De príncipes y reyes del Renacimiento, a dictadores de hoy, como asnos coronados

De príncipes y reyes del Renacimiento, a dictadores de hoy, como asnos coronados

¿No están acaso los actuales autócratas del poder tercermundista sometidos a las normativas y éticas que ha ido construyendo la civilización?

Por: Orlando Solano Bárcenas
diciembre 20, 2023
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
De príncipes y reyes del Renacimiento, a dictadores de hoy, como asnos coronados
Fotografía: Canva

Ejercer un cargo público es un honor que naturalmente trae o conlleva obligaciones, que pueden dar lugar a la exigencia de diversas responsabilidades: ética, moral, penal, disciplinaria, fiscal, social, y hasta política. En el caso de los jefes de Estado el dicho que señala “a mayores honores, mayores responsabilidades”, el asunto se vuelve severo, porque cabría en él hasta lo estético.

Entonces, la jefatura de Estado exige un gobernante con mayor sentido del deber que el resto de los funcionarios y ciudadanos: si irresponsable o culpable, debe el gobernante pagar muchas deudas de todo tipo porque para él se abre el abanico de los planos ético y jurídico, que son estrictos en exigir, además, el juicio político de consecuencias ante el competente de cada momento o naturaleza.

Hemos visto los casos de los gobernantes arcaicos del pasado y del presente, los de la antigua Grecia y Roma, y los casos de los gobernantes de la Edad Media, sobre todo el aspecto de cómo llegan y cómo salen del poder. En esta Nota Ciudadana estudiaremos el poder en el Renacimiento, que fue un período de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, y sus prolongaciones en la Edad Contemporánea. En especial en el espacio del Tercer Mundo y de América Latina, tierra de “supremos” jefes de Estado que ejercen o han ejercido el poder de manera irresponsable, como si fuesen autócratas hijos de Maquiavelo. Caben algunas preguntas: ¿No están acaso los actuales autócratas del poder tercermundista sometidos a las normativas y éticas que ha ido construyendo la civilización? ¿No hay acaso en la actualidad unos 57 países en el mundo que son considerados como gobiernos autoritarios y al menos 32 países con una dictadura militar (como las del Cono Sur), de partido único (Cuba, Corea del Norte, China), personalistas (Perón, Maduro, Ortega), monarquía absoluta (Corea del Norte, !en socialismo¡), híbridas (Venezuela, personalista/militar).

El fin de la Edad Media

Tuvo muchas causas: -Anarquía generalizada; -Poder disperso; -Rey sometido a todo tipo de jerarquías, órdenes y estamentos; -Monarca solo árbitro de conflictos;  -Relaciones feudovasalláticas múltiples y de tipo local, no nacional;  -Enfrentamientos entre religiones y al interior de estos, de movimientos “heréticos”; -Una sociedad sin clases por estar dividida en “cuerpos” y en “órdenes” (clero, nobleza y campesinos) que ven surgir en su seno una nueva clase que adquiere rápidamente el poder económico, la Burguesía.

Cronología de la Edad Moderna

La Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide convencionalmente la historia universal, comprendido entre el siglo XV y el XVIII. Se inicia con la caída de Constantinopla (1453) o con el descubrimiento de América (1492). Para unos finaliza con la Revolución Francesa (1789) y para otros con la Independencia de los Estados Unidos (1776). Durante ella se destacan los valores de la llamada Modernidad (el progreso, la comunicación, la razón), en oposición a la Edad Media (período oscuro, aislado e intelectualmente menor). La Edad Moderna, iniciada por el subperíodo del Renacimiento, por el contrario, se sitúa orgullosa en la gloria y conocimientos de la Edad Antigua como una verdadera Época Clásica; son tiempos también del “encuentro” de dos mundos: el Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Le seguiría, a partir del siglo XIX, la Edad Contemporánea (iniciada por la Revolución francesa, según algunos), de mayor impulso hacia la modernización, mayor desarrollo de las fuerzas económicas y sociales del capitalismo y la burguesía. También de las entidades políticas que le dan basamento, como la nación y el Estado.

