El ciudadano Thaelman Urguelles, en la red social Facebook, publicó un argumento sobre cómo la actitud de mandatario colombiano ha sido la mejor, según su opinión. Esta se ha vuelto viral en la red social:
GRACIAS, PRESIDENTE SANTOS
Thaelman Urguelles
No soy especialmente devoto del presidente Santos, pero los venezolanos debemos estarle agradecidos por la serena actitud que está manteniendo frente a la miserable provocación que le está montando Maduro a su país.
¿Tan difícil es entender esto…?
Pero uno amanece con estas redes atiborradas de epítetos contra el presidente colombiano porque, a juicio de tan indignados compatriotas, no ha tenido una actitud firme ante las agresiones de Maduro contra la población colombiana de la frontera.
¿Tan difícil es entender que la delictiva acción del gobierno venezolano no tiene otro propósito que provocar a Colombia para generar una situación pre-bélica que le permita reagrupar a quienes antes los apoyaron y ahora los abandonaron -una suerte de nuevo dakazo, esta vez geopolítico y militar- o simplemente suspender unas elecciones que tiene perdidas?
Cuando Juan Manuel Santos recibe con serenidad las graves agresiones a sus ciudadanos e insiste en las vías diplomáticas, evita caer en la malandra provocación de Maduro. Sepan que para ello debe tragar muy grueso, como hacen muchas veces los políticos; y vean cómo en ello lo acompañan hasta sus archirivales uribistas, la sociedad colombiana toda, una nación que cada vez que puede nos da clases de madurez política y sentido de Estado.
¿Acaso ignoran que Santos se reunió ayer con el Secretario General de la OEA y que ello prefigura las próximas acciones de Colombia en este caso: LLEVARLOS A LA OEA, siempre por la vía diplomática en vez de las actitudes de Juan Charrasqueado que algunos compatriotas le están pidiendo al presidente Santos? ¿Acaso esperan que sea Colombia la que, con tropas suyas en nuestro territorio, nos libre de la plaga que nosotros mismos nos dimos y a la que alimentamos por años?
En vez de andar denostando a Santos por su sabia actitud, los demócratas venezolanos deberíamos estarle agradecidos por no prestarse a un perverso juego que sería altamente perjudicial para nuestra propia causa democrática.
Perdonen que se los diga, mis queridos amigos: la palabra es libre y cada quien hace con ella lo que quiera. Pero no estaría mal reflexionar un poco, antes de opinar con tanta ligereza.