Hace ocho días se celebraba el Día del Periodista y muy orgullosos, muchos de mis amigos y conocidos aplaudían tan noble profesión. Hoy me pregunto, qué tan noble puede ser una forma de vida que en los últimos años se ha encargado de ocultar la verdad y de servir a los intereses particulares de los más poderosos, al menos en este país. Qué tanto están contribuyendo las facultades de comunicación de las universidades a la consolidación de periodistas que aboguen por los derechos de todos, y que no solamente se interesen en el tradicional sensacionalismo que atrae las miradas pero que no permite que se reflexione acerca de la verdad. Me parece cuestionable el trabajo periodístico que se está viendo en los últimos años, más que todo en los medios de comunicación que la mayor parte de este pueblo colombiano ve, que se educa con él y que se forma críticamente cuestionando las tendencias sexuales de las personas, escandalizándose y juzgando como si fueran la santa inquisición y, sin embargo, no hacen lo mismo frente a problemas verdaderamente graves, frente a las verdaderas injusticias.
Me cuestiona y me preocupa ver cómo generaciones enteras de periodistas se están formando bajo el legado de personas tan inescrupulosas, que diariamente se prostituyen a cambio de cargos, de dinero, de tajadas inmensas en este gran pastel de la corrupción. Me angustia ver que son modelos a seguir y que muchos quisieran verse en la pantalla de tan importantes medios, ganando mucho dinero mientras le arruinan la vida a alguien sólo por tener la primicia, el chisme caliente.
Esperaría que aquellos periodistas que por casualidad lean esto, también se cuestionen y se angustien, que se preocupen de su labor, que se pregunten si realmente están contribuyendo a la construcción de una mejor sociedad o si sólo están defendiendo un lado de la realidad. Me gustaría que aquellos que no pertenecen al medio se pregunten si el verdadero problema es que los miembros de las honorables organizaciones estatales sean homosexuales o si el problema es que nos enfrentamos a organizaciones corruptas, que violan los derechos humanos, impulsan la trata de personas y el proxenetismo.
La noticia del día va a ser el escándalo de la semana y muchos estarán asombrados de que la moral y las buenas costumbres se han arruinado por esos, perdón por el término, “maricones”; el escándalo de la semana anterior fueron los vándalos tirapiedra y el asombro fue ver que las personas reaccionan ante las injusticias. Las noticias de ayer, las de hoy y las de mañana serán las mismas, lo inmediato, lo banal, lo morboso será lo importante mientras atrás se esconden los verdaderos conflictos de la sociedad, mientras caemos en la trampa y nos enceguecemos de odio y de crítica destructiva sin indagar el fondo, sin ver el poder de los medios y las manos que lo manejan todo tras bambalinas.
“El poder para moldear el futuro de la República estará en las manos de los periodistas de generaciones futuras”
Joseph Pulitzer
