Del aguacate hass y otros cultivos que amenazan el futuro vallecaucano

Del aguacate hass y otros cultivos que amenazan el futuro vallecaucano

Escasez de agua, aridez y aumento de los índices de desplazamiento por falta de trabajo en fincas y haciendas son algunas de las consecuencias que traen

Por: Fernando Alexis Jiménez
julio 02, 2019
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Del aguacate hass y otros cultivos que amenazan el futuro vallecaucano
Foto: Pixabay

El Valle del Cauca está sitiado por tres modalidades de siembra que están agotando la tierra: la caña de azúcar, el pino y el aguacate. Tres productos que tienen un común denominador: generan escasez de agua, desencadenan aridez y alimentan los índices de desplazamiento por falta de trabajo en fincas y haciendas.

En el caso específico del aguacate hass, la geografía vallecaucana tiene más de 2.300 hectáreas sembradas con apoyo del Ministerio de Agricultura. El potencial de cultivo se está expandiendo como consecuencia de las "bondades" que promueven numerosos inversionistas sobre el llamado "oro verde". Exponen sus ventajas, pero dejan de lado los enormes perjuicios. Las evidencias saltan a la vista entre cultivadores de México, Perú y Chile. Lo incorporaron en su cadena productiva, y los beneficios fueron para unos pocos y los perjuicios para muchos.

La siembra masiva comenzó hace poco más de un año en Argelia, Roldanillo, Bolívar, La Unión, Caicedonia, Sevilla, Trujillo, Tuluá, El Cerrito y Palmira, pero ha copado otros territorios hasta alcanzar el 30% de los municipios del centro y norte del Departamento. De ahí que se pueda aportar al mercado, anualmente, más de 20.629 toneladas. A nivel nacional son 275 mil toneladas. Se siembra y, en cinco meses, se ven los resultados.

Cuando le hablan del asunto a los campesinos, les brillan los ojos. No alcanzan a dimensionar el problema. Será ganancia para hoy y hambre para mañana.

Parte de la zona centro y sur está en manos de cañicultores y la multinacional que plantó pino en cuanta zona de ladera encontró, con el fin de satisfacer la demanda de madera para la producción de cartón y papel.

Consecuencias de la masificación del cultivo

Ahora bien, de la mano con la promoción del aguacate hass están la deforestación, el agotamiento de fuentes de agua para su riego —lo que genera disminución en las posibilidades de irrigación para otros productos— y la utilización de fertilizantes y glifosato, este último en el ojo del huracán en Colombia.

El único quijote que ha venido cabalgando sobre múltiples denuncias ante las alcaldías, la Procuraduría y la Defensoría Regional, es el abogado y veedor ciudadano, Julián Zapata.

"De aquí a diez años, se verán los resultados. La realidad golpeará las ilusiones de decenas de campesinos que han cedido sus tierras para cultivarlo. Ignoran, por ejemplo, que en Michoacán, México, las tierras se volvieron áridas. A su paso, dejó desolación y pobreza. Y eso es precisamente lo que va a ocurrir con los nortevallecaucanos", explica tras admitir que lo infructuoso de su lucha, en gran medida, se debe a que las principales promotoras son empresas multinacionales que exportan hacia Europa, para satisfacer un mercado con una demanda cada vez mayor.

El problema social es grave porque, para poner un ejemplo, mientras que sembrar y cosechar una hectárea de cebolla larga como la que se produce en Tenerife, parte alta de El Cerrito, genera empleo para doce personas que siembran, riegan, podan, cosechan y distribuyen en las plazas de mercado, para el caso del aguacate hass, el número de trabajadores es 50% menor. ¿Y el restante 50% qué se pone a hacer? Se dedican a engrosar los cinturones de miseria.

El 70 por ciento de esta fruta producido en Colombia sale de Antioquia, el 2,0 por ciento de Cundinamarca y el Eje Cafetero, y un 10 por ciento del Valle del Cauca. En los últimos tres años las exportaciones colombianas de aguacate hass sumaron 140 millones de dólares.

Así las cosas, con unos pocos productores y financiadores a favor, millares de campesinos que ofrecen sus tierras esperanzados en tener ingresos permanentes y centenares de trabajadores en busca de empleo porque ya el campo no les ofrece garantías, no falta quienes coinciden con el abogado Julián Zapata en torno a que hay líneas de producción que no constituyen una panacea sino un perjuicio para los vallecaucanos.

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