Honorable y pulquérrimo magistrado: ¡No renuncie! Es más, si mañana alguna Corte o Comisión de Acusaciones lo condena y lo vence en juicio, ponga el grito en el cielo, es decir, agarre un vuelo de Copa échese la rodadita a Costa Rica y visite a sus colegas en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y dígales que una banda de operadores jurídicos lo persigue políticamente en Colombia. Alegue que le violaron el debido proceso y que su caso es un falso positivo judicial. Contrate varios abogados durante el proceso, no para buscar vencimiento de términos. No. Ni mas faltaba. Ese no es el objetivo ni su estilo. Y si alguien le reclama que sus abogados se enfermaron para evitar o prorrogar audiencias en los estrados, responda con firmeza que eso no es cierto. Que cualquiera se puede enfermar y, más aún, durante los plazos perentorios. Recuerde que las enfermedades de los abogados durante las etapas procesales constituyen la nueva luz para salir avante en los juicios penales.
Otra cosa que no debe olvidar es la cizaña mal intencionada que dijo el exmagistrado Nilson Pinilla, en el sentido de que usted era un jurista “del montón tirando a flojo”. ¿Usted del montón? No señor, se equivoca el exmagistrado Pinilla. Usted pertenece a la pléyade de juristas que ha parido el llano mundo de los que estudiaron derecho para hacer de la ley la versión light de la ética y la moral.
¿Qué usted era un magistrado tirando a flojo? ¡Por favor! Cómo va a ser flojo usted si hasta tiempo tenía para recomendar a personas en cargos públicos. Eso mas bien es un talento de diversificación de su oficio que lo pone inexorablemente como candidato al Premio Nobel de la Mermelada Judicial.
Siga enseñando derecho en las universidades y no sienta vergüenza cuando un estudiante le pregunte si ha leído el libro de Aristóteles: Ética para Nicómaco. Dígale que hay otro mejor que ese: el que va a sacar Abelardo de la Espriella: La Ética no tiene que ver con el Derecho (Ver diario El Tiempo, 11 de marzo de 2015).
No se quite la toga y el birrete que lleva puesto. ¡Le queda divino! No permita que nadie lo baje de su Toyota Land Cruiser cuatro puertas que lo protege 24 horas. Le cuento que ahora vienen con un sistema antiafrenta. Es decir, si alguien le grita: ¡corrupto! ¡renuncie!, no se preocupe. Pase como un bólido cerca de un charco de agua putrefacta y salpíquelo en su ropa recién estrenada, para que sepa ese vulgar colombiano que con un magistrado cuestionado nadie se mete.
De usted han dicho que representa ese refrán popular de tal palo tal astilla. Y me refiero a las falsas acusaciones que hacen contra su hija porque cobraba un porcentaje ominoso a quienes llegaban a ciertos cargos en los cuales usted metía su mano bondadosa. Lo que está haciendo Yara es normal: todo favor tiene un precio. Si Musa Besaile pagó lo justo para que no lo capturaran, ¿cómo no va a pagar un desempleado que ahora funge como funcionario judicial?
Y ya por último, mi apreciado magistrado, vaya pensando en crear una fundación para seguir con el profundo y ético legado que su obra y pensamiento ha dejado en la Corte Suprema de Justicia. ¡La Fundación Gustavo Malo! No se preocupe por su financiación, usted sabe cómo hacerlo (No se me ría magistrado, no se me reía).