Como si fuera ayer, como si fuera siempre, recuerdo al candidato Mockus, en los debates, intentar explicar sus propuestas en un intrincado relato lleno de vericuetos. El candidato Santos sonreía y con la seguridad que tienen los predestinados, los que pagan los asesores más caros, y la seguridad de los que son capaces de cualquier cosa por el poder exponía en un lenguaje sencillo cifras porcentuales digeribles y juraba tallar en mármol eterno sus promesas.
El país reía, se burlaba de Mockus. ¿Cómo es posible que diga que va a subir impuestos? ... Mientras Santos se limitaba a decir lo que querían escuchar. Ese mismo país, con otros que han venido a hacer el cambio, ríen y se mofan igual. Hay que acariciarle el lomo al cordero en su recorrido al matadero para que la carne tenga mejor sabor; una muerte sin estrés.
Hay un paradigma, un bucle, un círculo vicioso que siempre llega a la misma cerradura mental. Hay un viajero llamado Colombia que da vueltas y vueltas en el mismo bosque siguiendo las mismas flechas y temeroso de salirse del camino, porque allá fuera, le han dicho que hay fieras. Tienen razón los malintencionados, allá afuera hay fieras que desacomodan, que obligan a hacerse cargo de su destino y eso significa una idiosincrasia despedazada y si algo sabemos todos los latinoamericanos, es aferrarnos a nuestras miserias.
Entonces, puede ser que sea un problema pedagógico o un problema de ego de aquellos que quieren explayarse y demostrar cierta superioridad académica e intelectual. Los maestros de la antigüedad, sabiendo las limitaciones de su público, contaban historias, parábolas, apólogos y proverbios que buscaban inducir de manera sencilla a que el oyente pudiera sacar sus propias conclusiones de manera sencilla.
El país no se ha repuesto de un ridículo cuando ya cae en otro. Afortunadamente su mala memoria lo salva de sentir su propia vergüenza. Por allí andan sembrando aguacates los que se burlaron de las intenciones de convertir al país en una potencia agroindustrial. Por allí andan contando muertos los que se burlaron de los cálculos de una pandemia mal intervenida. Por allí andan encendiendo luces con paneles solares los que apagaron las propuestas de energías alternativas. Nos volvimos expertos en refutar, citando una y otra vez a los teóricos de décadas y siglos atrás, que seguramente sin intención han brindado a infames la posibilidad de convertir aforismos e hipótesis en axiomas para memeros de las bodegas pagas. Todo tiene su contexto, todo tendría su posibilidad de no ser por nuestra capacidad de autosabotaje. Rugen las fieras, es mejor no salir del camino, hay miles de teorías que dicen que debemos seguir igual por los siglos de los siglos.
