¿De qué me hablas, viejo? De un país que marchó hastiado este 21 de noviembre

¿De qué me hablas, viejo? De un país que marchó hastiado este 21 de noviembre

"Si continúa gobernando de forma tan mezquina, se vendrá una nueva marcha que no parará hasta tumbarlo"

Por: John Jairo León Muñoz
noviembre 22, 2019
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¿De qué me hablas, viejo? De un país que marchó hastiado este 21 de noviembre
Foto: Las2orillas

¿De qué me hablas, viejo? De esto te hablamos, viejo. De un país cansado, agobiado, dolido. Colombia es una sociedad injusta, mezquina, rara, conformista, bipolar, pero en la marcha dio señales para empezarse a curar. Y allí entre el polvo de las calles y el cielo que acompañó la protesta, mostró signos de mejorías en su compromiso social, para exigir un país digno, es decir un país negro, mestizo, indio, que vuelva al ser humano y su bienestar el centro de sus políticas y de la acción. Con la marcha regresó el poder al ciudadano de la calle y se demostró que puede hacer mucho para construir historia y que las protestas son un buen camino y que tenemos que aprender de Chile, de Ecuador, Brasil y Bolivia.

De esto te hablamos, viejo, que con todo el miedo que inculcaste y de todos los vaticinios, que como un oráculo promoviste al decir que iba a ver vandalismos, para que la gente no saliera a marchar, aun así, Colombia marchó, y que nivel el de la marcha. De esto de hablamos, viejo. ¿Cómo sabías lo de los vándalos? ¿O era el mismo gobierno haciendo lo que mejor sabe hacer: ¿Falsos Positivos? Nos gobiernan unos miserables, que se les olvida las responsabilidades históricas de sus cargos, y la necesidad de respetar el derecho constitucional a marchar, a movilizarse, a alzar la voz y las manos. Lo de hoy fue histórico, en Cali, en Medellín, en Bogotá, en Barranquilla, que con todo el miedo que nos inculcaron, con toda la estrategia mediática que se estableció antes de la marcha, la gente saliera a marchar, eso es un logro ni el verraco. Por cierto, viejo, ¿les pedirán excusas a los de Cartel Urbano? Y a todos aquellos que estigmatizan y señalan como guerrilleros por querer marchar, que es a su vez querer un país distinto.

¡Bravo! La marcha es la literalidad que hay algo que no cuadra, que hay algo que no nos gusta, que el gobierno aquel no es nuestro, no nos representa, que estamos cansados de lo mismo, que queremos dignidad y eso significa una salud y una educación de calidad. No se nos olvide que aquí llegó Duque al poder acompañado del dueño de nuestras pensiones, nada más que Sarmiento Ángulo, el dueño de las comunicaciones, Carlos Slim, el dueño del país político: Uribe y todas sus malas mañas. Y llegó con los medios de comunicación. Que no se les olvide de quién son. Se centrarán los noticieros y los periódicos en informar que hubo saqueos, que se los advertimos, que guerrilleros, que castrochavistas. El mismo sonsonete de siempre. Y, lo otro, jamás se centrarán en informar sobre los millones de personas que salieron a bailar, a cantar, a gritar, a vociferar: que este gobierno es una mentira social, y se quedarán allí. No ahondarán en las canciones, en los bailes, en los saltos, en los carteles, en el arte creativo, en el disgusto de la población, ni en la rabia de una sociedad que marcha. No ahondarán en las razones de la marcha, ni harán el énfasis que estos viejos, esos otros viejos que nos gobiernan, nos van a dejar sin pensiones. Ni que el salario mínimo es una mierda. Ni que la educación pública cada vez es más cara y más difícil su cobertura. No hablarán de la salud. Ni los impuestos. No hablarán de los motivos de la marcha. Se quedarán en lo que a ellos les conviene mostrar:  en el toque de queda, en los desórdenes, en los atracos. Deslegitimarán la marcha.

Da esperanza ver este país que despierta, ver a Cali, que va levantando la cabeza y se atreve a mirar a los gobernantes. Ojalá nunca el pueblo mire de igual a igual a un gobernante, pues el pueblo es superior, ellos están allí (los dirigentes políticos) por nosotros. Somos superior a ellos y tendremos que aprender a mirarlos, cuando levantemos la cabeza y hacerlo de arriba hacia abajo.  ¡Grande Cali! Hace treinta años no había un Toque de Queda.  Grande no por el Toque de Queda, sino por la resistencia y el inconformismo que se mostró en la marcha. Grande por la lucha que se ejerce y porque la marcha debe generar resultados.

Grande Cali porque puso en el ojo de la opinión, varias cosas. De esto te hablamos, viejo: 1. Los más de 500 jóvenes que capturaron en Cali por violar el Toque de Queda es la muestra que el gobierno y sus políticas no está haciendo mucho por ellos. Jóvenes inconformistas, rebeldes, la generación que no tiene nada que perder. Los jóvenes son los olvidados, los rechazados y es al grupo poblacional al que cada vez se le quitan más posibilidades sobre su futuro, de tener trabajos dignos, de gozar pensiones dignas, de construir vivienda, de acceder a becas, de construir familia. Son los olvidados, los nadie, los sin tierra. Más que centrarse en los actos vandálicos el gobierno debería estarse preguntando: ¿Qué hemos hecho por ellos? Y después de la marcha, ojalá se preguntarán ¿Qué vamos a hacer con ellos? Pero no lo van a hacer. 2. El masivo inconformismo social en Cali. Del que no se hablará en los medios de comunicación, pues eso significará hablar de ellos mismos. Ese inconformismo social ha llevado al gobierno a infiltrar las marchas y, esa advertencia de no marchar, era una voz de alerta del estado: Vamos a descualquierar las ciudades si marchan. Y así lo hicieron. El regreso de los paramilitares y su infiltración en las marchas es una manera de controlar la revuelta y hacerlo con otra revuelta. Entonces terminan haciendo el desorden para desviar la atención, desviar el objetivo de la protesta. Y hablarán de los mismos infiltrados (a los que llamarán vándalos o guerrilleros en las noticias) con los que ellos mismos hablaron previamente sobre lo que tenían que hacer durante la marcha, como en una operación militar milimétrica, al estilo Operación Jaque. Hablarán, hablarán, como interpretando el guion.

¿Qué tanto hemos conseguido marchando? Las marchas son la revolución, son el disgusto, son el malestar de una sociedad, por el gobierno que no incluye la solución de unos problemas generales. Si no hubiese marchas no hubiese en estos momentos Derechos Humanos. Por las marchas y las protestas y la crítica es que las mujeres ganaron su representatividad en la historia, por las marchas nos hicimos la pregunta sobre las guerras y sus invasiones bárbaras y hoy hemos aprendido de holocaustos y bombas atómicas... y a qué precio. Por las marchas se construyó un legado en Mayo del 68, con las marchas se exigió el derecho a votar de las mujeres, con las marchas se celebra el día de orgullo gay y a través de él se ganan derechos, poco a poco. De esto te hablamos, viejo, con la marcha del 21 de noviembre se interpela las políticas de Duque, y le quedará difícil hacer sus reformas tributarias, le quedará difícil seguir matando niños en combate, porque el 21 de noviembre se demostró que como colombianos no permitiremos que nos sigan matando el sueño de vivir en un país en paz. Y supongamos que, si continúa gobernando con sus políticas mezquinas, se vendrá una nueva marcha que no parará hasta tumbarlo. De eso te hablamos, viejo.

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