Empiezan las fiestas de navidad y fin de año y con ello los corre-corre, los apuros, la vueltas y diligencias para cuadrar todo y tener una navidad lo mejor posible. Entre todas las cosas que toca hacer y dejar listas no puede faltar pagar facturas, lo que se pueda claro y con eso empiezan unas filas interminables en cada banco.
Algunos, los que tienen un poquito más de suerte, alcanzan a ir al banco a recoger y estirar unos pocos pesos de prima navideña para comprar alguna cosa para cenar el 24, beber unas cuantas cervezas y comprar algún detalle, principalmente para los niños, a los que sí o si, hay que ponerles a estrenar una mudita de ropa. Pero eso digamos, “la clase media-media colombiana”, pues para otros tantos su navidad es mucho más difícil, que, a pesar de vivir en una casa maltrecha, de lata y sin ventanas, hacen un esfuerzo para ver como compran una camiseta o consiguen que le regalen algo para ellos y los niños. Suena difícil, pero la realidad es mucho mas dura de lo que se puede expresar por medio de este escrito. Hablo de todas aquellas personas desplazadas, refugiados internos y externos que se encuentran en desamparo y también de los pobres históricos, esas familias que van de casa en casa o se paran en un semáforo a pedir una moneda o ayuda a cambio de limpiar el parabrisas, un caramelo o un agua.
Por estas fechas también, se ve una transformación en las ciudades, de tal manera que los centros de cada ciudad se vuelven mucho más caóticos por cuenta del rebusque. Sabanas y lonas en el suelo, sobre el asfalto de la calle adornan el paisaje, unas con unos cuantos muñecos de plástico y con luces, que dicen “made in Taiwan o China” y otras de calzoncillos, tangas, medias, calcetines, camisetas, zapatos, y jeans. En este ambiente, transitar es casi imposible, usted tiene que llevar en constante vigilancia sus pertenencias, “para evitar problemas” dicen, y a cada paso, estar atento a la avalancha de, siga mi rey, siga mi reina que le ofrezco, se lo tengo, mire, tres por cinco mil, etc. Este ambiente selvático, sin ley, de rebusque, contrasta con las imágenes idílicas de una navidad con nieve y perfecta que está en los alumbrados, así, si miramos a lo alto tenemos alumbrados de colores en medio de una amalgama de cables, y si miramos al suelo vemos el caos, la mercancía y la gente que se agolpa a la vez que los residuos tirados en cualquier esquina.
Este rebusque que se ve en los centros urbanos es ya, podríamos decirlo, una marca de Navidad, y aunque haya mucha gente a la que le molesta este tipo de comercio, la verdad es que hace menos daño que el rebusque político, o para ser más precisos, el rebusque politiquero. Este rebusque todos lo conocemos, y no decimos nada, son las OPS (Orden de Prestación de Servicios) el modus operandi normal es: tener un conocido político, al que usted le ayudó en campaña con voticos y unas reuniones, así como retribución a su aporte, el “político” le da un “contratico”. Con las OPS ocurren dos cosas para simplificar el asunto. Por una parte, tenemos a gente que contratan en precario, es decir, que no están bien retribuidas por su trabajo, y la otra, es gente que recibe sueldo por no hacer nada. Sí, así, tal cual, que tienen una, dos o tres OPS, y a penas van al sitio de trabajo, pero si cobran, en estos casos vemos, el amigo de fulanito, el sobrino de tal otro, y hasta la amante del concejal. Todo esto es, con dinero público, es el dinero que usted y yo, contribuyentes damos para sostener el Estado y que en realidad sostiene una red clientelar que nos desangra.
Ahora parece ser que la reforma tributaria es un hecho y con ello, nosotros, el pueblo vamos a ser exprimidos, por el engendro ese que le llaman “economía naranja” y que nadie sabe explicar en realidad, pero, de forma simple, la cuestión es, que somos exprimidos para que unos pocos se beban el jugo. Los responsables de esto son esos “partidos” que en realidad son unas organizaciones criminales que trafican con lo público, pero también aquellos “lagartos” que están detrás de esos contraticos. Y así siguen las cosas, unos detrás del concejal y el “político” para que les den un contratico, aunque ya a estas alturas del paseo, es pidiendo de regalo de Navidad unos contraticos para el año entrante.
Sin embargo, confío que el próximo año nos traiga en las elecciones, un cambio de rumbo, que acabe con ese manejo corrupto y por fin empiece la ciudadanía a gobernar.