Del golpe blando al neogolpe

Del golpe blando al neogolpe

Estas líneas bucean en las aguas enrarecidas del ambiente político nacional de Colombia y a la luz de la ciencia política busca caracterizar nuestra condición

Por: José Ignacio Correa M.
septiembre 30, 2024
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Del golpe blando al neogolpe

Con ánimo exploratorio y abierto al debate, estas líneas bucean en las aguas enrarecidas del ambiente político nacional y se pone en diálogo lo que ocurre en Colombia y otros países y, a la luz de la ciencia política, busca caracterizar nuestra condición. 

¿Progresa la política y se estanca la ciencia política? 

Nuevos actores, nuevas agencias bajo el manto de idénticas explicaciones teóricas: se reestructuran las luchas por el poder, cambian los sujetos, se radicalizan las ideologías y pareciera que la ciencia política trata de sostener su andamiaje con las mismas narrativas de hace cincuenta o más años.

En aras de los acuerdos, hemos convenido en que la democracia  –a pesar de sus vicisitudes–  es el sistema que mejor posibilita la convivencia, en tanto existen normas compartidas que guían “la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más alta participación posible de los interesados” (Bobbio, 2005).

Y, en tanto complemento de lo anterior, como concepto compartido, entendemos la política como aquel “conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crea un determinado orden, organizando la coexistencia humana en el contexto de la conflictividad derivada de lo político”, es decir, de la pugna por hacerse al poder (Mouffe, 2007).

Adicionalmente, la vieja contienda entre democracia  –por una lado–  y revolución  –por el otro–, tiende a perder sus fronteras ideológicas, cuando estudiosos han avanzado en la dirección de proponer que “la tarea de la izquierda no puede consistir en renegar de la ideología liberal democrática sino, al contrario, en profundizarla y expandirla en la dirección de una democracia radicalizada y plural” (Laclau y Mouffe, 2006) y, los políticos, por su parte, han buscado ponerle pueblo (‘demos’) a la democracia para defenderla con la presencia de las masas en calles y plazas; y, juntos, teóricos y políticos han construido una versión alternativa del populismo, desligada de los excesos retóricos y del desprestigio en que lo han sumido las acciones de la izquierda y la derecha en el mundo actual (Laclau, La razón populista, 2006).

Y será en esta arena (la democracia, la lucha por el poder [lo político] y el populismo) donde se asoman  –con mayor frecuencia en los últimos tiempos–  los significantes vacíos del golpe blando, la dictadura y la dictablanda. Y, cómo no, allí debe estar la ciencia política para dar cuenta de lo que ocurre, así deba actualizar sus propias narrativas.

Acerca de un neogolpe

El presidente de México denunció hace algún tiempo cómo se venía fraguando en su país lo que él denominó un ‘golpe de Estado técnico’, por parte del aparato judicial que se fue lanza en ristre contra las reformas que buscó impulsar y que, en buena parte, terminaron siendo asfixiadas por los guardianes de la Ley, tan bien caracterizados por el genio de Kafka.

A pesar de ello, su partido continuará gobernando y, con un congreso mayoritariamente a su favor, impulsa una ley para llevar a cabo la elección popular de jueces y magistrados.

El presidente de los franceses ha desconocido una regla de juego de su sistema democrático, la de escoger un primer ministro perteneciente al partido más votado en las elecciones legislativas y se decantó por un político conservador y un gabinete más proclive a la extrema derecha, dejando por fuera al partido mayoritario del parlamento nacional.

A pesar de ello, según los analistas, Mélenchon mantiene una amplia favorabilidad para ser el presidente francés en 2027 y la prensa de países como Inglaterra hablan de que no es normal lo ocurrido y lo califican de ‘coup’, esto es, golpe.

El presidente de los colombianos, desde los inicios mismos de su mandato, se ha visto en un ambiente enrarecido, en el que se juega el poder  –como si se estuviera en justa electoral–  y ha recibido embates de instituciones y personas, en lo que el mismo Petro no ha dudado en denominar “golpe blando”, es decir, un reacomodamiento de fuerzas que buscaría instaurar una dictablanda, pues no les suena el ámbito de una dictadura.

Sea cual fuere la denominación que se quiera adoptar, lo cierto es que la derecha internacional se ha venido reagrupando y fortaleciendo en sus aspiraciones de retoma del poder, allí donde lo ha perdido. Al efecto, no ha dudado en compartir intertextualmente las dos estrategias que les han sido de utilidad en otros espacios (Argentina, por ejemplo, donde ya lo han recuperado): el lawfaire (una justicia parcializada en casos emblemáticos: Argentina, México, Colombia…) y el mediafaire (“las cloacas de la prensa”, de que hablan algunos: España, Brasil, Colombia…), con el agravante de que en nuestro país aún no se ha superado el espectro redivivo de la violencia fratricida y el atentado personal.

Y es allí, en ese espacio que debiera ser de debate de ideas y de confrontación de propuestas de gobierno, donde se hacen presentes los conglomerados económicos, las élites viudas del poder, los políticos y las canonjías a que han estado acostumbrados, los medios de comunicación  –de propiedad de aquellos mismos conglomerados–  y una justicia no pocas veces proclive a los políticos tradicionales, las élites y los grupos de poder.

Y es allí, en ese espacio que debiera ser de debate de ideas y de confrontación de propuestas de gobierno, donde se urde algo que no es normal y que responde más a lo que los periódicos ingleses han denominado ‘coup’ y que, en nuestro países, viene a ser algo así como un ‘neogolpe’, en analogía con la ‘neolengua’ y el ‘doblepensar’ de que hablaba Orwell: pensar una cosa, decir lo opuesto y creer en los dos, al mismo tiempo. O, en el caso que no ocupa, hablar de democracia, negar la opción ideológico-política opuesta a la nuestra y dejar en la ambiente la amenaza de un potencial quiebre democrático.

Sí, no hay duda, se hablará entonces de un neogolpe.

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