La Edad Moderna es preciso situarla en el espacio y en el tiempo

Para los de formación eurocéntrica, fue un espacio “mundial”. Para otros, un espacio solo de la civilización occidental, entendiendo por esta “europea” y hasta de solo Antiguo Régimen de las monarquías de la Europa occidental. En todo caso, simultáneamente se iban dando fenómenos relevantes: la imprenta de tipos móviles, el desarrollo del Humanismo y el esplendor del Renacimiento, todo esto gracias en parte a la llegada a Italia de exiliados bizantinos y textos clásicos griegos. El final de la Edad Moderna ha dado lugar a discusiones de escuela, que distinguen entre la Edad Moderna temprana (siglos XV al XVIII) y la Historia Moderna actual (siglos XIX, XX y XXI). Para simplificar, se puede afirmar que la Edad Moderna transcurre desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII. En esta Nota Ciudadana estudiaremos el desarrollo político durante el Humanismo renacentista en los aspectos históricos, económicos y políticos para profundizar en otra Nota en el Ascenso del Absolutismo y sus repercusiones en lo contemporáneo, en particular en el caso de América Latina.

El Humanismo Renacentista

El Renacimiento fue una época de transición del Feudalismo a una más avanzada en las formas de expresión social, política, cultural y agraria que van a preparar las revoluciones agrícola e industrial, luego de la recuperación económica de la llamada Crisis de la Baja Edad Media del siglo XV. Las instituciones comienzan a fortalecerse, al igual que el derecho. Se esboza en gran parte una civilización nacional, urbana, laica y centralizada, con gran desarrollo del comercio y la industria. La física de Isaac Newton, seguidor de matemáticos italianos, fundamentó los principios de la Ley de la gravedad; quedando así sentadas las bases teóricas para la máquina de vapor y el Maquinismo (la fábrica y el proletariado). Los métodos de la Escolástica (magister dixit o Roma locuta) fueron reemplazados por los primeros fundamentos del método científico: observación, cuantificación, formulación de hipótesis, experimentación, publicación, reproducibilidad. Las armas de fuego y la artillería cambiarían el arte militar con el declinar de la caballería y el ascenso de la infantería; las naves de guerra se harían más eficientes; los ejércitos comenzarán a ser nacionales al lado de los mercenarios, como ciertos grupos paramilitares o “colectivos”  al servicio de gobernantes actuales que ejercen control mediante el uso de la fuerza para infundir el miedo entre los ciudadanos e intervenir en el proceso y la toma de decisiones políticas (Nicaragua, Venezuela).

De los avances mencionados también se beneficiarían las futuras monarquías autoritarias. Gracias a Copérnico, fe y ciencia se separan con el heliocentrismo; continuarán este proceso Kepler, Giordano Bruno, Galileo y Miguel de Servet, entre otros. Monarcas y gobernantes del Renacimiento ejercieron gran mecenazgo cultural y literario para impulsar las artes y proteger a los grandes artistas como Alfonso V de Aragón, el Sabio (1396-1458), quien convirtió Nápoles en un gran centro humanístico y ha sido visto como el ideal de príncipe del Renacimiento; Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547), quien recibió en su corte a numerosos eruditos y artistas, por ejemplo a Hans Holbein, el Joven; Francisco I de Francia (1494-1547), protector de artistas e intelectuales como Leonardo da Vinci, en general de la cultura renacentista italiana y fundador del Colegio de Francia; Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558), influenciado por humanistas del momento como Erasmo de Róterdam y protector del pintor Tiziano, quien representa el ideal político del Renacimiento. En las repúblicas y estados italianos príncipes y duques protegieron las artes como Ludovico Sforza y Lorenzo de Médici. Contrasta este amor por la cultura, con la incultura y a veces cultura de fachada de tantos dictadores de ópera bufa y pacotilla como Tirano Banderas (Valle Inclán), el León (Jorge Ibargüengoitia), Francia (Roa Bastos), Rosas, Estrada Cabrera (Asturias), el Patriarca en su otoño (García Márquez), el Generalísimo Leónidas Trujillo (Vargas Llosa), Fulgencio Batista, Anastasio Somoza, Marcos Pérez Jiménez, Gustavo Rojas Pinilla, Getulio Vargas, Stroessner, Banzer, Juan Domingo Perón, Fidel Castro, Geisel, Videla, Bordaberry, Pinochet, Chávez-Maduro, Ortega algunos de ellos captadores de oro, como fue la captación del oro y las riquezas de América durante el Renacimiento, que irían pavimentando el camino al capitalismo inglés y holandés y al afianzamiento de una burguesía ávida de dinero, pero también de artes y conocimientos.

