Es común encontrar en los medios de comunicación del Meta noticias sobre la captura de hombres que talan árboles indiscriminadamente sin ningún permiso ambiental. Estos casos se presentan constantemente en municipios como San Carlos de Guaroa, San Martín, Granada, Cabuyaro, Vista Hermosa, y Puerto Lleras.
En este último el índice de la problemática es bastante alto, ya que es uno de los pueblos en donde más se capturan personas por el delito de aprovechamiento ilícito de recursos naturales. En algunos casos se capturan a las personas en flagrancia, cortando árboles, en otros se les atrapa transportando la madera para ser comercializada o usada. También se conocen historias en las que los ciudadanos talan los bosques para invadir terrenos, generando daños ambientales irreparables para el ecosistema del departamento.
Diferentes problemáticas
Las autoridades ambientales, así como la Policía Nacional, siempre emiten comunicados sobre las consecuencias que tienen estos actos. Sin embargo, muchos ciudadanos no parecen ser conscientes de los estragos que generan sus acciones. Actualmente, vemos como el clima en el Meta ha comenzado a cambiar y esto es producto de la constante contaminación y de diversos factores como los derrames de petróleo, la explotación avasallante de recursos naturales, el efecto invernadero, la falta de educación sobre el reciclaje, los atropellos contra la flora y la fauna, entre otras falencias que afectan directamente a la naturaleza de la región.
Traigo a colación lo anterior para explicar por qué el turismo de naturaleza es tan solo una expectativa y además una contradicción dentro del contexto metense, ya que a pesar de que contamos con una extensa llanura que encierra los paisajes más impactantes debido a la frondosidad de sus bosques y montañas, la otra parte del ecosistema se está desquebrajando a causa de los constantes golpes contaminantes que le proporciona el obrar del ser humano.
Las entidades turísticas y ambientales buscan promover el turismo de naturaleza con el propósito de conservar la gran riqueza natural que posee el Meta y el resto de Colombia. A través de sus estrategias los visitantes podrán realizar todo tipo de actividades lúdicas que no infrinjan daño en los ecosistemas. Además, en lugares tan exóticos y auténticos como Caño Cristales existen reglas bastante estrictas para evitar que los turistas invadan sin autorización estos espacios, ya que al no tener una guía que los vigile y cuide dentro de las actividades se podrían generar alteraciones inimaginables en el medio ambiente.
La perspectiva general
La conciencia ambiental es algo que se ha tratado de promover desde los años 80 y 90, puesto que desde esa época muchos teóricos (tanto económicos, políticos como ambientales, biológicos y antropólogos) ya visualizaban el panorama de contaminación que se nos venía encima. Algunos planteaban que las poblaciones humanas serían tan densas que no podríamos respirar aire limpio, algo que ya vemos ejemplificado en países como China, India, Irán, e incluso México en Latinoamérica.
Por otro lado, hay literatos como Ray Bradbury, Aldous Huxley y George Orwell que hablaron en su tiempo sobre realidades distópicas que alcanzaría el hombre por culpa de su desidia social, su avaricia de dinero, su corrupción política, su pésima educación y su abuso ambiental. Es sorprendente que veamos que muchas de estas obras —como Fahrenheit 451 o 1984— se han salido de la ficción para llegar a la vida real, ya que actualmente vemos como el sistema social y laboral oprime más a los ciudadanos y desangra los recursos naturales del planeta.
Lo que indigna de lo anterior es ver cómo los gobiernos y entidades ambientales ocultan las problemáticas a través de noticias falsas que manipulan los medios de comunicación. Sin embargo, la falta de conciencia ciudadana, de la que hablaban los teóricos, es uno de los factores que provoca la expansión bestial de la contaminación en todo el departamento del Meta.
Hemos logrado sobrevivir hasta el 2018. Se piensa que a principios del 2019 puede ocurrir un colapso ambiental que dejaría a varias naciones sin sus recursos naturales. La pregunta ahora sería: ¿lograremos sobrevivir unos 10 años más o nos vamos a destruir con nuestro propio esmog y cigarrillos?
La ironía de la deforestación
Aunque queramos, con ansías y devoción, realizar grandes jornadas y hermosos reportajes sobre lo qué es el turismo ecológico consciente no podremos hacerlo si no comenzamos a promover la educación ambiental como una forma de mitigar los emisores de contaminación. Primero debemos transformar el lado oscuro de la luna, como diría la banda musical Pink Floyd, para ahí sí poder soñar con crear programas sustentables que promuevan el turismo de naturaleza.
De esta manera podríamos proteger nuestros recursos naturales y de paso detener el problema de la deforestación, lo cual es algo que tiene en alerta a todas las organizaciones ambientales del departamento del Meta. La última cifra más alarmante fue la del primer semestre del 2017: los resultados arrojaron que la Amazonía y el Meta eran las regiones que más presentaban esta problemática. Resulta irónico hablar de turismo de naturaleza en uno de los departamentos donde más se tumban árboles. Es momento de que los llaneros reflexionemos antes de que caiga el último sol de los venados y no tengamos una sombra donde reposar.