El pasado paro campesino en Colombia se desinfló ante la opinión pública cuando los medios de comunicación comenzaron a hacer eco permanente a las denuncias de las autoridades, en las cuales se daba cuenta de la infiltración por parte de vándalos en las manifestaciones que buscaban revertir los efectos negativos de los Tratados de Libre Comercio para Boyacá y otras regiones del país.
El papayaso que dieron las personas que decidieron partir vidrios, saquear locales y caer en las provocaciones de la Fuerza Pública, fue la excusa que necesitaba el presidente Santos para acabar con el apoyo popular a las protestas populares.
Pues esa indignación popular que se viene gestando desde el Frente Nacional, con la repartición del poder y la burocracia entre los partidos tradicionales, la inconformidad por la política del campo y la repulsión por los actos de corrupción con dineros públicos, ha dado origen a un nuevo grupo social (los de blanco) que busca cambiar los métodos ruidosos de los vándalos, por el voto de castigo hacia todo lo que se llame politiquería.
No se trata solamente de “mechudos universitarios” como algunos los llaman peyorativamente, ni de seguidores de Silvio Rodríguez y de la Revolución Cubana, que quieren cambios idealistas como los añorados por las juventudes de los años sesenta y setenta. Se trata de profesionales, intelectuales, escritores, gente del común, de estratos altos y bajos, unidos ante la necesidad de buscar cambios en una democracia, cada vez menos representativa, que privilegia el saqueo de los recursos públicos y fortalece partidos con prácticas clientelistas.
El crecimiento de ese grupo de indignados con la politiquería, se vio claramente reflejado en las elecciones de congreso, el pasado domingo 9 de Marzo. Más de 800 mil personas votaron en blanco, registrándose un incremento del 50% frente a las elecciones del 2010. Casos significativos se ven a lo largo de todo el país: en el departamento de Santander ninguno de los Representantes a la Cámara elegidos logró superar la votación en blanco, en Bogotá los votantes por Blanco se convirtieron en la segunda fuerza política, las elecciones para Parlamento Andino tendrían que repetirse por el triunfo del voto en blanco, y así en varias regiones del país se dieron muestras claras de un descontento activo frente a lo que está sucediendo.
Algunos líderes de opinión de Colombia, deberían entender, que es mejor esta protesta social, que la de los vándalos y los ahora llamados terroristas, y en lugar de buscar cualquier oportunidad para satanizarlos y hacerlos aparecer como los “loquitos del barrio”, deberían darles la oportunidad de expresarse para promover un debate de ideas, que ahora se centra casi exclusivamente en las bancadas de los ex amigos, Santos y Uribe.
No le pueden dar al Voto en Blanco responsabilidades que no tiene. En algunos medios de comunicación se esforzaban el pasado domingo, por minimizar el efecto de ese sufragio, asegurando que no servía porque no ganó en el conteo final, frente al Centro Democrático y la U. No pueden valorar el VB en la misma perspectiva que se juzga a un partido político, para el cual los resultados significan curules, dinero y capacidad de negociar burocracia. El VB gana sin obtener la mayoría de votos, porque su mensaje es lo más importante.
Ver la realidad solo en blanco y negro, sin advertir lo que sucede en la zona gris (en donde está el VB), es un peligro para la opinión pública. Se termina patrocinando la visión de buenos y malos que impera en el país; si no es Uribista, es porque debe ser terrorista, Chavista y Castrista.
Los indignados con la politiquería están haciendo uso de un medio legítimo de expresión, que los aleja de la violencia, que los vuelve ciudadanos activos, y dan un aviso de ilegitimidad a los partidos que se debe tener en cuenta.