El Capitalismo comercial incipiente

Es comenzado a teorizar por Tomás de Mercado y Sancho de Moncada, dos mercantilistas españoles que escribieron los primeros textos de economía, apoyándose en las matemáticas. Seguidamente, los fisiócratas de Quesnay se opusieron al intervencionismo del mercantilismo a fin de poder predicar el laissez faire, de simplificar lo fiscal y predicar que la tierra es la única fuerza productiva. En 1776 Adam Smith creó la moderna economía con su libro La riqueza de las naciones, obra que hizo escuela con Jean Baptiste Say y Jovellanos. Desde ahora, el liberalismo económico tiene una biblia o un vademécum.  Es el libro-guía de la burguesía.

La Burguesía

En el siglo XVIII la burguesía francesa irá a desarrollar la teoría del derecho natural de los hombres y el postulado de que solo le corresponde a la nación el ejercicio exclusivo del poder.   Con ella la monarquía absoluta comenzará a ceder terreno. Enfrentados al feudalismo y aliados con el absolutismo, los burgueses habían desatado durante la Edad Media varias revueltas populares urbanas. Eran ya casi la clase dominante, por ser la propietaria de los medios de producción y por casi no tener las ataduras de las corporaciones y los gremios. Salidos del castillo asfixiante, pudieron combatir los bandoleros de camino.  Auxiliados por el derecho romano, hicieron a un lado la maraña de los derechos consuetudinarios de los señores feudales, a quienes les levantaron la cara para reclamarles libertades de diverso orden; además, se reúnen en Parlamento y piden que se cambien las reglas electorales. Es así como va a surgir primero la monarquía parlamentaria inglesa y luego la europea. En el mundo actual los cambios en las reglas electorales son frecuentes en la mayoría de las dictaduras que celebran elecciones trucadas, fraudulentas, no competitivas, con persecución a la oposición y sin admitir la observación internacional, que hacen uso de los recursos estatales para el control de los medios de comunicación, que restringen la posibilidad de postularse como candidato de aquella o privan a sus candidatos de los derechos fundamentales electorales.

Los burgueses renacentistas, amparados en la teoría protestante del lucro capitalista, se alejan del concepto católico del justo precio y comienzan a pensar en finanzas públicas y en temas propios de precios y beneficios. Testan libremente dentro de una familia que comienza a ser nuclear. Les dejan a los católicos pensar sobre el pecado de usura, el honor-fama, los blasones, el vivir de la renta, el mayorazgo y afines. Nuevos valores ideológicos, como el individualismo, el trabajo que no deshonra, el mercado libre, el progreso, el nuevo urbanismo, la fábrica y la colonización extractiva triunfan sobre los viejos valores de Antiguo Régimen. Marco Polo y las libertarias repúblicas marítimas italianas traen productos del Lejano oriente por la Ruta de la Seda. La Liga Hanseática busca los productos de las Islas de la Especias. Durante la Segunda Guerra mundial, el dictador Hideki Tojo expandió territorialmente el imperio nipón al costo de cinco millones de personas, crímenes de guerra por los cuales fue juzgado y sentenciado a muerte al final de la Segunda Guerra Mundial.

El contexto del Renacimiento

El hecho más relevante de esta sub-época es la Crisis de la Conciencia europea, fenómeno primero desatado por Lutero y luego respondido por la Contra Reforma católica. Los Grandes descubrimientos y las utilitarias expediciones científicas hacia nuevos continentes abrieron nuevos continentes. El Mediterráneo occidental y el Atlántico hispanoportugués desplazaron en gran parte al oriental, dominado por los turcos otomanos. Bajando por África los portugueses llegan a la India, Filipinas, China y Japón. Luego viran, junto a los españoles, hacia las Américas, ahora amparados en el Tratado de Tordesillas. Los saltos renacentista también son cualitativos y espirituales gracias a grandes artistas como Leonardo, Rafael, Miguel Ángel, Giotto, Vasari verdaderos humanistas conocedores de las siete artes liberales. Con ellos se rescata la belleza del cuerpo humano. El género epistolar divulga altos contenidos humanísticos e intelectuales. El latín es la lengua universal entre los intelectuales y llegan los grandes inventos: la brújula 1420; la imprenta 1449; el arcabuz 1453; el astrolabio 1460; varios tipos de miembros ortopédicos 1560; el mosquete 1565; el péndulo en 1581. Las revoluciones social, económica, científica y política (protocapitalistas) están en curso y nada las detendrá. Ha surgido un nuevo hombre, humanista para más señas.

