Mucho se habla de que un acuerdo se busca es entre quienes están en orillas contrarias. Y pareciera existir un consenso respecto a que al país solo lo saca adelante un ‘Gran Acuerdo Nacional’. Y tal vez lo otro sobre lo cual es difícil discrepar es respecto a que en lo que estamos es frente a un ‘gran desacuerdo nacional’. Desacuerdo respecto a la situación que vive el país, desacuerdo respecto al contenido de las reformas que se deben hacer, desacuerdo respecto a la forma en que se deben manejar los temas relacionados con la violencia, la delincuencia y los grupos armados.
Lo que sucede es que el gran desacuerdo que existe es respecto a los objetivos que se buscan y a las premisas sobre las cuales debemos basarnos. Mientras no haya coincidencia en esto, todos los desarrollos que se propongan se encontrarán con un escenario de confrontación que impide cualquier avance. Estamos lejos del ‘Acuerdo sobre lo fundamental’ porque lo fundamental no son los mecanismos sino los propósitos y los principios en que nos basamos para alcanzarlos.
¿Cuáles son los que deberían ser de consenso, o los que propone y los que entiende Petro por ‘Gran Acuerdo Nacional’?
Objetivos:
El cambio, por supuesto, pero el cual, aunque decidido por caminos democráticos, no es aceptado por todos. Cambio en el orden social y en la mecánica política. El cuestionar al gobierno acusándolo de no representar el cambio es una forma de reconocer y afirmar que esto es lo más esencial.
La justicia social, porque somos el país con más desigualdad, y el modelo actual -el capitalismo neoliberal- está diseñado para aumentarla (por simple lógica, bajo la libre competencia los más poderosos explotan y abusan de los más vulnerables; los estudios de Pikkety concluyen que estadística e históricamente el aumento del Capital es mayor que el crecimiento del conjunto de la economía, aumentando inevitablemente la desigualdad; y analíticamente el libre intercambio en el mercado tiende inevitablemente a la concentración ver “Retorno a la Economía Politica Anexo I).
La justicia ambiental, porque ya nadie puede dudar que el efecto del hombre sobre la naturaleza tiende hacia un desastre planetario. El cambio climático obliga a una nueva actitud menos depredadora de los recursos naturales, y más consciente de la necesidad de la sostenibilidad como condición de supervivencia. Cada día aparecen indicadores más catastróficos, como que el aumento de 1.5 grados que se consideraba el límite crítico a evitar ya se alcanzó, o que el AMOC (movimiento de las corrientes profundas del Atlántico) tiende a adquirir las mismas características que produjeron el fin de la época de los dinosaurios..
Dichos objetivos requieren acuerdos sobre unos principios y premisas:
Que las partes intenten y estén interesadas en encontrar un acuerdo. A juzgar por la persistencia y virulencia en las críticas a las propuestas de gobierno y a la persona del presidente, no parece existir ese propósito. Se pueden negociar caminos y procedimientos, pero, sin un acuerdo sobre los propósitos y la razones de los mismos, todo intento de conciliar no solo será inconducente sino probablemente imposible.
Que el interés colectivo debe prevalecer sobre el interés particular. Que el modelo de soberanía del Mercado fracasó y la intervención del Estado es imperativa. La competencia debe ser remplazada por la solidaridad para perseguir beneficios colectivos y no individuales. Aún aparecen quienes defienden lo contrario. Por ejemplo, sostener que el derecho de propiedad es un derecho humano, y que quien hereda una tierra puede decidir no producir nada en ella sin que el Estado tenga razón o derecho para intervenir en esa voluntad es negar el principio de la función social de la propiedad (desconociendo incluso la Constitución)
Que la posibilidad de la convivencia pacífica depende de que la construyamos entre todos. La ‘Paz Total’ se refiere a lo que Estanislao Posada describía como el escenario en el que no desaparecen los conflictos pero se establecen los procesos para resolverlos pacíficamente. No se trata solo el de la Paz de las violencias armadas, y por eso los partícipes no son solo los enfrentados con las armas (de ahí el Comité Nacional de Participación); también está la de la equidad social a la cual deben contribuir todos los estamentos y sectores del país, y no solo la clase dirigente ni los que políticamente se enfrentan.
Que el problema de la humanidad nos afecta y debemos participar en su solución. Aportar el granito de arena posible con la descarbonizacion de lo que nosotros manejamos (transición energética; sistemas de silvopastoreo). La presencia y en la medida de lo posible un liderazgo en escenarios internacionales, con propuestas como el cambio de deuda por protección de la Selva Amazónica.
El verdadero acuerdo nacional -y el único que permitiría evolucionar alrededor de otros acuerdos procedimentales- es el del acuerdo sobre los propósitos, sobre la razón de los mismos, y sobre la voluntad de que sean ellos y no las diferencias las que prevalezcan al momento de participar en las decisiones.