Como estricto vegetariano desde hace casi veinte años y vegano desde hace tres no puedo dejar de sentirme más que ofendido por el desacertado manejo que en redes sociales se le ha dado a la la resolución 350 de 2019, emitida por el Ministerio de Agricultura, sobre cuotas globales de pesca en el país para 2020, que incluye la cuota de pesca de tiburón.
Obviamente se entenderá que debido a mis hábitos alimenticios estoy en contra del sufrimiento que se le puede causar a cualquier animal para el consumo humano, incluido al tiburón. Sin embargo, todo el problema en redes sociales se ha reducido a una mera propaganda socialista donde el lío se reduce a tener a Duque de presidente en lugar de Petro, banalizando la discusión a un mero problema político y de régimen económico (donde el neoliberalismo es el problema y el socialismo es la solución).
¿Dónde queda la discusión sobre el maltrato animal en general?, ¿dónde queda la concienciación sobre el sufrimiento que causamos a través de nuestros hábitos alimenticios?, ¿dónde queda la preservación de los ecosistemas?, ¿nuestra huella de carbono?, ¿la huella hídrica?, ¿la huella ecológica? Eso parece pasar a un segundo plano.
Ya puedo visualizar a muchos maldiciendo al gobierno por el sufrimiento de los tiburones mientras disfrutan su churrasco, su hamburguesa o su pollo a la plancha porque en realidad les importa muy poco el sufrimiento animal. ¿Paradójico, verdad? Esperemos que este sea el inicio de una conciencia colectiva sobre el maltrato animal y no el simple y estúpido acto de atacar porque sí.