El Antropocentrismo humanista

Es una concepción filosófica que considera al ser humano y sus intereses como el centro de todas las cosas y el fin absoluto de la creación, de allí que supedite todo a las necesidades y bienestar del ser humano. El hombre pasa a ser el centro del universo y el punto de partida para construirlo todo: la sociedad, los valores, la economía, la política. La voluntad humana prevalece y el hombre puede dominar la naturaleza. El hombre deviene en amo de su propio destino y en él puede ascender. Es la modernidad en filosofía, ciencia y el arte. Comienzan los choques con las diferentes religiones que campean y se baten por toda Europa. En esta vía, la doctrina humanista acentúa la separación de los ámbitos religioso y laico, gracias a los avances del racionalismo. El pensar científico le toma distancia al pensar religioso del teocentrismo, sobre el cual se apoyan las monarquías. En síntesis, humanismo y antropocentrismo van de la mano en el maravilloso jardín del Renacimiento. Empero, no sin las espinas de numerosos conflictos. Erasmo les había abierto el camino.

Con el espíritu renacentista volvió a nacer una actitud dubitativa, interrogativa y curiosa en el hombre culto de la época. Este hombre volvió a confiar en su inteligencia, libre albedrío e inventiva, como los sabios de la Antigüedad clásica grecolatina. Es un nuevo pensar, una nueva fe en la libertad de ser (y “del tener”, comenzaban a decir los burgueses). Un pensarse a sí mismo desde ahora no necesariamente pecaminoso. “Ser humano”, viene a ser valioso, grandioso. Esta renovación es también política y de nuevas ideologías que rechazan tanto el poder medieval del papado y a los reyes aspiran a imponerles controles. Étienne de La Boétie lanzará su teoría de la desobediencia civil. Los Hugonotes y los Monarcómacos impulsarán el sentimiento del deber de resistir cuando el monarca se haya vuelto tirano o cuando haya roto el contrato que lo ata a los estamentos, los órdenes, los Estados; también cuando haya vejado el nuevo ente o sentimiento que es ahora la “nación”. Hoy en día los regímenes autoritarios se mantienen en el poder, gracias a la conjugación de los intereses de sectores económicos minoritarios con los de un líder que detenta un poder sin límites y ejerce un control político y económico también sin límites. Erasmo y los Monarcómacos van a señalar el camino hacia la secularización de la sociedad y la ruta hacia el individualismo.

El espíritu individualista surgido del Renacimiento

Los descubrimientos geográficos realizados por España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra ampliaron las mentes. Las riquezas extraídas por los imperios coloniales permitieron iniciar una rápida acumulación de capital; de esta, gestionada en la bolsas de valores, saldrá la futura industria y el comercio global que permitirán el rápido ascenso económico y político de las burguesías inglesa y holandesa. Luis XIV llamó a su lado como ministros de Estado a burgueses ilustrados y no a la vieja aristocracia, secuestrada y empolvada (¿emasculada?) en Versalles. España y Portugal se quedarían rezagadas a causa de la inflación, como están rezagados hoy en día tantos gobiernos embarcados en el control a ultranza del mercado para, en realidad,  favorecer las camarillas del petróleo y al nepótico núcleo familiar (Argentina-KK, Venezuela, Nicaragua). Para la época, España y Portugal estaban en quiebra por la política económica de un mercantilismo paternalista más protector del consumidor y de los privilegiados que del productor, lo que recuerda un tanto las recientes denuncias del nuevo presidente de Argentina.

