Queremos empezar este llamado a la defensa de la Universidad del Tolima, recordando la importancia de la educación en las sociedades, y más aún la formación a niveles universitarios, porque le ofrece a nuestros jóvenes las posibilidades de adquirir y generar conocimiento para las soluciones de los problemas que como región, país y planeta debemos resolver.
En nuestro contexto, la Universidad del Tolima, con cerca de 70 años de existencia, se ha tornado en la posibilidad de formación de millones de jóvenes tolimenses y, en las últimas décadas, de jóvenes colombianos. Hacemos presencia en muchos departamentos, a donde llevamos posibilidades de profesionalización que otras instituciones no. Sin embargo, hoy nos vemos sometidos a un gran desfinanciamiento generado por la pésima gestión del rector actual José Herman Muñoz y su equipo Directivo, el Consejo Académico y los Decanos, quienes han sido continuadores de una política de malos manejos, falta de planeación, crecimiento burocrático y malversación de recursos, que ha dejado la universidad en bancarota.
Es de tal tamaño la responsabilidad del rector José Herman Muñoz que hoy es inocultable que manipuló a sus votantes para hacerse reelegir, negando una crisis que era evidente en todos los estamentos; de igual manera, el crecimiento burocrático de nóminas paralelas y creación de oficinas contribuyó a la malversación de los recursos de la Universidad; la falta de planeación presupuestal y la ineficiencia fueron características de su gestión y hoy se hacen evidentes, así como la ausencia de canales de comunicación y trabajo con la comunidad académica.
En la misma línea, existen otros aspectos que contribuyen a la crisis de la Universidad del Tolima: la falta de claridad en las transferencias departamentales por parte de la Gobernación, lo cual ha sido reiterativo por cada una de las administraciones, por lo cual hoy tiene una deuda histórica alrededor de los 60 mil millones pesos, sin que hasta el momento exista una estrategia para realizar dicho pago; y la falta de más altas transferencias del gobierno nacional, que a través del Ministerio de Educación se ha negado a construir un sistema público que garantice la educación gratuita de nuestros hijos en todos los niveles.
¿Qué nos queda hoy? Solo un cosa: unirnos por la defensa de la Universidad del Tolima, la única pública en la región, en donde el valor de matrícula es más barato (debería ser gratis), la única que ofrece restaurante y residencias para sus hijos, la única que ofrece espacio para los sectores del pueblo, los trabajadores rasos, los campesinos y las madres cabeza de familia. La única a la que los hijos de la clase menos favorecida podrán acceder.
Por eso los docentes les hacemos un llamado hoy a los padres de familia, a los trabajadores, al sector productivo, a los políticos comprometidos con la región, a los estudiantes de básica primaria que algún día sueñan con ingresar a la UT y todos aquellos quienes consideren que educarse es transitar los caminos de la igualdad y la paz, a que nos acompañen en este: GRAN PACTO SOCIAL POR LA SALVACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA.