Aunque este cuento no es del todo para hablar del Pony Fútbol, es pertinente decir que por estas calendas nos preparábamos para asistir a lo que finalmente se convirtió en la mejor competencia y rivalidad entre los centenares de pequeños que soñaban con ser campeones del mundo, y que en buenahora se pasó a llamar el Festival de Festivales, que no es otra cosa que el único y singular Torneo Nacional Infantil de uno de los deportes más populares y conocidos en el mundo entero, como lo es el fútbol, que se ha jugado sin ningún tropiezo cada mes de enero sin falta, cuya sede por mandato expreso de sus organizadores es el césped de la cancha Marte 1 de la ciudad de Medellín.
Todo comenzó en el año 1985, auspiciado desde años atrás por un conocido hombre de radio llamado Guillermo Hinestroza Isaza, un empresario rionegrero, que además fue periodista, deportista y presentador de radio y televisión, que le dijo adiós al mundo el jueves 29 de diciembre del 2011. A este señor también se le debe la puesta al aire de un programa de televisión que hizo época por allá por los años 60 del siglo pasado, conocido como El Club del Clan, del que surgieron figuras importantes del espectáculo en Colombia, tales como Billy Pontoni, Claudia de Colombia y Rodolfo Aicardi; además fue promotor de la fundación del ahora llamado Club Atlético Nacional; la creación de la Acord capítulo Antioquia, el gremio de los redactores deportivos; y la consolidación de las categorías menores del fútbol antioqueño, que en principio se conoció como el Baby Fútbol.
A pesar de su legendario éxito como empresario y periodista, del que dicen que no tenía pelos en la lengua, sus últimos años los vivió en circunstancias muy difíciles, rodeado tan solo por sus innumerables gatos, y aquejado por los problemas que le ponía su memoria. Falleció en el hogar geriátrico Caritas, de Medellín, luego de ser uno más de los habitantes de Niquitao, desolado y triste por la ingratitud de muchos de sus discípulos y de quienes en su momento dijeron ser sus amigos, pero esa es otra historia.
Lo anterior nos sirve para darle una vuelta de tuerca al asunto y hablar de uno de los personajes que se daban cita, digo que se daban porque este 2021, herencia de la pandemia, no se podrá ver como es el narrador de fútbol, más conocido como el Cañón, cuyo nombre de pila bautismal responde al de Julio César Zapata Toro, el hombre nacido en el Bajo Cauca, concretamente en El Bagre, quien a fuerza de lidia y esfuerzo personal se pudo abrir paso con su voz en el muy competido campo de la narración de nuestro país. Antes de que se nos pase por alto, debemos decir que nuestra región también logró estar en el sitial de los campeones cuando en el año 1990 y de la mano del técnico Hernán Darío Villa Agudelo, el onceno infantil de Zaragoza de las Palmas y de la Piña de Oro se alzó con el codiciado trofeo.
El año pasado, cuando todos éramos otros, y en ese hermoso escenario deportivo ubicado en el occidente de la ciudad, pude hablar a lo ancho y a lo largo con este personaje que, sin duda, es una de las figuras que tenemos para mostrar de nuestra martirizada región, desde donde salió animado por una sentencia que le dictó su señor padre, don Luciano, y que se le quedó grabada para siempre, como si la hubiése esculpido en mármol: ¡si no estudias, aquí te espera un trapito rojo! que no era otro que la representación de quienes por esas cosas del destino se ven obligados a ejercer ciertos trabajos que algunos califican de duros, pero que no es más que buscar el pan de cada día con el verdadero sudor de su frente, sobre todo allá cuando la temperatura más benéfica pone a los termómetros a marcar los 31° centígrados a la sombra.
