Más que una masa de hormonas rebeldes y contestatarias, nuestros jóvenes estudiantes son en su mayoría un gran conglomerado coherente, racional y centrado, con metas y norte claro. Nosotros, como padres o forjadores, estamos seguros de que obrarán de manera ponderada y racional, no dejándose manipular por las maniqueas izquierdas ni por quien se considera el nuevo mesías de la “justicia social” y la Colombia “Humana”: ¡Gustavo Petro!
Además de él, están sus incondicionales aliados (Fecode, las Farc, el comunismo internacional y bolivariano), quienes querrán permear la protesta estudiantil, generar violencia, crear caos, desorden y mártires, para utilizarlos luego como ariete político contra el gobierno Duque. Esto ya ha sido detectado y habrá que tener mucho cuidado frente a la malevolencia e inescrupulosidad de los actores, expertos en infiltrar movimientos, generar actos de violencia y culpar los gobiernos de turno para acceder al poder a mediano, corto o largo plazo.
Cabe recordar que utilizando temas como la defensa de los derechos humanos, el medio ambiente, la megaminería, el fracking, las migraciones, la desigualdad y la hambruna, la ideología de género, entre otros, las izquierdas se muestran como bondadosas organizaciones políticas altruistas, idílicas y sensibles, que cautivan, seducen y enamoran. Sus líderes y caudillos conocen esa sed de justicia social de algunos jóvenes, que como un estallido, a la par de sus hormonas, son manifiestas en ellos.
Por eso hay que impedir a toda costa la politización de la marcha estudiantil, cuya causa es legítima. Sin embargo, no puede olvidarse que esta situación discriminatoria y aberrante viene desde hace muchos años atrás, donde era necesario asegurar la supervivencia del Estado con su defensa. De lo contrario, no hubiésemos podido llegar a donde estamos; que si bien es cierto, no es lo mejor, nos permite movernos con civilidad, tolerancia y democracia. ¡Para muestra esta convocatoria popular!
Cabe decir que el actual gobierno no puede pagar los platos rotos de actitudes inconsecuentes, erradas u oscuras de administraciones pasadas. Además, ya el presupuesto para educación de las universidades públicas ha sido ajustado para el año próximo, es el mayor del presupuesto nacional, por encima del de defensa y seguramente el problema será solucionado definitivamente. No obstante, no es justo, con un gobierno que escasamente lleva unos pocos meses y que encuentra un país revolcado, saqueado, fracturado, con grandes problemas, levantar una pira, una hoguera diabólica y revanchista por parte de un líder resentido y sin principios, que ya pretende convocar y sumar a los estudiantes de secundaria en una alucinante cruzada antigobiernista.
¡Dejad que los estudiantes vengan a mí, para convertirlos en proyectiles o munición de nuestras catapultas ideológicas!