Del himno de Uribe al himno de Santos

Del himno de Uribe al himno de Santos

Pasamos de ver cabezas de ganado a hinchas con los colores patrios

Por: Andres Correa-Lugos
agosto 08, 2014
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Del himno de Uribe al himno de Santos
emisoraatlantico.com

La metáfora nos moviliza. Es la que hace posible hacer un tránsito desde lo que percibimos hasta el arca de nuestra ideología o en sentido inverso hace que una ideología llegue a ser percibida y guardada por el otro. La fuerza de estas metáforas –cotidianamente usadas por todos- han sido el mecanismo político por excelencia para legitimar y de alguna manera reprogramar la percepción del contorno social. En otras palabras, la metáfora cumple la función de dejarnos un mensaje el cual germinará en nuestra mente e influenciará futuras decisiones. Si a este vehículo le anexamos un aparato sonoro y grafico tenemos una bomba de ideas eficiente la cual transformará a mediano y largo plazo los intereses particulares de las personas. Es por esta razón que se hicieron necesarios los himnos nacionales, como mecanismo de legitimización y programación para afianzar la idea de un estado protector, bienhechor y que a la larga nos brinda felicidad así la espera en una sala de urgencias o la inseguridad en la calle diga lo contrario. Son cientos los trabajos que analizan las metáforas dejadas a lo largo de los jingles tanto de fines comerciales como políticos, ejemplo de este tenemos el libro “mitología” de Rolland Barthes quien con un certero análisis y una pericia cual Sherlock Holmes fuese desarma y vuelve a armar estos vehículos llamados metáforas.

Con los dos últimos programas políticos en Colombia del siglo XXI (el de Uribe y Santos) se hizo de la propaganda y el bombardeo ideológico el principal aliado para convidar votantes y en algunos casos hasta convertir fanáticos. Es tanta la necesidad de vender las ideas que se han hecho dos videos de himno nacional en lo que va corrido del siglo XXI, el primero en el año del 2002 para la posesión de Uribe y este año para el segundo mandato de Santos se “estrenó” la nueva producción y de esta manera no seguir re-encauchando y promoviendo las ideas uribistas (que serían contraproducentes para Santos y lo que supuestamente trata de hacer). Hacer un análisis lleva separar por piezas, desmembrar aquí, unir allá y comparar con lo otro. Después de 8 años del gobierno Uribe y 4 del primer tiempo de Santos se nos hace posible tratar de saber lo que se nos venía encima con la carga ideológica de los dos mandatarios.

Trataré de hacer un recorrido rápido, pero pienso hacer un estudio más serio de estas imágenes para su posterior presentación (lo prometo)

El himno del 2002.

La verdad no había detallado el himno después de la era post-Uribe mi reacción fue un susto que recorrió mi cuerpo y pensé ¡que ciegos fuimos! Estábamos a las puertas de un megalómano, totalizador con ansias por reproducir una cultura pan-antioqueña. El himno de la política Uribe promueve un orden de carácter militar en la población civil (en este caso niños) la uniformidad reina a lo largo del video al ver cientos de infantes formados rindiéndole culto a los símbolos patrios formando una cuadrícula tan perfecta que tentaría a más de un amante del sudoku a llenar con números del 1 al 9.

Al comienzo sale una anciana de ascendencia indígena tejiendo una mochila con colores amarillo, azul y rojo. Su rostro hace justicia a la vida dura donde el trenzado de fibras vegetales más que un arte que inmortaliza costumbres ancestrales se convirtió en la forma de ganar dinero al ser convertidas en “artesanías” y vendidas al 200% de lo que se le es pagada a esta mujer tejedora. Negocio que los hijos del expresidente conocen bien y genera bastante ganancias (no tanto como las zonas francas o el reciclaje, pero el que come de todo no se muere de hambre).

Si hay algo que mostró el gobierno anterior fue su pasión por las fuerzas militares (si bien es cierto que las fuerzas militares es uno de los pilares de una nación) estas son llevadas desde un ambiente nuclear hasta lo macro-institucional, desde una familia antioqueña la cual recorre el metro de Medellín para saludar a su padre que es policía hasta el “alcance” militar de nuestras fuerzas armadas con sus radares protegiendo millas marítimas en el caribe, las mismas que perdimos empeñadas en la era Uribe y vino a estallar el escándalo a mediados del gobierno Santos.

