En días pasados, aprovechando la aparente calma del sector, se encontraron Bicarbonato, Limón, Jesús y Malbec en un cafecito muy “chic” en la Zona Rosa de Bogotá para, de manera gentil y elegante, analizar los problemas de la nación y botarle corriente a las posibles soluciones.
El último encuentro se había dado hace dos meses en una tienda de esquina de lo más bacana en Madrid (Cundinamarca) donde, sin haberlos invitado, se les sentaron Sirope y Habanero en la misma mesa y la reunión terminó en indigestión “más IVA”.
Todo el bochinche surgió porque a Sirope le dio por defender al gobierno, Habanero se puso furioso con él y dio puñetazos en la mesa y como los otros no pudieron calmar a ninguno de los dos se armó la de Troya, perdón, la de la olla.
El dueño de la tienda y los demás comensales se unieron a la furrusca y eso terminó muy mal.
Se me olvidaba contarles que a este nuevo encuentro Bicarbonato, Limón y Malbec invitaron a ARR, un amigo mayor, y a Pues, el amigo paisa con los que hace días no compartían por unos problemas represados y otros de orden público. Habiendo pedido cinco aromáticas, pues el café no tenía café, procedieron a conversar con un angustiado “chanfle, ¿quién podrá defendernos?”.“Yo”, gritaron todos.
Malbec, el más maduro del grupo, asumió el liderazgo de la conversación, un tanto agitada, pues todos se interrumpían con sus opiniones. “Calma, muchachos, que no panda el cunico!”, y advirtiéndole a ARR que la reunión no era para terminar en golpes, procedió Malbec a mediar para que los ánimos no se alborotaran y las ideas inteligentes fluyeran.
Bicarbonato defendía con pasión los ideales de su padre, Alcalino, ya fallecido, que quería encontrar una nueva manera de hacer política; Jesús, el leal reformador, siempre pendiente de la comunicación; El Senador Limón, un poco incómodo y siempre inconforme, logró consenso con el paisa Pues en temas de educación, pero con la condición de dejar por fuera el de la cordillera y, poco a poco, se fueron concentrando en la urgencia de neutralizar a Sirope y a Habanero y a todos los de esos combos del panorama social y nacional y crearon la Junta del Optimismo, de la cual saldría elegido próximamente el verdadero Chapulín.