Los descubrimientos geográficos tuvieron numerosas causas: -Geográficas, deseo de encontrar una ruta comercial alternativa para llegar a Oriente; -Ideológicas, el afán de aventuras, la búsqueda de enriquecimiento; -Religiosas, el deseo de extender el cristianismo entre los llamados "infieles". A mediados del siglo XV Portugal inició la Era de los descubrimientos. Luego llegaron los de Castilla y Aragón con Cristóbal Colón,  quien “descubrió” o “cubrió” el continente americano, luego conquistado y colonizado entre 1492-1580 por ilustres navegantes como Vasco de Gama, Magallanes, El Cano, Bartolomé Díaz, Balboa, Américo Vespucio, entre otros. Había quedado iniciada la globalización de la economía y del comercio mundial por obra de las nuevas rutas marítimas, las carabelas y el aumento del flujo de mercancías; fenómenos que se sumaron al auge simultáneo de las Rutas de la Seda y de las Especias. De tantos contactos saldría el Mestizaje y en todo esto influye el espíritu individualista que había sido iniciado más pronto en el sur de Europa que en el norte, lugar donde hará su aparición Erasmo, un gran sabio.

Erasmo de Róterdam (1466-1536)

Con sus obras dio luz al Erasmismo, una corriente ideológica y estética que abrevó en las fuentes de los autores latinos. Propugnó Erasmo por un acercamiento entre el protestantismo y el catolicismo no sin hacerle la crítica a la corrupción del clero regular, a la piedad supersticiosa y a los excesos y escándalos de los prelados. Pidió reformar el cristianismo, exigiéndole una vida moral más estricta. Con su obra Elogio de la locura va a influir tanto en la Reforma protestante como en la Contrarreforma, en ella les pide no menospreciar el uso de la razón, tarea en la que se deberá abarcar por igual una ética, una lógica y una metafísica. Erasmo se declaró pacifista y paulista; en política fue partidario de la coexistencia en Europa de un poder de carácter temporal (imperial) con un poder espiritual (papal). Al pontífice de Roma le recomendó dejar el poder temporal en manos de otros.  Las ideas erasmianas tomarán fuerza durante el Concilio de Trento (1545-1563). También facilitarán el surgimiento de nuevos conceptos como el de libertad de conciencia, que le abrirán el camino a otras tendencias religiosas del cristianismo, en particular a las diversas expresiones del protestantismo; igualmente estimularán la duda cartesiana, el racionalismo, el empirismo, la indiferencia religiosa, el libertinismo, la masonería, el panteísmo, el agnosticismo y el ateísmo ideas que eran inconcebibles bajo el oscurantismo medieval. Entonces, el nuevo espíritu lo baña casi todo y por esta razón le surgirán contradictores.

Al Erasmismo renacentista se le opondrán los Políticos del régimen

 La corriente de les Politiciens tuvo como meta restaurar la unidad política de Francia a través de una monarquía fuerte y del reconocimiento de algún tipo de tolerancia religiosa. No obstante, vio en el erasmismo y en otras corrientes religiosas y filosóficas adversarios de la religión y sobre todo de la monarquía, considerado el peligro mayor. De estas inquietudes saldrá la Contra Reforma católica y sus tenores, a cuya cabeza se encontrará Jean Bodin, el teórico del Absolutismo. Se le sumará Étienne Bossuet, defensor a capa y espada de un supuesto origen divino de la monarquía, que no admite para ella límite alguno; como tampoco admite la existencia de cualquier tipo de régimen “mixto”. Para el monarca no hay límites porque, agregan, el rey “da y rompe las leyes”; en consecuencia, frente a la tiranía del rey solo cabe la desobediencia pasiva y no el tiranicidio. De esta manera, los ámbitos religioso y político quedan separados en beneficio ahora de la monarquía. Ha quedado pregonada la supremacía de la soberanía del rey sobre cualquier otra potestad interna o externa (particularismos locales y estamentales o poderes universales). No obstante, Bodin en su obra no aspira a crear un despotismo oriental. Pero, sí le concede al rey el poder de gozar de la libertad de modificar ad libitum la ley positiva dictada por sus predecesores, mas con ciertos límites a su autoridad; estos son: la ley divina, la ley natural, el derecho consuetudinario y los pactos juramentados. Entonces, nada de crear un autócrata oriental como lo son hoy ciertos gobernantes que por sí y ante sí dominan, restringen o abolen el voto popular, instauran el régimen de partido único o el hegemónico restringiendo así las opiniones e ideologías políticas diferentes a la propias.

