El debate electoral del próximo 27 de mayo es, a todas luces, particularmente neurálgico para el país de cara a dos cuestiones: la estabilidad y credibilidad institucionales, primeramente; y la lucha contra las grandes corruptelas que han calado hasta la médula del Estado.
Lo primero compromete, entre varias cosas, a los Acuerdos de Paz. Si bien el grueso de los candidatos aboga por el cumplimiento y respeto de estos, el discurso de otros —que según las encuestas podrían llegar a una segunda vuelta e inclusive arrasar en la primera— da visos de una tendencia revisionista que esconde un ataque estructural a lo pactado. Así, el proceso iniciado hace seis años por la administración Santos se hallaría tambaleante ante una eventual llegada de aquellos a la Casa de Nariño; sus implicaciones serían letales. Lo segundo hace alusión a las reformas que habrán de adelantarse para impedir que el virus de los carteles, el clientelismo y las licitaciones a dedo siga reproduciéndose. Y es que el sistema inmunológico de Colombia no aguanta más.
Por todo lo anterior, he querido presentar el siguiente decálogo a manera de instructivo para ejercer un voto consciente; ese que intenta desprenderse del sesgo ideológico, la opinión pública y el nihilismo.
Decálogo del buen votante
1. Obtenga información de primera mano. Sea usted mismo quien haga una lectura crítica de las bases programáticas de cada candidatura, las cuales pueden ser consultadas visitando sus respectivas páginas web oficiales.
2. Realice un análisis comparativo entre todos los programas. Quítese las anteojeras, la política no es unidireccional.
3. Renuncie a la desesperanza aprendida (el siguiente punto tiene que ver con ello).
4. No subestime su voto. Abandonarse al pensamiento colectivo de "Mi voto no va a cambiar las cosas, eso se lo dejo a los demás" solo va a conseguir algo: que efectivamente nada cambie. Salga a votar.
5. Es ineludible no apoyarse en la información que los medios transmiten. No obstante, cada que lo haga recuerde que al final del día estos tienen una línea editorial que sirve a los intereses de determinado patrono.
6. Escudriñe en los círculos que rodean a los postulantes. Darle un viraje político al adagio popular "Dime con quién andas y te diré quién eres" puede ser interesante.
7. Deje a un lado los referentes sentimentales al momento de elegir por quién sufragará. El raciocinio tiene que primar sobre el corazón.
8. Mucho cuidado con las fake news. Antes de replicar y dar por cierta información sobre un aspirante, verifique su veracidad en las redes sociales de este. Los montajes y la credulidad están a la orden del día.
9. Sienta la política como algo propio y no como un coloso abstracto. Usted, de hecho, es política. Actúe como tal.
10. Una vez dado con aquel presidenciable que más le merece confianza, aférrese a su elección. No deje que otro lo ponga a dudar sobre sus propias convicciones (cuidado, esto no traduce cerrarse al debate).