Otro escándalo: un caso de difteria en España (“Un niño de Olot no vacunado, primer caso de difteria en España desde 1987” El País, 2 y 3 de junio, 2015). Hace algunos años tuvimos una pequeña epidemia de cólera en el Pacífico colombiano, sentí gran vergüenza por nuestro sistema de salud y la medicina que practicamos. La misma vergüenza deben sentir las autoridades sanitarias de Girona (Cataluña) con este caso. Son enfermedades que no deben existir en el mundo contemporáneo.
Quien haya sido testigo de los sufrimientos de un niño con difteria no puede olvidarlos. Usualmente los pacientes tienen menos de 5 años, el del caso español tiene 6, aunque a veces se ve en mayores de 60 años. Se transmite por las secreciones que el niño enfermo produce abundantemente por su obstrucción faríngea con babeo y tos “perruna”. El problema más evidente es que el tracto respiratorio superior está obstruido por membranas o seudomembranas, como se ve en la foto de arriba, con angustiosa sensación permanente de ahogo.
La bacteria además sintetiza una poderosa toxina causante de daño cardíaco y renal. El tratamiento es con antibióticos y una antitoxina. El grave problema es que esa antitoxina ya no se produce porque la enfermedad casi ha desaparecido en el mundo tras la vacunación rutinaria de infantes con la DPT contra difteria, tosferina y tétanos. En España hace una semana localizaron algunas dosis de la antitoxina en Suecia y Francia, con fecha vencida según El País. Finalmente en Rusia, donde ocurrió una epidemia con cientos de muertos tras el derrumbe de la URSS, se encontraron otras dosis días después.
La enfermedad casi siempre se ilustra con el Lazarillo de Tormes (1819) de Goya, arriba a la derecha. En realidad el cuadro representa un episodio distinto de la clásica novela picaresca no la difteria, pero muestra la única posible terapia en aquella época: intentar limpiar la obstrucción de la garganta como se pudiera.
La 6ª Sinfonía de Mahler (la Trágica, 1906) contiene dos o tres golpes de martillo en el movimiento final que representan según Alma, su esposa, los golpes del destino que en aquellos días deprimieron al compositor: el diagnóstico de su enfermedad cardíaca, su renuncia forzada a la Ópera de Viena y la muerte por difteria de su hijita María.
Oímos repetidamente cuando éramos estudiantes la clásica anécdota del niño salvado por su madre o abuela con una pluma de bimbo (pavo) insertada en la tráquea por debajo de las membranas de la difteria.
Todas estos son relatos históricos y la infección por Corynebacteriumdiphteriae también debió quedar en la historia tras las campañas globales de vacunación infantil. Pero ha regresado, ahora a España quizás después a otros países, porque ha disminuido la protección de la población con vacunas. La nota de El País explica que el niño no estaba vacunado porque sus padres confiaban en medicinas alternativas y formaban parte de una población “neorrural” que ha crecido en la zona del caso. Interpreto que no eran personas tradicionalmente campesinas sino de aquellas que se mudan a casas y pequeñas granjas huyendo al “sistema” y las grandes ciudades sin perder contacto con internet. Ahí está el problema pues circula desde hace años por la web una abundante información no científica en contra de las vacunas. Muchas personas que no confían en los sistemas de salud, por razones a veces respetables, deciden creer en todo lo que se publica en internet. Como se dice en el diario español están muy informados pero mal informados.
Y esto ocurre en todo el mundo. En algunas zonas de Los Ángeles (Santa Mónica, Beverly Hills) en EE. UU. el porcentaje de población vacunada es menor al de Chad o Sudán del sur en África según investigación del Hollywood Reporter (The Atlantic, septiembre 16, 2014). El 60 % -70 % de padres en algunas escuelas pidieron formalmente que sus hijos no fueran vacunados en campañas de salud pública. Para alcanzar inmunidad colectiva, cuando la alta proporción de vacunados protege a la minoría no vacunada, se necesitan niveles de inmunización de más del 90 %. Esta moda o tendencia a escoger no vacunación para los niños explica el aumento de casos de tosferina en California o la epidemia de sarampión en Disneylandia a comienzos del año. Más temprano que tarde se verán casos de difteria.
Nuestra cultura es contradictoria. Solicitamos ansiosamente vacunas contra el VIH, la malaria, el chikungunya pero tememos y no usamos las que tenemos a mano. Como las razones para no vacunarnos son variadas y vaporosas les recomiendo leer esta carta de una doctora dirigida a los padres
Dejémonos de vainas, vacunémonos tras sopesar el pequeñísimo riesgo individual al usar un fármaco biológico con la salud futura de millones. Hay miles de cosas más peligrosas digan lo que digan en internet.
