En Colombia hay 1100 municipios y 32 departamentos, pero hay que esperar hasta que haya un reinado o unas elecciones para poder recordarlos y entender que el país es más que Bogotá y las ciudades grandes.
Hizo falta el reinado de Cartagena de este año, para que Chocó y Buenaventura volvieran a estar en el meridiano de la información nacional. Triste que este sea el referente positivo para estos territorios colombianos y no porque sus mujeres no sean hermosas —el reinado acaba de mostrar que la belleza negra es indiscutible y a la altura de los prototipos occidentales—, sino porque estos eventos no transformarán la realidad social, política, económica y cultural del Pacífico.
Estaremos de acuerdo que noticias así son mucho mejores que las de la muerte de niños por desnutrición en municipios del Chocó, o que las “casas de pique” en Buenaventura; sin embargo, ninguna de estas razones logra vislumbrar la voluntad política del gobierno nacional para mejorar las condiciones de bienestar que estas comunidades necesitan, además de recordar que ellos también hacen parte de este insufrible Estado.
Esto da lugar a resaltar, que en las pasadas elecciones muchos de los que somos ‘provincia’ solo fuimos un dato más para engrosar o disminuir la puja por la presidencia en el 2018 y dar la certeza que apoyaran o no el candidato de la Unidad Nacional en las próximas elecciones. Además de organizar y presupuestar a quien se puede apoyar y quien se debe poner trabas para que sus gobiernos locales no prosperen.
Las elecciones pasadas orbitaron alrededor de dos marcos puntuales; las necesidades de Bogotá y la importancia que este municipio tiene para Colombia y de la lucha entre el Centro Democrático y los demás partidos políticos. Así fue como el árbol tapó el bosque y La Guajira con sus poblaciones sin agua, Norte de Santander y sus conflictos fronterizos, Cauca y sus luchas internas, Caldas con su corrupción e inestabilidad de gobernantes, pasaron desapercibidos y olvidados en el panorama estatal.
Toda una colcha de retazos de proyectos a medio hacer
pierden importancia y vigencia
si no pasan por el meridiano centralista del gobierno nacional
Al parecer para que los demás lugares del territorio nacional tengan importancia para la administración central de este país y para los medios de comunicación, es necesario ganar un reinado, triunfar en el deporte, obtener un Grammy, ser el representante en elecciones del gobierno nacional de turno o sufrir una catástrofe natural o tener una tragedia local.
Estamos contentos por el apoyo del presidente para la construcción del metro en Bogotá, y mientras tanto las costas colombianas esperan que pronto puedan tener acueducto y agua potable, Caldas reza porque Planeación Nacional cumpla con el apoyo para terminar la construcción del elefante blanco de aeropuerto, los territorios de la Ruta del Sol esperan que los problemas se desenreden pronto y que por fin el centro se comunique con el norte, así toda una colcha de retazos de proyectos a medio hacer que pierden importancia y vigencia si no pasan por el meridiano centralista del gobierno nacional.
Necesitamos un mandato plural, amplio e integrador, que sea capaz de potencializar las fortalezas de todos los territorios y desarrollar políticas equitativas para la mayoría.
@julianelpolit
