Desde Boyacá hasta la vereda El Limón, un oasis entre la selva de Florencia, Caquetá, Pedro Perico se desplazó en los años noventa para hacer posible su sueño: El Paraíso de Pedro. Un proyecto ecoturístico que, desde el turismo comunitario, busca contagiar el arraigo por el territorio y la protección de los recursos naturales.
Son 70 años que parecen 35, la jovialidad de este hombre le resta en apariencia la mitad de sus días. Botas de Caucho, pantalonetas, una gorra, una cámara con un plástico y una actitud pícara completan su pinta a la hora de guiar a los turistas por las entretenidas caminatas terrestres que incluyen visitas a cascadas y túneles acuáticos naturales, y duran de cuatro y cinco horas.
A sus 42 años, después de pensionarse de la Policía Nacional, y desistir del cultivo de plátano, este soñador se enamoró de la quebrada La Morrocoya, un afluente del río Hacha, que forma un complejo acuífero entre las montañas ubicadas a 20 minutos de la capital Caqueteña.
Antes de aflorar el boom turístico en el Caquetá, Pedro Perico ya estaba creando la idea irreverente de hacer turismo en zona rural de Florencia, capital de un departamento que en aquel momento atravesaba por una disputa territorial entre diferentes actores armados. Para el hombre, el trabajo cooperativo es una de las formas de protección de las comunidades ante los actos violentos.
Ciento cincuenta escalones, cinco minutos en medio un área boscosa, atravesar la quebrada y ascender treinta metros, nos llevaron a la casa de Pedro Perico. Su saludo fue entusiasta, y una vez cascos en mano, equipadas para la aventura nos dirigimos a conocer uno de los tantos miradores desde donde se avista la imponente naturaleza que lo rodea. “Esto me genera tranquilidad, el cantar de las aves o el ruido del agua” cuenta Pedro al hablar de cuanto se ha transformado el lugar desde su llegada, pues entonces era un quemadero de Carbón, lo que se refleja en el museo de raíces que se exhibe de manera espontánea en su casa.
No saber nadar y tener pánico de intentarlo no son limitantes en El Paraíso, Pedro es un animador nato para incitar a enfrentar los miedos y darle vía libre a la emoción bajo el agua. Una cuerda amarilla nos acompañó durante todo el recorrido explorado bajo formaciones rocosas y túneles “porque primero la seguridad”, como dice el fotógrafo empírico, guía y fundador de este universo natural.
“El hueco ya está listo” exclama Pedro cuando le preguntamos por el proyecto de crear una tarabita, como se conoce popularmente al teleférico. Sus planes están enfocados en adicionar, dentro de pocos años el servicio de hospedaje en cabañas, producir sus propios alimentos orgánicos y hacer más fácil el acceso para todo tipo de visitantes. Esto, a través del fomento del turismo comunitario y responsable. “Sueño con promover una cultura de la autosostenibilidad, donde todos seamos conscientes de nuestra responsabilidad como ciudadanos en la protección de la vida, que es el agua”.
¿Cómo llegar?
Si usted es turista nacional o internacional debe llegar a la ciudad de Florencia. Una vez en la capital, usted deberá contactarse con el señor Pedro y acordar una hora de llegada hasta la vereda El Limón.
Posteriormente usted deberá abordar un taxi y solicitar el servicio hasta la vereda El Limón por la vía que conduce a Sebastopol. Este recorrido que dura cerca de 20 minutos tiene un costo aproximado de 15 mil pesos.
Cuando llegue a la vereda lo estará esperando Pedro para iniciar el recorrido. Se recomienda llevar agua para hidratarse y zapatos adecuados para caminar mínimo 3 horas.
Pasadía
El Pasadía consta de:
-Hidratación.
-Tarjeta de asistencia médica.
-Dos refrigerios
- Almuerzo
-Tres recorridos: dos terrestres y uno fluvial.
Costos: para una persona el recorrido tiene un costo de 100 mil pesos; para grupos de hasta cinco personas el costo es de 80 mil pesos por cada uno; para grupos superiores a cinco personas el valor es de 60 mil pesos por cada persona.
Contacto: 313 404 14 48