He escuchado W Radio en los últimos días y me ha llamado la atención la sección en la que están comentado el proyecto minero que quieren desarrollar en Jericó. En este espacio presentaron a una invitada como investigadora y otras veces como periodista de la mesa de trabajo. Lo que es cierto es que no tiene ni de lo uno, ni de lo otro.
¿Por qué digo esto? ¿Les parece sensato que un medio de tanto prestigio como W Radio abra los micrófonos a una persona que se presenta como periodista, pero que habla en primera persona cuando se refiere al empresariado antioqueño que se opone al proyecto?, ¿les parece es objetivo que una periodista, si es que ella lo es, haga una pregunta que tiene como preámbulo quizá unos 10 minutos de comentarios malintencionados? Nada de lo que ha dicho ha sido probado y publicado por W Radio, hasta ahora son puros rumores .
¿Es correcto que un investigador tenga como pruebas de derrumbes y supuestos daños ambientales frases como “es que eso está en las redes”? Si hay pruebas, y ya que tiene la oportunidad de hablar y decir lo que se le antoje al aire, ¿es difícil publicar en la página de ese medio esas imágenes con las supuestas retroexcavadoras que destruyen “la mama”, como ella se refiere?
El debate minero debe tener un poco más de rigor técnico, altura y no debe estar marcado por psudoperiodistas con evidentes intereses. Peor aún, que un supuesto periodista se tome el atrevimiento y el abuso de “levantar a gritos” a los entrevistados, como claramente lo hizo al aire el jueves 26 de julio. Yo creía que ese medio era objetivo e imparcial.
Dejemos de lado términos malintencionados como el “compra de conciencias” y “dádivas”, o peor aún “es que la empresa entrega camisetas y uniformes”. Todo eso publíquenlo, arguméntenlo, compruébenlo, pero no hagan el trabajo sucio de arruinar la reputación de una empresa solo porque unos ricos antioqueños tienen fincas de recreo y por capricho dicen que no quieren minería.