Cuando en Colombia se habla de paz, es imposible alejarse de varias generaciones levantadas y enterradas en medio de conflictos y guerras amparadas en diversas denominaciones. Por eso es tan difícil de escribir esa historia, como escoger los párrafos precisos de Gabriel García Márquez para traerla a estos tiempos recientes.
De verdad no sé cuál de estos párrafos es más apropiado para adentrarme en la convocatoria hecha a los colombianos por el ya presidente en ejercicio Gustavo Francisco Petro Urrego, a sus 62 años de edad, nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, y quien fue elegido bajo las banderas del Pacto Histórico y que se comprometió el domingo 7 de agosto de 2022 a ejercer un gobierno “para todos”.
Leamos el primero de los dos párrafos mencionados:
- «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” …
Y aquí está el segundo párrafo:
“Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto. Desde los tiempos de la fundación, José Arcadio Buendía construyó trampas y jaulas. En poco tiempo llenó de turpiales, canarios, azulejos y petirrojos no sólo la propia casa, sino todas las de la aldea” …
Con el propósito de respetar los derechos de autor les recuerdo que son extraídos de la inmortal Cien años de soledad. Novela que se remonta a nuestras guerras intestinas de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, aunque podríamos decir que no han terminado y que, por el contrario, mutaron y se han prolongado por más de 60 años, por recoger las palabras de Gustavo Petro Urrego en su discurso de posesión presidencial.
El presidente de Colombia, basado en cifras de la Comisión de la Verdad, controvertida, por cierto, le puso cifras y dijo que ese organismo, haciendo un corte, llegó a contabilizar en 800.000 los muertos producto del conflicto interno… y eso que no se mencionaron los desaparecidos, ni los desplazados, como tampoco los que se tuvieron que ir para otros países.
En medio de este panorama llegaron vientos positivos consignados en dos frases vertidas por Gustavo Petro Urrego: “Cumpliremos con el proceso de paz” …y “Acogeremos a rajatabla las recomendaciones de la Comisión de la Verdad” … Estas dos premisas lo distancian profundamente de la conducta y filosofía del presidente Iván Duque, quien proclamaba “La paz con dignidad y justicia”.
Gustavo Petro Urrego dejó en claro, hasta el momento, se abrirán las puertas a los grupos alzados en armas, como también a las llamadas bandas, siempre y cuando se acojan a los principios de “La paz total”, los mismos que se están comenzando a plasmar y consolidar bajo un proyecto de ley por presentar.
Minutos antes el presidente del Senado, Roy Barreras Montealegre, en su discurso puso unas cuentas claras, luego de haber tomado el Juramento al ciudadano colombiano Gustavo Francisco Petro Urrego y que, en un gesto de gran simbolismo la senadora María José Pizarro, le impusiera la banda presidencial entre lágrimas.
Las cuentas claras puestas sobre la mesa por Roy Barreras fueron hacer un llamado al ELN para que “la paz es el único camino y el momento es ahora”, igualmente se refirió a la oportunidad que se abre a las bandas cosidas al narcotráfico y les dijo “dejen de matar”, al tiempo que les advirtió que se continuar haciéndolo no tendrían un ambiente positivo en el Congreso de la República al momento de debatir las leyes para su sometimiento.
Sin duda que bienvenidos sean estos vientos favorables para la paz, pero que no se traduzcan en impunidad y que haya resarcimiento real para las víctimas, que el escenario sea favorable para todos los colombianos, independiente de su rol en la sociedad.
Aún no se sabe si el ELN está listo para comenzar los diálogos con el nuevo gobierno, el mismo que tiene los motores encendidos y el marco legal disponible para reanudarlos, bien sea en La Habana o en otros países que se han ofrecido como sede, como lo son Chile y el mismo Ecuador…
Bajo estas premisas considero oportuno y apropiado cerrar con esta frase inmortal de Nelson Mandela, un verdadero apóstol de la paz y el respeto por los derechos humanos:
“La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podamos prosperar, independientemente de la raza, el color, el credo, la religión, el sexo, la clase, casta o cualquier otra característica social que nos distinga”.