Hace unos días le leí a Alejandro Pino un hilo en Twitter en donde daba las razones por las que Colombia no es un país futbolero. La ausencia de revistas, de mesas de discusión de calidad, de grandes crónicas sobre los ídolos de nuestra historia, la pobre venta de abonos, las paupérrimas asistencias, demuestran que, en fervor, estamos a años luz no de Argentina o Brasil sino de Perú. Fueron alegres las cuentas de los señores de Win y de la Dimayor, ¿de verdad le creyeron al estudio de mercado que determinó que podían conseguir 2 millones de suscriptores, la meta a la que pretenden llegar en un año? Yo les tengo números más reales, casi que definitivos.
El pasado martes 21 de enero Colombia jugó contra Ecuador. El partido se pasó por la señal abierta de Caracol y por Win +, que estará hasta el próximo 1 de febrero gratis. El rating fue lapidario: Caracol, Hernández Bonnet y el profe Alfaro, hicieron más de 12 puntos de rating, el canal Premium, con el cantante del gol y Carlos Antonio Vélez, hizo 0.5. Esta cifra, teniendo en cuenta que un punto de rating en horario estelar equivale a 300.000 televisores, la mitad es 150.000. Si esto pasó gratis, con toda la publicidad volcada en lanzarlo, con la fiebre encendida de un Preolímpico, ¿cómo será cuando transmitan un Cúcuta vs Águilas Doradas? ¿Cuánto podrán marcar cada vez que aparezca el hipercarismático Carlos Antonio Vélez vomitando sus ininteligibles análisis sobre un La Equidad vs. Envigado? ¿Quiénes pensarán en pagar el doble de lo que vale la mensualidad en Netflix para escuchar las profundas entelequias del amigo Faryd Mondragón?
Según Cesar Augusto Londoño, quien ha convertido El pulso del fútbol en una trinchera de Win, son los pobres los que van a pagar por el canal Premium. Son ellos los que viven la verdadera pasión del fútbol. Óscar Rentería, otra de las catedrales que veremos si pagamos 30.000 pesos mensuales, alababa, con júbilo, uno de los cánceres del capitalismo: el pobre arribista que no puede tener para el almuerzo pero siempre tendrá las tripas para comprar el televisor más grande y más cuatroká. A los incautos que votan siempre contra sus intereses es a los que pretenden venderles la mentira de que Colombia tiene la 5 mejor liga del mundo… ¡Háganme el maldito favor!
A ese periodismo radioactivo estaremos expuestos sin en un acto de locura decidimos pagar por escuchar los gritos histéricos del insoportable Eduardo Luis, si en un prematuro Alzheimer decidimos dejar entrar a la casa al petulante del Steven Arce y ni hablar de los beneficios que les traerían a nuestras neuronas una conversación entre Carlos Antonio y Faryd Mondragón.
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Será un fracaso, sobre todo por su competencia: en ESPN –que es gratis- estará Nicolás Samper, y Direct TV Futbol total que es una bizarrada, pero entretenido, también es gratis
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Claro que será un fracaso, sobre todo por su competencia: porque en ESPN –que es gratis- estará Nicolás Samper, el único periodista colombiano que podría ganarle un debate a Juan Pablo Varsky. Porque en Direct TV Futbol total es una bizarrada, pero al menos es entretenido y tiene ritmo. Y es gratis también.
Claro que será un fracaso porque los estudios de mercadeo no determinaron algo peor a que nuestros estadios no se llenen: los colombianos odiamos con furia al viejo periodismo futbolero, a los Rentería, Londoño, Vélez y también desprecia a los Eduardo Luis, Jorge Bolaños y demás esperpentos futboleros avenidos a analistas.
Será un fracaso por soberbios, por subestimar a los millennials que se acostumbraron a escuchar y tuvieron la oportunidad de ver a sabios como Diego Latorre, Miguel Simón, Varsky –por supuesto-, Alejandro Fabri, David Faitelson o Iván Mejía Álvarez, instituciones informadas, con carácter, que jamás se convertirían, por orden de sus jefes, en voceros oficiales de los lugares donde trabajan. Eran nuestros pobres padres, quienes nunca pudieron ver el mundo, los que creían que Edgar Perea o Rentería eran periodistas serios.
¿A quiénes le preguntaron que podrían pagar 30.000 pesos por ver a Hugo Illera? ¿A la gente que está escuchando a los fans de La luciérnaga? ¿A los cuchos que todavía se aferran a 6AM? Lo triste de todo esto es que el fracaso del canal Premium terminará de hundir aún más a nuestra decadente, obsoleta y fracasada liga nacional. Gracias dinosaurios por terminar de enterrar un fútbol que ya no le importa a nadie.
Ni hablar de los beneficios que les traerían a nuestras neuronas una conversación entre Carlos Antonio y Faryd Mondragón