Las emociones asociadas al afecto pueden ser extremadamente vigorosas, llegando con frecuencia a ser invencibles. El amor y la amistad en sus diversos perfiles actúan como importante facilitador de las relaciones humanas y, debido a su importancia psicológica central, es uno de las tramas más frecuentes en las costumbres más significativas
En todo momento, en cada tramo de la vida, estamos hurgados por la musa del amor o cariño. Es lo mismo que un acto de estímulo, que resplandece los semblantes, el entendimiento destila, es como si la energía omnipotente del universo irrumpiera en nuestro organismo; el amor emerge por los poros y abre el ámbito hacia la felicidad, que el ser humano busca y, además, percibimos.
Para que exista esa dicha de Dios, para recogerlo, hay que recompensarlo, saber darlo, impartirlo, compartirlo, con magnánimo regocijo. Con el axioma de que todo lo que se transfiere te será devuelto de la misma forma, como si fuera un homenaje que se apreciará sempiternamente.
Esa es mi valoración. Si uno tiene amor y amistad que ofrecer se puede considerar una persona poseedora de una fortuna inapreciable. El discurrir cotidiano nos pone en evidencia para revivir las más nobles emociones que dan la posibilidad que tengamos amor y amistad para compartir. No existe lugar para la ingratitud, el personalismo, la ambición, la codicia, la avidez y la envidia. Solo hay traspaso desinteresado. Lo que sí es incuestionable, irrefutable y absoluto es que el amor lo puede todo: lo negativo, la desilusión, el abandono, la compasión, el sufrimiento de la pérdida de un ser querido, las ingratitudes; en fin, todo lo que experimentamos en algunos ciclos y nos marca a veces, solo se puede mitigar, aplacándolo con amor: manifestándolo con el cariño incondicional, el acercamiento, los abrazos afectuosos, gestos que nos señalen que la vida es mucho más que todos los conflictos que nos puedan doblegar. El amor prorrumpe salvador, cómplice, perpetuamente amigo. Ese milagro abre puertas, clausura puerta, deja puertas entreabiertas, tumba puertas, en fin, derrumba el imperio de la tristeza.
Cuando dos personas se embelesan, es porque fueron tocadas por esa mano impalpable que guía el amor como pasión. Es por lo cual se debe cuidar como algo sin precio, como una fortuna intangible, para que no decaiga y con el tiempo despliegue esas pasiones con más fuerza.
Suministrarle a alguien todo tu amor o cariño nunca es indudable de que te corresponderá, pero no esperes que te recompensen, sólo espera que el amor florezca en el corazón de la otra persona, pero si no progresa, sé feliz porque prosperó en el tuyo.
La emoción intensa del ser humano llega a aquel que espera, aunque lo hayan desencantado, a aquel que aun cree, aunque sobrevenga la traición, a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y a aquel que tiene el coraje y la fe para edificar la confianza nuevamente.
“Si amas hasta que duela, no habrá más dolor, habrá amor", Françoise Sagan.