El día que pasó a la semifinal del concurso de talento más importante en Italia, los 190 centímetros de Brayan Ramírez solo tenían un pequeño bañador azul. El resto de su cuerpo negro y musculoso, desnudo. Sonaba Chandelier y 20 italianas, rubias y pelirojas, corrieron al escenario, lo cargaron y cuando lo volvieron a bajar, comenzaron a bailar bajo su mando.
Ese día de cuartos de final del programa de televisión Amici di Maria De Filippi fue la coronación para Brayan, un caleño nacido en Aguablanca -uno de los barrios más peligrosos de Colombia- convirtiéndose en el personaje más votado de Amici, el programa más famoso hace 10 años en Italia.
Brayan nació en una pieza alquilada por su mamá, una empleada del servicio, cerca al puente de los Mil Días, una estructura caleña que tiene ese nombre porque casi no lo terminan de construir.
De niño, Brayan no saludaba. Se escondía tras la ropa que colgaba mientras se secaba, y miraba a los visitantes de la casa con temor. Su mamá, Hemelina, era empleada de una familia que vive a las afueras de Cali. Llevaba 12 años con ellos y el pequeño era como un hijo más en la familia. Pero no le gustaban los extraños.
Oltre la prova proibitiva, Bryan e Lauren hanno anche tante altre coreografie da preparare per la sfida diretta di domani ? #Amici17 pic.twitter.com/ydDQR59fI3
— Amici Ufficiale (@AmiciUfficiale) May 18, 2018
No era un niño fácil, y su mamá tuvo que llevárselo cinco años para Buenaventura. Lo cuidaba su abuela, pero cuando cumplió seis años, lo devolvieron para Cali. El puerto no es un ambiente fácil para un muchacho.
La señora donde trabajaba Hemelina la convenció de inscribir a Brayan en Incolballet, la histórica escuela de danza de Cali. En las mañanas estudiaba baile, y en las tardes era un colegio tradicional. Pero Brayan no era fácil. A los 13 años tuvo que repetir el curso, pues si bien su desempeño artístico era impecable, era obvio que el niño aborrecía el estudio académico. Fue un momento crítico. Tuvo que lavar carros los fines de semana para mantener la beca escolar, y así ver las dos opciones para su vida: seguir bailando y pudiendo conquistar el mundo, o dedicarse a la rumba y el juego como cualquier otro joven y tener que rebuscarse la vida de otra manera.
Pero Brayan siempre escogió el baile. A los 16 años se ganó la primera beca para pasar tres meses del verano en Estados Unidos, y un año después repitió el honor. Le propusieron que al terminara el colegio se fuera a vivir a Estados Unidos, pero una hermana de la señora donde trabaja Hemelina tenía otros planes: Europa.
La academia Maurice Bejar es la más famosa en Suiza y una de las mejores en todo el mundo. Allá dijeron que recibirían los videos de Brayan como una audición. Apenas lo vieron bailar la primera pieza, le dijeron que volara para hacer una audición en persona. Se ganó a los profesores, y le dieron una beca de dos años.
Encima de las tablas, entre los exigentes ensayos de baile, Brayan se convirtió en el foco de los reflectores. También de las miradas de las mujeres, y enamoró a Erica, una italiana que también era bailarina. En el verano del 2017, después de casi un año de relación, Erica invitó a Brayan a conocer a su familia en Italia.
Ese viaje era provisional, pues Brayan tenía cupo asegurado en la compañía profesional de baile de la academía Maurice Bejar. Pero en Roma le presentaron a una profesora de danza, para quien se convirtió en una obsesión que ese negro de Aguablanca hiciera audiciones en Amici di Maria De Filippi. Pasó. Enamoró. Ahora compite en la final.
Su punto más alto en popularidad fue cuando el programa invitó, sin que él supiera, a su mamá para que lo acompañara. Hemelina, que nunca había volado en avión y conocía apenas un par de ciudades del Pacífico colombiano, empacó sus maletas y llegó al Aeropuerto Bonilla Aragón de Cali.
Abordó el avión sin saber que su silla, la 1A, era la más exclusiva del vuelo. Llegó a Roma y la recogió un chofer privado que la acompañó una semana mientras viajaba conociendo la ciudad junto a su hijo y su familia política, los allegados de Erica.
En su mejor momento, Brayan ahora está en su mejor momento. Esta semana se enfrenta a Carmen Ferreri, una bailarina urbana de Estados Unidos y se decidirá quien es el favorito de Italia. Se espera que más de seis millones de espectadores estén conectados en ese día para ver a Brayan, y más de un millón votarán por los dos finalistas a través de mensajes de SMS. Se juegan 30 mil euros.
Pero al final, Brayan para su mamá ya es un triunfador. Pero él, como le prometió cuando empezó a ver que tenía futuro en el ballet, espera ganarse esos euros para ayudarle a su mamá, ella que se lo jugó todo para sacar a Brayan de la pieza alquilada en Aguablanca.