La guerra santa supone unos motivos religiosos, acompañada de una recompensa espiritual para quienes participan o mueren en ella. Algunos ejemplos de este tipo de guerra son las cruzadas, las guerras de religión de Francia y la yihad islámica; se distingue una evolución de escalones sucesivos entre la guerra justa, la guerra sacralizada, la guerra santa y finalmente, la cruzada.
Esta idea se ha utilizado en diferentes épocas en un sinnúmero de conflictos, que religiosos o no, han servido para legitimizar beneficios de carácter geopolítico o económico; otra forma es cuando se hace por odium fidei; esto es, con el objeto liberar territorios de un marcado culto en lo religioso, bajo ideas de librepensamiento de quienes se han hecho enemigos de la fe, destruyendo a su paso el testimonio o vestigio de esa fe; el odium fidei, no es siquiera odio contra la institución eclesiástica (aunque, lo incluye); sino específicamente odio ensimismado y frenético contra el creyente.
Solo este odium fidei puede explicar lo sucedido en la guerra del sur, contra la capital teológica de Pasto, considerada así en razón de fe; por lo que no fue una coincidencia que las principales campañas acometidas por los ejércitos republicanos, en su mayoría conducidos por masones, se hubiesen realizado en fechas con alguna significancia religiosa para aquella población.
Veamos: Antonio Nariño tras saquear los templos de Popayán, amenazó a Pasto en plena semana mayor, enrutando sus tropas hacia la ciudad en una Semana Santa de 1814. De igual manera, la mítica batalla de Bomboná se realizó en un domingo de pascua el 7 de abril de 1822; el episodio conocido como la navidad negra se realizó un 24 de diciembre de 1822, sin tener en cuenta la procesión del santo apóstol Santiago que la población realizó para evitar la masacre; cuando la población inerme se refugió en los templos, con la idea fija que iban a ser respetados en su fe, sucedió lo contrario, nadie se salvó de aquella orgía de terror; no se respetaron los templos, donde las tropas ingresaron cometiendo los más incalificables actos de barbarie contra los inermes feligreses, que fueron masacrados y violadas, incluso a las siervas de Dios, aquella amarga noche de navidad y durante tres días más.
Estos hechos demuestran que los ejércitos republicanos se burlaron de la fe de esta población, los humillaron cometiendo los más perversos y sacrilegios actos de herejía dentro de sus santuarios, todo esto por el odio frenético contra sus creencias que estaban ligadas a sus rancias convicciones y a la palabra dada al rey que se creí tenía un carácter divino.
Esperamos que se reconozcan como mártires de la Iglesia católica a las víctimas de estos episodios, al celebrarse la próxima navidad, dos siglos de estos fatídicos hechos contra una población martirizada como una afrenta a su resistencia y a su fe.