En nuestro país todo el mundo protesta contra la corrupción, contra las mafias, contra los carruseles, contra la falta de moralidad pública, etc.
Nadie más autoproclamado responsable de esa función que los medios.
Y dado que los medios se mueven al vaivén del rating, nadie que busque más divulgar y ahondar en los escándalos que ellos.
Sale sin embargo una sentencia de la más Alta Corte en lo Administrativo, el Consejo de Estado, que declara ni más ni menos que un partido político y el Consejo Nacional Electoral mediante actos inconstitucionales, en contra de los principios democráticos, de manera ilegal, en forma deshonesta, y vulnerando el interés colectivo ha violado la Moralidad Pública, y ninguno se da por enterado.
De los medios no hay uno que pregunte al responsable de tal circunstancia, el entonces director único del Partido Liberal y hoy candidato del oficialismo Dr. Rafael Pardo, de qué se trata tal sentencia; cómo se llegó a ello; qué consecuencias produce; o por lo menos cómo se siente él mismo con esas calificaciones.
De los medios se entiende que están al servicio de sus propios intereses y poco les interesa cuestionar a los que ejercen el poder efectivo, o simplemente están en el mismo equipo y no les conviene hacer públicas sus acciones indebidas. Eso explica por qué no han sido sujeto de las preguntas mínimas ante semejante caso ni los vinculados entonces, ni los que ejercen ahora dichos cargos.
Pero del Procurador General de la Nación, ¿qué?
La falta de cualquier manifestación por parte del procurador Ordóñez solo puede tener por explicación el que no ha leído esa sentencia. Más que su posición o vocación de defensor de la moral, es responsable según el artículo 118 de la representación del interés colectivo —que fue el vulnerado según la sentencia— y tiene el deber de velar por el cumplimiento de la moralidad administrativa en los términos del artículo 209 de la Constitución.
Todas esas calificaciones no se refieren solo al pasado puesto que la sentencia dice: “Reconvenir el Partido Liberal Colombiano y al Consejo Nacional Electoral, para que se abstengan de continuar incurriendo o de reincidir en las actuaciones contrarias a los valores e intereses colectivos relacionados con la moralidad administrativa, establecidas en este proceso o en otras que tengan los mismos propósitos o efectos contrarios a los fines del Estado, en el ámbito de la organización y funcionamiento interno del partido”.
Y es tan evidente que aún quienes por falta de tiempo —o aquí de espacio— no pueden extenderse en el análisis de cuál puede ser el contenido de la sentencia, se entiende que en ningún caso puede corresponder a la interpretación que da la actual ‘Dirección Nacional’ cuando expide una resolución diciendo:
El contenido de lo que es una sentencia producida por la Alta Corte, y más en virtud de que fue necesario instaurar una Acción Popular para amparar el derecho colectivo a la Moralidad Pública, no puede ser indiferente al encargado de velar por ella.
No se entiende que el Dr. Ordóñez quien se siente el adalid de la Moral y de la Ley no le haga el seguimiento a la orden impartida por el Consejo de Estado, y no se pronuncie respecto a los actos que comprometen a un partido político cuando esa Alta Corte en la misma sentencia establece que la naturaleza de los partidos políticos hace que sus actos administrativos sean sujeto de las mismas responsabilidades y limitaciones que los de los funcionarios públicos. Su función no es solo sancionar por los comportamientos indebidos, sino también impedir que estos se den, y difícilmente un caso más claro que el de que en este caso se está desatendiendo y tergiversando el sentido de una sentencia buscando el fraude a una resolución judicial.
Pero más respecto al Consejo Nacional Electoral cuando la sentencia del Consejo de Estado sentencia que entonces “actuó con temeridad y mala fe” y hoy continúa y reincide en tales comportamientos.
P.D. Esta noche 5 de agosto de 2015 a las 6 p. m. los miembros del auténtico, legítimo y hoy legal liberalismo suscribirán un Acuerdo Programático con la candidata Clara López en el Salón Rojo del Hotel Tequendama. Invitados todos los indignados e inconformes con estos manejos.
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