Al comienzo les hablaba de la promoción de una imagen pan-antioqueña, pues lógicamente eso es lo que le gustaba al mayordomo que tuvo esta hacienda que llamamos Colombia del 2002 al 2010 con imágenes de miles de cabezas de ganado, colombianos trabajando al sol en ingenios azucareros o esos tiernos jeeps cargados de plátanos, bultos de café (que nos pagan a huevo en el exterior) y después vuelve aquí para ser revendido. En pocas palabras hay que “trabajar, trabajar y trabajar” y de eso es lo que está lleno el video, colombianos asalariados trabajando sin ninguna rastro de una educación para dignificar, tecnificar (ni siquiera el SENA aparece) espero que ver el video nos cotice a todos los colombianos así sea una semana de pensiones (una ligera contribución a las 25 semanas que sube la pensión cada año desde la era Uribe)

Por último, me pareció particular la mención al ejercicio de la democracia, al mostrar en un plano en un sitio que podría ser la olvidada y tan prometida Choco una mesa de la Registraduría Nacional donde un colombiano que cree en la democracia ejerce su derecho al voto, ciudadano que es tenido en cuenta en periodos de elecciones y posteriormente es arrojado al olvido institucional siendo aceptado de nuevo por el único que lo recibe y abraza sin importar un voto: El mar en su vida de pescador.

El himno 2014

Antes de hablar del himno 2014 quisiera hacer una observación. Del 2002 al 2014 el mundo ha cambiado de manera sustancial, el surgimiento de las redes sociales y la conectividad de alta velocidad cambió el mundo de la misma manera que cambió la práctica de hacer política. Vivimos en una ilusión de la instantaneidad donde pensamos que todo lo conocemos y todo podemos opinar (lo cual es PARCIALMENTE cierto, pues esa información pasa primero por gurús de la información quienes dan forma o de-forman lo que nosotros en nuestra ilusión de independencia creemos nos llega recién salido del horno para ser opinado).

Entramos al himno con un hermoso cielo donde se ven los colores patrios generando un sentimiento de plenitud. En otras palabras: - Vivimos en el cielo, el cielo viste de amarillo azul y rojo “comprende las palabras de quien murió en la cruz” pero si el que murió en la cruz es colombiano, vea el cielo tiene los colores de la selección, dios es colombiano –piensa el mismo colombiano que como todos se parrandeó el mundial e incluso hoy, casi un mes después de la fiesta del fútbol sigue repitiendo los goles de la selección.

Esa es la transformación esencial que tuvo la ideología nacional. Ser patriota es lo mismo que ser hincha de la selección, se pasó de los niños uniformados y cuadriculados con un paño unicolor que en masa formaban una bandera a una individualización del hincha que viste los colores patrios en una camisa de una firma alemana la cual original cuesta digamos que 200 mil pesos pero que en este país de recursivos y de la informalidad la puedo conseguir en cualquier esquina por “20 lucas”. Todos hacemos parte del delirio colectivo en el cual lo gozan en especial la población productiva del país con celebraciones desde luego acompañadas con la tradicional cerveza colombiana que ahora le pertenece a una firma sudafricana ¿Globalización?¿Dónde?

En menor intensidad seguimos los triunfos de ciclistas atletas olímpicos, la gran mayoría de poblaciones marginadas acostumbrados a trabajar con las uñas y con historias de desplazamiento y violencia -así sectores de extrema derecha nieguen que Colombia lleve por barato medio siglo en conflicto- el himno del 2014 pasó del anterior de mostrar a una Colombia rural a una Colombia con ciudades competentes y autónomas (supuestamente) con población diversa. Todos tenemos algún rastro de ascendencia indígena, pero ahora nos auto-anexamos a tribus urbanas o delimitaciones socio-culturales de otras partes del mundo ¿Costeño? ¿Cachaco? Son delimitaciones tan generales que ahora lo hípster, vintage, metalcore, Chav (ñero) define mejor lo que está produciendo demográficamente Colombia.

Aparte de los emporios culturales llegó el emporio de la comunicación masificada mejor representada en la tecnología de smartphones y tabs ¿se dieron cuenta? En la segunda parte de la columna tengo que hablar en spanglish pues los objetos están diseñados para unificar a todos las personas del mundo en medio de su supuesta individualización y comercio de la plenitud. De esta manera imágenes como un hombre disfrutando una conversación en una zona alejada del país o un niño de 6-7 sentado con una tableta en la calle disque aprendiendo cuando en realidad debe estar pasando un nivel de angry birds o pidiendo energía en algún atolladero de Candy Crush (de seguro al senador Benedetti, quien aprovecha las sesiones para adelantar los niveles mientras se debate ¿será que enviamos agua o no a La Guajira?

La mención a las fuerzas militares cambia radicalmente, ya no se muestra en un contexto de conflicto sino más bien imaginado en un escenario de postconflicto, pero vaya sorpresa al hacer énfasis en los militares con una acción política ¿recuerdan la campaña del “NO” de Petro o de la “PAZ” de Santos en la palma de la mano? Bueno, ahora fue sustituido por tres franjas de color “amarillo, azul y rojo” –apenitas para usar en el próximo amistoso contra Brasil cuando volvamos a sentirnos orgullosos de ser colombianos mientras algún artista masacra la letra del himno y rogamos por la libertad de Ublime-

@Andres_Lugos

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