En una entrevista que me dio el pasado 20 de octubre, la última pregunta que le hice a Luis Fernando Andrade fue por el título de la columna. Me contestó que no era muy exacta porque si bien era verdad que ninguno de quienes fueron sus amigos en el alto poder había ido por su casa o lo llamaba, sí tenía amigos de toda la vida y familia que siempre estaban pendientes de él.
Llegué muy puntual a la cita que días antes me había dado el doctor Andrade. Le llevaba unos pan de arroz, que sabía que le gustaban como resultado de una visita a su oficina de la ANI un 8 de agosto de 2013, en mi lucha por los peajes de Acacias.
Como buen montañero que soy, me sorprendió llegar a la sala de su casa en un elevador expreso. Eso jamás me había pasado y creo que en mi cara se debió notar porque el doctor Andrade no solo me mostró lo amplio y bonito del mismo, y el balcón desde donde se tiene una hermosa vista de Bogotá, sino que, sin preguntarle, me dijo que ese apartamento lo tenía desde hace 25 años, como queriendo decir que lo tenía antes de llegar a la ANI, y que había sido el producto de una idea que tuvieron con unos amigos de comprar dos casas y hacer los apartamentos para todos. Eso se llama asociatividad.
Tuvimos una charla de casi dos horas, en la que pude confirmar la percepción que siempre me dio este personaje: es un hombre muy juicioso, muy disciplinado y demasiado inteligente.
Sus padres vivían en Estados Unidos y allí cursó sus estudios primarios, de universidad y de especialización. Fue tan pilo que le tomó tan solo tres años terminar una carrera que duraba cuatro y medio. Empezó a trabajar, como todos los gringos, desde los quince años lavando platos y limpiando mesas. Conoció a quien hoy es su esposa en la universidad, una puertorriqueña con quien tiene tres hijos, todos estudiosos y pilos como él.
En medio de un delicioso tinto que él mismo había preparado, de los pan de arroz que le llevé y de un delicioso desayuno que nos llevaron al comedor, fue transcurriendo una entrevista que buscaba encontrar la parte más humana de un hombre que insiste en dejar como ejemplo su caso, para que en Colombia a nadie lo que a él le ocurrió.
Si bien no fue una entrevista corta porque hablamos de todo, lo que puedo resaltar de la misma son dos cosas. En primera instancia, la sensación que el Dr Andrade tiene sobre lo que para Néstor Humberto Martínez significa el nombre de Luis Fernando Andrade en el caso de Odebrecht (hay que hallar un culpable y nadie mejor que él para eso). En segunda instancia, el pesimismo que tiene sobre el futuro del país, pesimismo que es imposible no compartir debido a la forma en que se trató a alguien que venía de ser muy exitoso en el sector privado, con ganas de aportar en lo público por sentir una obligación moral con su país y hoy paga las consecuencias de una política rastrera, amañada y corrupta. Considera Andrade que de seguir bajo estas mismas políticas, es imposible que el país no entre en una debacle social y jurídica de proporciones inimaginables.
Ahora bien, un punto que hoy, después de la muerte de Jorge Enrique Pizano, queda muy en claro es que existe un desespero enorme por tratar de acallar voces con autoridad para seguir hablando y descubriendo las artimañas en las que el grupo AVAL anda inmiscuido y no porque les preocupe lo que pase en los estrados judiciales en Colombia, sino porque, como bien me lo hizo saber Luis Fernando Andrade en esta entrevista, el hecho de haber utilizado la banca americana para cometer un delito de lavado de activos en su sistema financiero tiene repercusiones inmensas, razón está por la cual el propio Andrade ha pedido no solo el acompañamiento jurídico por parte de la embajada americana, sino como seguro de vida personal.
Siente Andrade que, muy a pesar de ser él una persona que cuenta con los ahorros suficientes para pagar un abogado que lo defienda y de contar con la ventaja de ser una persona con ciudadanía americana, las desventajas que tienen todos aquellos que se atreven a retar al Estado son absolutamente enormes. Muy seguramente su condición de ciudadano americano y al saber que en EUA están interesado en saber la verdad sobre los delitos para los cuales fue utilizado el sistema financiero lo tienen con todos los ojos puestos en su caso, algo que ya de por sí es una gran ventaja.
Aquí hay personas que tienen mucho que perder y es claro que la única salvación, no solo para el buen nombre de Andrade sino para conocer las raíces de este mal, pasa necesariamente por las averiguaciones que las centrales de inteligencia gringas hagan del caso. No hay forma alguna de que se sepa la verdad dejando a los mismos averiguar por sus propios delitos, es tanto como pedirle al Congreso que se bajen los sueldos y reduzcan el número de congresistas...
Hace pocos días se conocieron los números que dejan muy mal parada a Corficolombiana en la bolsa de valores de Nueva York, donde ha tenido una pérdida de valor de sus acciones de hasta un 32%, debido precisamente a los tentáculos de corrupción que se vienen descubriendo y muy seguramente estas mismas repercusiones pueden llevar a todo el grupo AVAL a estar preocupado por correr con la misma suerte.
Por el momento es claro que sí hay un factor común en el caso de Luis Fernando Andrade: es que desde diversos sectores de la sociedad, incluidos periodistas de gran renombre, pasando por empresarios de talla mundial, por políticos de la talla de Gustavo Petro o el propio Álvaro Uribe e inclusive del propio Jorge Enrique Pizano, sí hay alguien que está sirviendo de chivo expiatorio en este caso es el expresidente de la ANI.
Por el momento seré de los que les sigan yendo a la casa de Andrade a visitarlo y a llevarle pan de arroz, así hayamos sido rivales en una lucha de la yo obtuve respeto de su parte y en la que no dejaré de insistir y persistir.