Bien dicen que el sentido común es a veces el menos común de los sentidos, y es una lástima en sí, porque quizás es el sentido que más nos auxilia y salva en los momentos en los que la política y sociedad se dan la mano. Y lo digo con cierto asombro, cierta indignación e indudable desesperanza.
Anoche leí un titular en el portal periodístico de Pulzo.com que decía lo siguiente: “Si gana Petro, ricos del país tendrían que pagar treinta y tres millones diarios en impuestos” y lo que más me impactó no fue la noticia misma, sino la cantidad de usuarios de redes sociales que celebraban esta suprema insensatez proveniente de un político que jamás ha tenido que administrar una pequeña, mediana o gran empresa para comprender así, la gravedad de sus declaraciones y propuestas (que la verdad, ya no me sorprenden).
¿Será que todas estas personas que celebran sin tapujo alguno esta noticia, y que señalan que los ricos merecen esto por solo ser ricos, son en verdad conscientes de lo qué significa esto para el país y para ellos? Seguro que no.
Según la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras), en 2021 la creación de empresas en el país aumentó un 10,6 % con respecto al año 2020, traducido en 307.679 compañías nuevas. Así mismo, según datos publicados por el Ministerio de Comercio en junio de 2021, en Colombia hay más de mil empresas grandes que generan un 22% de los empleos totales del país, mientras que las pequeñas y medianas compañías un 78%.
No obstante, aunque muchos no lo crean, algunas de estas pequeñas y medianas empresas se mantienen activas y/o vigentes gracias a que venden sus bienes y servicios a grandes corporaciones como los supermercados, bancos, restaurantes, almacenes de cadena, sitios turísticos y recreativos, etc. y es gracias a estas grandes empresas, que las PYMES existen.
Otras por su parte, ofrecen sus productos a la gente como usted y como yo, pero no por ello, pueden dejar de prescindir o requerir en determinado momento, la ayuda financiera de gigantes corporativos, como los bancos. En todo caso, es necesario recordar que el propósito fundamental de las PYMES es crecer al nivel de las grandes compañías y no quedarse en la misma escala actual, que les impida expandirse.
Para nadie, ni siquiera para las personas más ricas ni los empresarios más grandes de Colombia, es sustentable pagar 990 millones de pesos en impuestos mensuales, que se traducen en aproximadamente 11.880 millones de pesos colombianos al año, eso SOLO en impuestos.
Es decir, cada uno de esos 4000 ricos y empresarios a los que Gustavo Petro les va a cobrar dinero van a tener que darle al Estado esa millonaria suma y van a entrar en una profunda crisis económica, dado que, aunque no lo crean, las empresas NO solo tienen que pagar tributos o impuestos al estado, sino que además deben pagarles a sus empleados, proveedores (si, algunos de ellos PYMES), adquirir equipos para sus respectivas operaciones y costear el gasto derivado de los servicios públicos utilizados. (agua, luz, internet, gas). ¿Es esto una cuestión sustentable esto? No.
Ahora bien, por si no lo saben, gran parte de esos ricos y empresarios que tanto detestan tienen corporaciones en nuestro país, que generan múltiples empleos y, por ende, ingresos en cada una de las familias de sus empleados; al no ser esta una cuestión económicamente sustentable, los ricos y empresarios no tendrán más remedio que cerrar sus compañías en Colombia, generando así, la pérdida de una gran cantidad de puestos de trabajo y un mayor grado de pobreza, de la que vive actualmente el país.
Seguramente algunos de ustedes dirán que las empresas nunca pierden y que les saldrá más caro a éstas trasladarse a países como Estados Unidos y países europeos, porque aquí no pagan nada; otros abogarán porque estas empresas se vayan y lleguen otras a reemplazarlas.
Ninguna empresa va a ser tan ingenua de entrar a operar en Colombia, viendo que otras compañías están saliendo del país porque financieramente las están desangrando. Ese absurdo dilema de reemplazo de empresas, ni siquiera llega a estar contemplado en el mundo de los hermanos Grimm, ni Narnia; bájense de la nube, el mundo no funciona así.
Algunas PYMES como ya lo indicamos, venden bienes y servicios a grandes empresas y si estas últimas se van, las pequeñas y medianas empresas estarán en riesgo inminente de quebrar. Todas las empresas, grandes o pequeñas, tarde o temprano desaparecerán.
Cultural y educativamente se nos ha enseñado una lección nociva y peligrosa: Odiar al rico y al empresario, cuando en verdad, podemos encontrar en ellos no solo el sustento diario, sino la inspiración necesaria para comenzar la ruta del emprendimiento, en caso de querer comenzar un nuevo destino.
No es gratuito que algunos sectores políticos y económicos aboguen por una reducción de los impuestos a las empresas (sobre todo a las PYMES), ya que, si esto se aplicara, habría sin duda alguna una mayor apertura de empleabilidad y un óptimo nivel de remuneración salarial para los trabajadores del país.
¿Quién perderá al final, el rico y el empresario que cierra las puertas de su compañía en Colombia y monta su negocio en otro país, o el empleado que pierde su trabajo porque la compañía para la que laboraba, ya no opera más aquí?