El consumo del guarapo de protestas y violencia colombiano había pasado y todo parecía indicar que en el mundo el panorama internacional retornaba a la normalidad.
No obstante, en Haití, nos prepararon después una bebida más fuerte. Digamos que un triculí, algo típico y muy usual también en los tiempos de los emperadores: El asesinato atroz e inconcebible del presidente de ese país a manos de 26 mercenarios exmilitares colombianos. Todavía es la hora y nadie entiende el por qué se empleó a un comando extranjero para aniquilar a un presidente. ¿Cuál era el objetivo para haber llegado a eso?
Y mientras a ese cóctel terminamos de degustarlo, otra mezcla más refrescante, pero al fin y al cabo embriagadora, nos muestran sobre la barra del bar Caribe. Una que por más de medio siglo, muchos han querido ver y probar antes de morirse.
Incluso, algunos ya empezaron a soñar y a hacer planes para volver al lugar originario de esa bebida famosa que lleva su nombre y disfrutarla, luego de que cesen las protestas allí y se concrete lo que todo el mundo quiere: una Cuba Libre.
Sin embargo, lo que se creía era una utopía, podría volverse una realidad, siempre y cuando todos los que queremos la Cuba Libre, también aportemos nuestros granitos de arenas, al menos convenciendo al gran imperio gringo, para que dé su primer paso en el camino de una reconciliación y levante de una vez por toda el bloqueo comercial a la pequeña gigante isla.
Que cesen los odios del pasado y los resentimientos del presente, para que por fin el mundo pueda volver a disfrutar de la Cuba Libre que todos soñamos y los cubanos salgan a disfrutar del mundo de forma libre como los demás de este planeta.