El Cañón desprende por todos lados un aire de sencillez y de nobleza, razón por la cual me fue difícil abordar un tema como es el de las preferencias que tienen los oyentes con sus narradores, sobre todo porque es evidente y de naturaleza humana, que todos se crean ocupar el primer lugar, y al indagarle sobre el tema, me entregó como respuesta el resultado de una encuesta llamada Evaluación Estadística de Narradores de Medellín, realizada por 35 estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, bajo la orientación del docente Rafael de J. Mira, la cual recoge seis variables y donde las cifras lo ponen en el primer lugar.
Según el documento, para la realización de este análisis se escogieron cuatro narradores deportivos con alto grado de participación en la locución nacional y para reducir el margen de error se decidió que esos locutores sean de la ciudad de Medellín. Allí se examinan, por ejemplo, el tiempo de duración de la narración del gol, la nitidez de esa narración; la manera como canta el gol del equipo local y el del visitante, luego la calificación del comentarista, la imparcialidad para cantar el gol del equipo visitante; y, por último, se califica la voz del locutor.
Los cuadros estadísticos arrojaron los siguientes resultados en cuatro de las variables ya mencionadas, cuya calificación fue la siguiente:
Nitidez: Julio César Zapata: 4.7; Rafagol Linares: 4.3; Jorge Eliécer Torres: 4.3; Luis Fernando Múnera Eastman: 1.5.
Gol local: Julio César Zapata: 4.7; Rafagol Linares: 4.5; Luis Fernando Múnera Eastman: 4.5; Jorge Eliécer Torres: 4.4.
Gol visitante: Julio César Zapata: 3.7; Rafagol Linares: 3.5; Jorge Eliécer Torres: 2.25 y Luis Fernando Múnera Eastman: 1.37.
En materia de Imparcialidad, los resultados fueron así: Julio César Zapata: 3.6; Rafagol Linares: 2.2; Jorge Eliécer Torres: 1.7 y Luis Fernando Múnera Eastman: 1.2.
Sobre el timbre de Voz, la evaluación arrojó los siguientes resultados: Julio César Zapata: 4.8; Rafagol Linares: 4.4; Jorge Eliécer Torres: 3.6 y Luis Fernando Múnera Eastman: 2.6.
Finalmente sobre la duración para narrar un gol: Julio César Zapata: 4.8; Rafagol Linares: 3.9; Luis Fernando Múnera Eastman: 3.5 y Jorge Eliécer Torres: 3.4.
Con esos datos, el hijo de doña Rafaela y don Luciano se puede dar por bien servido, dice uno acá desde la orilla de la vanidad y del ego, pero eso a él no le parece mover un ápice en su personalidad, llena de optimismo, a pesar de la pandemia, porque recuerda las luchas y los sacrificios que tuvo que hacer para lograr un espacio, no solo en la narración radial, sino como la persona que ha sido porque su vida se la ha ganado, no detrás de un micrófono, sino que fue su voluntad la que lo llevó a compartir el conocimiento para graduarse como pedagogo de la Normal Nacional de Varones del barrio Villahermosa en Medellín, para iniciar un recorrido por varios municipios antioqueños y barrios de esta capital en su calidad de educador, profesión que ejercía paralela a la narración de partidos amistosos hasta cuando el gran Mario Duque Duque, fallecido a finales del mes de octubre del año de la pandemia cuando vimos coronar a un virus, le dio la oportunidad de hacer su debut en el estadio Atanasio Girardot, para narrar las incidencias del partido entre el Atlético Nacional y el Deportivo Cali.
Recuerda que fue un domingo cuando se desgajaba un torrencial aguacero sobre la ciudad de Medellín y le tocó cantar el gol anotado por Aparecido Donizete de Oliveira, más conocido como Sapuca, para poner la cuenta uno a cero, a favor del local. Era el 2 de mayo de 1981.
Ahora, de repente, en la hora muerta de las dos de la tarde del martes 5 de enero, alzo la mirada hacia las graderías de la Marte 1 y me pregunto a mí mismo: ¡¿Carajo, qué se hicieron todos que este año no llegaron al Pony Fútbol?!