Sentí estupor al escuchar al expresidente Álvaro Uribe, hoy senador de la república, proponer en la W que se desarrollen cinco hidroeléctricas más para regular al río Cauca. El siniestro ambiental causado la semana pasada, como consecuencia de decisiones tomadas por las Empresas Públicas de Medellín (EPM) en la hidroeléctrica de Ituango, se convirtió en un referente mundial de la equivocación del ser humano frente al tema del cambio climático del cual ya nadie se escapa.
Bien conocemos hoy que el planeta está en cuidados intensivos por cuenta de las catástrofes climáticas “naturales”, que realmente son el resultado del estilo de vida que nos impone la sociedad de consumo, lo que finalmente nos hace culpables a todos, así sea por ignorancia o por conocimiento de causa. Aquí vale anotar que el desconocimiento de la norma no nos exonera de la culpa (por falta de conocimiento se destruyó mi pueblo).
El caso de Hidroituango se suma a estas catástrofes naturales como un caso inducido tras una decisión del cierre de las compuertas de la presa, lo que ocasionó el secamiento total del río Cauca, sin dejar un caudal mínimo para evitar consecuencias catastróficas para la biodiversidad, los habitantes de las poblaciones ribereñas, etc. Todo esto ha generado una serie de señalamientos, opiniones y críticas no solamente al proyecto, sino que inmediatamente se convierte en un tema político o más bien politiquero.
Este tipo de proyectos hidroeléctricos fueron planteados hace más de sesenta años, teniendo que competir con el avance de la tecnología, que ha encontrado la forma de producir energías alternativas renovables y amigables con el ambiente y el planeta como la solar, la eólica, mareomotriz, etc. Vale señalar que la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) ha planteado la manera de cambiar la matriz de generación energética en Colombia, entonces cómo vamos a proponer a estas alturas el desarrollo de más hidroeléctricas en el río Cauca para regular el cauce del río.
No más hidroeléctricas de gran tamaño, sino microcentrales a filo de agua y desarrollo de fuentes de energía alternativas como la solar que podemos desarrollarlas en Colombia eficientemente para garantizarle a nuestra nación energía cuando haya racionamientos por cuenta de las sequías, pues tenemos un gran potencial en esta fuente de energía por desarrollar.
No es más que establecer las granjas solares tendiendo sus acumuladores en las regiones del país aptas para este tipo de producción energética, pues una vez estén en circuito se conectan a la red de interconexión eléctrica nacional. Ese potencial lo tenemos en varios departamentos de Colombia, lo que nos garantizaría energía en los racionamientos. Esto significa que habrá que invertir muchísimo menos y la producción de energía se convertiría en un producto de manejo empresarial privado o de economía mixta el cual perfectamente se puede establecer de cualquiera de las dos formas descritas. Hay proyectos privados de esta naturaleza que están caminando, lo que nos está indicando que las hidroeléctricas formarán parte de la historia energética de Colombia. Estamos en el siglo XXI, tenemos que ponernos al día para plantear soluciones y proyectos, pues absolutamente todo hoy debe estar en la mira desde la óptica de la afectación ambiental.