Qué preocupante se está poniendo la situación en Colombia, pues la renuncia del ministro Botero que se produjo a regañadientes y que no la salvará a él ni al gobierno de la moción de censura nos presenta un nuevo y peligroso panorama político y de orden público.
Acá el señor presidente y su asesor espiritual no pueden meter la cabeza en la arena, echándole culpas de la falta de gobernabilidad que apreciamos a Cuba, Venezuela, al tal Foro de São Paulo o a lo que llaman la izquierda internacional.
Señores, el mundo cambió de manera acelerada, sigue su avance. Sin embargo, Colombia está retrocediendo y estamos regresando al año 1978 con el mismo cuentico de Turbay Ayala con el tema de que Cuba está conspirando. En ese momento se puso al país en estado de sitio y se dictó el estatuto de seguridad, bien ejecutado por el general Camacho Leyva.
Los acontecimientos de la semana pasada no pueden pasar de agache. Hoy el presidente está más solo que nunca, pues ya no son solo Robledo y Petro quienes se atreven a denunciar lo que ocurre. Ya se suma Gaviria y sus liberales, Vargas Lleras y su tal Cambio Radical, y muchos del Partido de la U.
No es el momento de seguir insistiendo más con el hijo de don Lorenzo Botero y seguir presentándolo como un paladín y víctima de la injusticia, pues eso hace que el señor presidente caiga en el mismo campo minado de desaciertos e improvisaciones en el cual sucumbió el hoy exministro.
Se dice que van por la cabeza del ministro de Agricultura. Y repito, no es Petro ni Robledo, es la antigua coalición de gobierno. Así están hoy las cosas.
Además, el Centro Democrático se durmió en sus laureles y pensó que con la cantidad de votos de las presidenciales y con Uribe como director de orquesta el país estaba listo para seguir dándole palo a Santos y desbaratar lo poco que este había hecho. Pues bien, resulta que se equivocaron del todo.
El señor presidente y sus funcionarios hoy se quejan de su falta de gobernabilidad y le echan la culpa al anterior gobierno, como si durante ocho años que duró su férrea oposición no supieran cómo estaban las cosas.
Acá no se admiten más excusas ni fábulas de foros de izquierda. Acá se deben hacer virajes urgentes con un gobierno plural donde se integre a todo el país, incluido a Petro y compañía.
El aire fresco que nos dejaron las elecciones en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Villavicencio, entre otras ciudades, sin contar las gobernaciones, así lo indica. No obstante, el gobierno no ha visto esa realidad y creo que no la quiere ver, apartándose del querer popular. Esto es lo que ha dado el más bajo margen de popularidad del que se tenga noticia.
Y al presidente, a quien le gusta tanto lidiar con los problemas de los países vecinos, le hacemos caer en cuenta de que en Chile, además de los graves disturbios y saqueos, la gente no parará hasta que su amigo y cómplice Piñera no deje la presidencia por no moverse a tiempo.
