Para los líderes políticos tolimenses invertir en el desarrollo local es visto como un desperdicio de tiempo y dinero en una percepción de incapacidad para prosperar que los tolimenses tienen de sí mismos, pues por la falta de educación y en especial de educación política votan por los menos indicados a la luz de un tamal o de algún dinero, se acostumbraron a votar por el peor, en una negación a la vida y a la razón, venden el voto o permiten que extraños voten en el municipio violando la normatividad legal vigente. Porque primero debemos reconocernos como iguales y con suficientes habilidades para un cambio en la sociedad, como seres humanos vitales sin marginación, colonialismo, misoginia, homofobia, aporofobia, racismo y clasismo entre otras tantas taras.
Cuando el pueblo dice que los políticos trabajan para ellos mismos y no para la comunidad, es una gran verdad y estamos ante la más cruda realidad.
Dirigentes que solo piensan en sus intereses económicos personales, y que siguen anclados en el pasado, a la manera de la dirigencia colombiana del siglo XIX cuando unas elites engreídas para quienes solo importaba las elites de otras regiones y los intercambios de favores entre sí excluyendo a negros, indios y pobres.
Las elites municipales siguen fieles al periodo colonial, cuando se produjo una sociedad jerarquizada, primero los españoles blancos ricos, luego los españoles blancos pobres, los indios y los negros al final. En la actualidad no se ha cambiado mucho, pues se oye a los ricos locales hablar como de “esa negra debería estar en la cocina” o bien “a esa negra le regalaron el título universitario “o “no sea indio, no sea hp”.
Si analizamos las obras de los señores alcaldes veremos estas se realizan de tres maneras: una, reconstruir el parque municipal, el palacio municipal, la plaza de mercado municipal, el teatro Tolima, tantas veces reconstruido. Reconstrucciones innecesarias. Dos, haciendo obras que no se necesitan cuando un municipio tiene necesidad de centros de acopio de alimentos de la producción campesina, de refrigeradores para conservar alimentos y de ofrecer los productos locales al comercio nacional e internacional, se hacen polideportivos que no se utilizan y que permanecen abandonados como guaridas de malandros y la última manera demorando la “obra”, recordemos el panóptico que para transformarse en museo del Tolima invirtió la poca suma de veinte años, del 2004 al 2022.
Este cuadro anterior permite colegir el porque de la pobreza de las mayorías tolimenses, pero hay mas causas, como, el marginalismo, qué es estar al margen del desarrollo, perteneciendo al grupo de los que no tienen nada, característica principal de las sociedades subdesarrolladas.
El colonialismo interno, el practicado cuando se explota a los pobres, cuando los ricos niegan los derechos a los pobres no haciendo pagos de pensión, salud, liquidaciones, cesantías, etc. La tacañería de los ricos que es manera sutil de ocultar el rechazo al otro.
Decía Alejandro López en su libro Problemas colombianos hace un siglo sobre el Tolima: “grandes extensiones cubiertas de pastos naturales y artificiales, pero no se encuentra una choza ni una huerta, que nos es tan familiar a los antioqueños; las gentes parecen estatuas de desidia y abandono, incapaces de esfuerzo serio. Esas tierras del Tolima tienen una ventaja: una población central, en medio de la zona mas poblada de Colombia, con ríos navegables, ferrocarriles y caminos, como ninguna otra, con mercados fáciles para todo producto…… Si se hubiera tratado a las pobres gentes del Tolima en la guerra de guerrillas de 1900, siquiera como los franceses manejan a Argelia con medidas como las de Lyautey, la guerra de 1900 no habría durado la tercera parte del tiempo ni habría quedado el país tan desolado”
(Problemas colombianos. Alejandro López. Paris, editorial Paris-América, 1927, página 55).
El 50 % de la capacidad productiva y cultural es marginada en el departamento del Tolima, si se incluyera sería de hecho un departamento rico, pero tampoco existe solidaridad por parte de los empresarios, no comparten de igual a igual ni iniciativas ni riesgos con su capital por miedo y por ignorancia.