Lo ocurrido en Ibagué en días recientes con motivo de la cancelación del Jamming Festival debe constituirse en un referente para las distintas administraciones locales y regionales. En un principio el sentimiento generalizado fue de descontento e ira por cuanto innumerables emprendedores y empresarios vieron frustrados sus anhelos de comercializar sus productos e iniciativas. Amenazas de demandas, exigencia de devolución de dineros invertidos, indemnizaciones, protestas y todo un cúmulo de acciones que pretendían de alguna manera buscar resarcir los daños ocasionados por la cancelación de este evento.
Cientos de pequeños y medianos comerciantes quedaron con los crespos hechos. Su indignación era justa y razonable. Grupos musicales, artistas, empresarios y vendedores ambulantes vieron esfumarse una gran oportunidad de recuperar su maltrecha economía, afectada por una pandemia y las consecuentes medidas biológicas y sanitarias que obligaron a un cese indefinido de sus presentaciones en público.
Pero cuando los hechos estaban a punto de pasar a alteraciones de orden público, aparece la voz espontanea de un pueblo que se convoca a sí mismo a rodear a sus artistas y emprendedores para impedir su inminente quiebra e imposibilidad de asumir el pago de créditos y compromisos adquiridos. Se realiza un festival popular en el cual se presentan orquestas, grupos y artistas permitiendo la comercialización de productos de todo tipo. Ibagué se constituye en ese ejemplo de solidaridad que debe convocarnos a todos los colombianos en momentos como los actuales donde la economía sufre uno de sus más duros golpes y reveses, especialmente para un gremio tan importante como el cultural.
En Ibagué se supera de esta manera uno de los problemas más graves y difíciles y, por el contrario, se incentiva y fomenta una nueva forma de economía solidaria que beneficia a un sinnúmero de actores sociales y económicos. En pocos días se logra restablecer el orden y la confianza ciudadana, se mueve la economía, se estimula el comercio y se fomenta el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. Se restablece de esta manera la confianza ciudadana y empresarial con unos gobernantes que, entendiendo los difíciles momentos que se atraviesa en las distintas regiones de Colombia, facilitan las iniciativas que dinamizan la economía.
La anterior reflexión para preguntarnos qué podemos hacer los nariñenses y los pastusos para salir de este atolladero en que nos sumió una pandemia y su consecuente cierre de empresas, fábricas, bares, hoteles, restaurantes y todo tipo de locales comerciales. Pues fácil y sencillo: organizar nuestro propio Cuymming en uno de los lugares más propicios, la Plaza del Carnaval, que raras veces se utiliza y cuando se lo hace es, simplemente, para eventos pequeños y de escasa movilidad económica y comercial.
La Plaza del Carnaval se ha constituido, quizá por falta de iniciativas y escasa mirada de nuestros gobernantes y secretarios, en un verdadero despropósito urbanístico. Se utiliza para eventos pequeños, intrascendentes, carentes de una verdadera repercusión económica y cultural. El llamado es para que sea este el escenario en el cual reactivemos nuestra economía local y regional, con presentación permanente de artistas, músicos, pintores, y emprendedores. Se puede pensar en un gran evento mensual donde todos aportemos de una manera original y efectiva a dinamizar los diferentes eventos que en ella se puede organizar y promover.
Por supuesto que también hacemos referencia al orden y la calma, a la firmeza de unas autoridades que impidan la alteración del orden público. Aunando esfuerzos se puede sacar adelante este Festival Cuymming con pequeños y medianos empresarios que promuevan y faciliten la venta y promoción de productos regionales, gastronomía, cultura, arte, artesanías, música y todo cuanto implique región y economía.
Es la Plaza del Carnaval el escenario natural que nos permite y facilita pensar en un Festival Cuymming de grandes dimensiones y repercusiones. Formulamos un respetuoso llamado a nuestras autoridades y empresarios en el sentido de hacer suya esta propuesta ciudadana. Es con arte, música, pintura, alegría y sonrisas como superaremos definitivamente los estragos causados por una pandemia que aun nos mantiene en estado de alerta.