En Colombia muchos se han vuelto cada vez más facilistas, abusando de los domicilios y generando más basura.
La tecnología, sin duda, nos ha facilitado muchas cosas. Lo vemos con aplicaciones o plataformas como Domicilios, Rapi o Uber Eats, así como con los servicios a domicilio de muchos restaurantes y supermercados.
En el caso de los domicilios de las droguerías, el servicio sin duda es indispensable cuando el enfermo no está con ánimos ni puede salir a la calle para comprar los medicamentos por su propio pie.
Pero en general es simple flojera de salir, comodidad, facilismo puro, el que ha disparado los servicios de domicilios, con la consecuente generación de basura plástica y de icopor por montones.
Ojalá la próxima vez que tenga la tentación de pedir un domicilio piense en toda la basura que dejaría de generar si más bien va al restaurante a comerse ese plato de comida recién preparado y servido en vajilla convencional y lavable, o va al supermercado a escoger usted mismo sus frutas y verduras (sin meterlas en bolsa transparente, por supuesto).
Y los servicios domiciliarios, por su parte, también tienen que empezar a pensar más seriamente en cómo mitigar estos montones de basura plástica o de icopor que están contribuyendo a generar, promoviendo, por ejemplo, centros de acopio y reciclaje.
Pocas sociedades son tan difíciles de educar como la colombiana. Demuestre que usted puede ser más la excepción que la regla.