LA FATIGA DEL MATERIAL YA HABÍA REALIZADO SU DENODADO TRABAJO; el continuo trajinar de vehículos particulares, tractomulas, "Trenes Cañeros", camiones y buses, hacia los Municipios de Florida y Candelaria, ponían en riesgo su ya evidente vulnerabilidad estructural.
El viejo puente colgante que otrora conducía al antiguo Aeropuerto Cali-Puerto y que se ubicaba donde hoy se encuentra CAVASA, abría las puertas al Municipio de Pradera, Candelaria y a la fenomenal rumba del corregimiento de Juanchito en las goteras de Santiago de Cali. El decrépito puente, hizo gimnasia por décadas y, ya había cedido a los esfuerzos de flexión, a los que había sido sometido por muchos años.
La estrechez de sus calzadas se hizo obsoleta ante el creciente flujo vehicular que lo agobia todavía. El puntual cuello de botella que se forma, interfiere en la fluidez del tráfico vehicular y origina largas colas tanto hacia Cali, como a Candelaria.
De sobremesa, el permanente retén policial en la noche cazando borrachitos, fue la puntilla que acabó por cerrar definitivamente el ataúd : el retén, acabó con Juanchito; el iconoclasta rumbero Caleño, relajado por naturaleza, acostumbrado a desafiar lo establecido y a pegarle duro a la baldosa, frecuentaba sin pausa el famoso remate de la rumba en Juanchito; al ver semejante talanquera, el Caleño je escamoseo ¿oís? y no volvió ve. Obligado a pasar por semejante filtro, se cansó, se espantó y esa masiva reacción se trasladó a Menga, donde hoy, en el norte de Cali, replica a un Juanchito sin rio. El retén, acabó con la mal concebida libertad, de conducir en estado de ebriedad.
Si lo miramos desde esta óptica la medida es sana y oportuna, pero a consecuencia de ella, se le decretó cristiana sepultura a discotecas, moteles, estaderos y todos los sitios de diversión inherentes a dicha actividad. Entre las muertes significativas, murió el emblemático kiosco de Agapito, icónico sitio fundado por Don Agapito Lenis en el año 1956.
Juanchito murió por sustracción de materia y aquel Juanchito de los años 60, 70 y 80, donde veíamos el amanecer desde los ventanales del kiosco Tropicana de Moisés Hernández, El Abuelo Pachanguero o El Rodadero, solo quedó la sombra de sus años de gloria, donde también se dio el famoso Carnaval de Juachito, ideado por un Loco cuerdo que tuvo Cali, propio del barrio Calima: Cesar Araque o "Larry Landa".
Solucionar el problema sobre el río Cauca con un moderno puente, era una necesidad sentida, prioritaria, como lo fue, en idéntica situación cuando se transitaba por la Carrera 1 y nos dirigíamos hacia "La Recta Palmira". En esa vía se construyó un idéntico puente, sin tanta alharaca y dilación; hoy transitamos hacia el centro y norte de Valle con gran fluidez.
No voy a entrar a cuestionar hechos que atañen estrictamente a una contratación, que desconozco en sus detalles. No soy organismo de control, ni mucho menos voy a cuestionar jerarquías institucionales, pero es evidente la demora en la entrega de este puente de Juanchito, es clara la incoherencia de su costo inicial y su costo final, donde se han dado unas adicciones tanto al contrato como a la interventoría, las continuas prórrogas en los tiempos de ejecución, de un puente que ha tardado casi 10 años: un avance promedio de 20 metros por año. ¡Es totalmente incomprensible! ¿En cuanto tiempo los Chinos harían este puente?
Los organismos de control tendrán la última palabra en el tema y la sempiterna gobernadora electa del Valle, será la encargada de darle el último empujón, a un elemento estructural que mide tan solo 200 metros y que, si lo comparamos con las grandes obras de ingeniería, es insignificante desde el punto de vista de su ejecución.
Con el puente en construcción, que no sabemos cuál es su nueva fecha de entrega, se solucionarán los problemas de circulación vehicular a las masivas construcciones de vivienda en la zona: el acceso y penetración a estos nuevos barrios, actualmente, son los culpables del caos vehicular que allí se presenta. También, el nuevo puente, mejorará la movilidad vehicular para aquellos que se dirijan a Florida, Candelaria, Pradera, Palmira y Centro y Norte del Valle.
Y, nosotros, los nostálgicos de Juanchito, creemos que la nueva dinámica vial será el incentivo para el renacer turístico de un Juanchito que hoy es un león dormido. Es posible que sitios tan emblemáticos como el kiosco de Agapito, Don José o la discoteca Chango, donde (según la leyenda), una oscura noche apareció el Diablo en plena pista de baile, con las nuevas circunstancias de tiempo y lugar regresen a funcionar, con todos los hierros.
Así las cosas, Javier Darío Muñoz propietario del Grill Siboney ubicado en el Parque Alameda, podrá realizar su sueño, de bailar en la pista de Agapito, un bolero o un fox argentino, pleno domingo en la tarde.