El debate de control político realizado el 16 de febrero de los corrientes al secretario de movilidad en el concejo de Quibdó, refleja la preocupación que algunos concejales tienen con esta problemática y la importancia que este tema adquiere cada día más debido al alto impacto que tiene con la comunidad y sus implicaciones hacia el futuro. La poca asistencia de público refleja la apatía del pueblo y la falta de fe del ciudadano de a pie en sus representantes debido quizás a los magros resultados mostrados por los concejales en lo que va de esta administración.
A nuestro juicio y congratulándonos de los aportes realizados por los compañeros transportadores que participaron en el debate, apartándonos un poco de su línea de pensamiento, debemos manifestar de manera respetuosa que consideramos que más que un debate de control político al secretario de movilidad, se debió realizar un debate a la forma como desde el gobierno municipal en cabeza del señor alcalde se está manejando el tema de la movilidad en la ciudad y la forma como se está proyectando hacia el futuro. Un debate realizado a un funcionario con poca autonomía sin presupuesto y poder de decisión. Así se considere responsable de hechos y situaciones realizadas de buena o mala fe, peca por defecto en los alcances que debería tener para su análisis, estudio y proyecciones, debido a que el citado funcionario no tiene un plan de trabajo claro y debidamente definido para los 3 años por venir y su labor realmente está limitada al manejo de comparendos y tramites menores porque desde la alcaldía no se le ha dado la importancia debida a esta cartera como realmente la ciudadanía lo ha esperado en estos años.
El debate debió haber sido al modelo de movilidad que se ha venido imponiendo a través de los años en la ciudad, un modelo informal y carente de norte el cual va adquiriendo una forma y unas características propias que le dan vida y lo auto sostienen debido a que se han generado intereses que no permiten que el mismo sea el reflejo de lo que la comunidad necesita sino el sistema que algunos quieren que permanezca y se mantenga para beneficio de ellos y no de la ciudadanía en general. Un modelo perverso, como el de la salud en el cual unos actores se benefician y otros, la gran mayoría de la ciudadanía se perjudican con él, debido a que desde la administración municipal, se ha permitido que con la falta de voluntad política, de planificación, de visión de ciudad y de control se genere una movilidad no acorde a lo que la ciudadanía esperaría en materia de seguridad, legalidad y proyección hacia el futuro.
A la desidia y falta de voluntad política de la administración municipal de generar reales soluciones a esta problemática, debemos agregar el sin número de personas de Quibdó y de otras ciudades principalmente que se favorecen del desorden y la falta de control que nos asiste y realizan actividades que en sus ciudades de origen no están permitidas como el mototaxismo. Además de lo anterior, el escaso control que ejerce la policía de tránsito en la ciudad, quizás por la ausencia de un convenio con la administración municipal y la apatía y falta de sentido de pertenencia de algunos funcionarios con la cosa pública conjuntamente con el olvido que se ha tenido por las leyes y normas que rigen esta actividad, y el silencio e ineficacia de los entes de control ante los hechos punibles que tienen ante sus ojos, han generado este modelo de movilidad a todas luces ilegal, informal, inseguro, y sobre todo perverso, que nos mantiene con accidentes, congestión, desorden y conflictos todos los días. A los responsables directos de mantener ese modelo se les debió haber citado al debate para que explicaran y respondieran por los hechos que nos agobian, porque se está desconociendo que hay actores de mayor nivel de responsabilidad que deberían haber explicado en el recinto del concejo porque se permite que este modelo crezca cada día más y que alternativas reales de solución plantean frente al mismo para cambiarlo.