La extradición de Simón Trinidad a Estados Unidos por Álvaro Uribe Vélez se debió a razones de índole estrictamente políticas, no hubo pruebas de que efectivamente hubiera participado en el secuestro de los 3 estadounidenses que hacían labores de inteligencia en suelo colombiano, sin embargo, hoy purga una pena en una cárcel gringa.
La fracasada extradición de Jesús Santrich por cuenta de la valiente y novel JEP responde a una decisión basada en un estudio minucioso del acervo probatorio,que no pudo demostrar que Santrich hubiera delinquido después de la firma de los acuerdos de paz.
La renuncia del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, salpicado por todos los escándalos más aberrantes de corrupción del país, es un reconocimiento tácito de que lo que urdió fue un vil y burdo montaje sobre Santrich. Habiendo la JEP determinado la incapacidad para demostrar la fecha de la comisión de los supuestos delitos, se queda sin piso la estrategia de Martínez Neira para llevar a suelo norteamericano al exguerrillero.
Trinidad y Santrich comparten su paso por la guerrilla, pero fundamental y principalmente su perfil intelectual e ideológico. A Trinidad nunca le perdonaron el haber “traicionado” a la oligarquía vallenata de donde provenía y a Santrich no le perdonaron los gringos su postura radical en las negociaciones, dentro de las cuales fue el más férreo opositor a que se entregaran las armas antes de la firma.
Hoy los hechos le dan la razón a Santrich. El exterminio físico de líderes sociales y de 130 excombatientes de las Farc demuestran que su temor no era infundado.
Este hecho histórico sin precedentes, en el que en un solo día ordenan la libertad del más polémico exguerrillero y renglón seguido renuncia el fiscal, marcará sin duda alguna la agenda política nacional.
La renuncia de Martínez Neira busca volcar la atención sobre la JEP respecto a lo que no pudo ni va a poder demostrar: que Santrich narcotraficó después de la firma.
De ese tamaño era la mentira de Martínez Neira y de ese tamaño era el compromiso adquirido con los gringos, que por vergüenza e incapacidad no tuvo otra alternativa que renunciar.
En un país en el que los corruptos nunca renuncian, debe tomarse atenta nota de lo acontecido en esta histórica fecha.
