Se fue hace dos años, ¡Dos años! Y no nos acostumbramos a su ausencia. Iván Mejía Álvarez se hartó a sus 69 años de los medios y decidió desaparecer, sin embargo, hay gente que es tan importante que no necesita aparecer demasiado para que hablen de ella. Ha sido tan notoria la ausencia de Iván Mejía que en redes todo el tiempo se está recordando que no aparece, que si queremos saber de él tenemos que recurrir a sus trinos que alimentan portales como el nuestro.
A Iván tenemos que agradecerle siempre sus opiniones, su honestidad, esa que de pronto incomoda a canales de televisión que desean comentaristas mansitos y sin ningún tipo de conceptos políticos. Si, Mejía quería retirarse a su paraíso en Cartagena, todo muy bien, pero faltó una contraoferta por parte de Win Sports, el canal en donde trabajaba y de Caracol Radio para que no abandonara por completo El Pulso del Fútbol y no nos dejaran en manos del Joven Londoño y del Reverendo Rentería.
Julio Sánchez Cristo, antes de crear el espacio exitoso entre Peláez y Martin De Francisco, pensó en volver a juntar el tándem Pelaez-Mejia y oponérselo al nuevo Pulso. Estuvieron a punto de llegar a un acuerdo económico pero no pudieron. Mejía podría hacer el programa desde Cartagena, sin dejar de ver a sus nietas y darnos todo lo que sabe de fútbol, pero la tacañería pudo más que todo. Y ahí tienen las consecuencias, ya no se aguantan más a los Londoño, a Ubeimar Muñoz, a Hugo Illera, al mismo Vélez. Necesitan los inconformes, a los polémicos, a los que mantienen viva la llama y Mejía es el dragón que nos hace falta para salir de este frío glacial en el que nos tienen los medios.