 La Esclavitud

La codiciosa búsqueda del oro de El Dorado trajo el infame saqueo y la fundición en monedas de las riquezas culturales de los indígenas de América. Como las monedas, el mundo se hizo igualmente redondo. En Amberes y Londres los florines y los chelines ruedan en abundancia. En las minas de América, los indígenas mueren por el látigo o por las enfermedades; la merma demográfica es tan elevada,  que se inicia la trata de esclavos desde África; antes, Bartolomé de Las Casas y Ginés de Sepúlveda habían discutido sobre si los indígenas eran o no sujetos de esclavitud natural, si tenían o no alma inmortal, si eran o no iguales a los europeos. En 1537 a la bula Sublimis Deus, ayudó a decir que los indios eran “hombres” con derecho a la libertad. La monarquía española expidió las Leyes de Indias, para garantizarse jurídicamente el dominio temporal y el patronato regio que las bulas alejandrinas le habían dado a la Corona española, a cambio de la evangelización. El padre de Las Casas “justificó” indirectamente la trata de esclavos africanos, de lo que después se arrepentiría. El periférico trabajo esclavo de los africanos, resultaría insertado en la economía mundial. Frente a la esclavitud, las religiones monoteístas no tuvieron empacho moral en cerrar los ojos ni siquiera para justificar las peleas entre sus monarcas. También las religiones y los gobiernos los volvieron a cerrar frente a la explotación de la población nativa del Congo como mano de obra forzada y esclava por la opresión de Leopoldo II de Bélgica, responsable de la muerte de entre 10 y 15 millones de congoleños.

La Reforma Protestante (1517-1648)

La Reforma protestante fue avasalladora y renovadora en muchos aspectos de la doctrina, la práctica y los fines. Se inició en la Alemania del siglo XVI por Martín Lutero y luego abarcó casi toda Europa -especialmente Alemania, Escandinavia y el Báltico- dividiendo a la cristiandad entre protestantes y católicos. El 31 de octubre de 1517 el agustino Lutero sacó Las 95 tesis o afirmaciones críticas sobre la Iglesia Católica y el Papado, documento donde criticaba las prácticas del clero, la venta de indulgencias y al Papa mismo. En ellas exigía un retorno a los preceptos católicos elementales de las Sagradas Escrituras y un mayor respeto por el ser humano y la libertad de conciencia. Las numerosas y diversas iglesias protestantes contribuyeron al derribo de los principios fundamentales del Medioevo. También contribuyeron al surgimiento del Humanismo y el Renacimiento. En ellas se atacaba la pretensión papal de ejercer supremacía sobre el poder político terrenal de los monarcas. El papado ya estaba severamente afectado y dividido entre varios papas por el cautiverio de Avignon (siglo XIV) y por el Gran Cisma. Los esfuerzos unificadores de Erasmo de Róterdam resultaron nulos.  El creyente, expuso Lutero, no necesita para aproximarse a Dios de un agente externo, sea eclesiástico o político. En consecuencia, la organización encabezada por el Papa es innecesaria puesto que con Dios la comunicación puede y debe ser directa de cada persona. Estas tesis desencadenaron revueltas religiosas, culturales, políticas y sociales que aceleraron el proceso de surgimiento y desarrollo de las naciones-estado modernas. De la Reforma surgieron cuatro tradiciones protestantes principales la luterana, la calvinista, la anabaptista y la anglicana, cada una con importantes implicaciones en la teoría y la práctica políticas. Frente a ellas, el papado se pronunció.

La respuesta del Papa a la Reforma Protestante

Fue enviada a través de la bula Contra los Errores de Martín Lutero del papa León X el 15 de junio de 1520, a la que Lutero respondió con su quema pública el 10 de diciembre de 1520. Roma volvería a responderle el 3 de enero de 1521, pero ahora con la excomunión. Fue un cruce de textos cargados de rencor y de ideologías que dio gran impulso a la Edad Moderna, aumentado por   la rauda difusión de la imprenta y por el sistema métrico decimal, así como varios avances científicos y filosóficos. El Papa aumentaría sus ataques al protestantismo con la Contra Reforma.

