de comercio y de administración, 45 escuelas superiores de arte públicas, 22 escuelas de arquitectura y 3 000 escuelas e institutos privados. Imaginemos eso en Colombia.
Daríamos un salto a la sociedad del conocimiento, seriamos potencia mundial en ese aspecto, pero no, nos quedamos con la perorata de que Petro va a convertir a Colombia en una Venezuela. Acaso la propuesta de saltar a las energías limpias tiene algo que ver con la Venezuela de Maduro, con la cuba de Miguel Díaz-Canel o con la Nicaragua de Daniel Ortega, todos por cierto dictadores infames que merecen estar presos o muertos.
Si pensamos en la transición energética, Francia nos da una muestra incontrovertible: es el mayor productor de energía de Europa, es la gran referencia en la reducción de emisiones, hasta el punto que el 95% de su producción es baja en emisiones de CO₂.
Una fortaleza en el sector energético que ayuda tanto a España como al resto de países vecinos incluida Alemania. Díganme si un castrochavismo así no lo necesitamos en Colombia. Señor Gaviria, ¿Dónde está su visión de liberal, quedo negociada por un Ministerio?