La Contra Reforma católica

La Reforma Tridentina fue la respuesta de la Iglesia católica a la Reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Es presentada como un intento de renovación de la Iglesia católica durante los siglos XVI y XVII. La inició el papa Pablo III Farnesio en 1545 y se extendió hasta la finalización de la guerra de los Treinta Años en 1648. Reformó el funcionamiento de la administración del papado y de las órdenes monásticas, le hizo ajustes a la doctrina y aumentó la fundación de seminarios. Tuvo igualmente un carácter inquisitorial con el papa Carafa o Paulo IV. El gran propósito fue condenar la Reforma protestante como una herejía. El Concilio de Trento (1545-1563) postuló la supremacía de la autoridad papal y creó la Inquisición romana, que sería liderada en España por Felipe II. El Post Concilio de Trento, no pudo regresar a la fe católica a numerosas naciones reformadas.  En Francia, el conflicto religioso trajo muchos enfrentamientos hasta que en 1685 Luis XIV revocó el Edicto de Nantes, por el cual se garantizaba la tolerancia católica hacia los hugonotes. Seguidamente los expulsó, iniciándose un fuerte periodo de guerras de religión en Alemania. Vino en Francia la Matanza de San Bartolomé en 1572. La Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) trajo la separación de los Países Bajos en un norte protestante y un sur católico. La Guerra de los Treinta Años (1614-1648) hizo de la suma de todos estos conflictos, un conflicto europeo generalizado. Vendrían más divisiones, fricciones y escaramuzas de diferente extensión y niveles. La antigua Galia Cisalpina inició otra lucha contra la eterna Roma. Ambos movimientos, tanto la Reforma como la Contrarreforma, plantearon en últimas la relación Medioevo-Modernidad.

El Galicanismo

Sus defensores fueron enemigos de la teocracia pontificia, oponiéndose a los Ultramontanos, los acérrimos defensores de la Contra Reforma. Surgió en el siglo XVII para defender la relativa independencia de la iglesia católica francesa en sus relaciones con el Papa, para ello predicó que la autoridad civil popular del monarca o del Estado sobre la Iglesia católica, es comparable a la del papa. Sintetizan las reivindicaciones de la sociedad civil contra el clero. Luis XI intensificará el conflicto entre el monarca y la centralización romana al pregonar que el príncipe detenta de forma inmediata su soberanía de Dios, sin pasar por el papa. Pierre Pithou, André Duchesne y Edmond Richer vieron en los reyes “vivas imágenes de Dios, por quien son elegidos y escogidos”. Los reyes son sus “lugartenientes sobre la tierra”  y no tienen sino a Dios por superior. En 1614 el Tercer Estado General defendió la independencia absoluta del poder temporal, fue allí donde Jean Savaron pidió que el Rey fuese aureolado con un nuevo prestigio: el de ser un “Dios corporal” a quien los súbditos deben la más estricta obediencia, porque el rey está “liberado de cualquier otra dominación que no sea la suya misma”. El rey, rematan, no “depende sino del Señor”. Con estas tesis el papa ha perdido el control sobre la monarquía, algo que no sería aceptado por los Ultramontanos, sus incondicionales seguidores.

Los Ultramontanos

Guiados por el jurista español Francisco Suárez y por el teólogo jesuita e inquisidor Roberto Belarmino afirman la autoridad del papa sobre los reinos temporales del resto de Europa, para ello hacen especial hincapié en un episcopado supremo del obispo de Roma con jurisdicción universal inmediata. De esta tesis va a surgir en el Concilio Vaticano I (1869-1870) el dogma de la infalibilidad papal. Belarmino, llamado el "Martillo de los herejes",   dirá que toda autoridad viene de Dios, pero los príncipes no la reciben directamente de él porque el pueblo les sirve de intermediario; de allí que, en consecuencia, el pueblo detenta la soberanía en potencia. Le corresponde al papa, añade,  fijar la legitimidad de la rebelión. El Tercer Estado va a recibir estas tesis con sumo beneplácito. Belarmino se enfrentó con el rey de Inglaterra Jacobo l, quien pretendió imponer a los católicos el juramento de fidelidad que le reconocía al soberano -como instituido de derecho divino- una autoridad ilimitada en el doble dominio espiritual y temporal, y, por lo contrario le negaba al Papa todo poder de amonestar y de deponer a los príncipes, así como de desligar a sus súbditos del juramento de fidelidad, tesis que algunos católicos esperan que le sea aplicada a Ortega por el papa jesuita.

El gobierno absolutista de Luis XIV y las ideas de Bossuet rechazan este postulado, afirmando que todos los poderes están supeditados al rey a fin de asegurar el bienestar de los súbditos. De esta manera, el clero queda sometido a la autoridad del Estado y no a la autoridad del papa. Las tesis de Bossuet sustentan que los papas, sus sucesores, y la Iglesia misma han recibido de Dios el dominio solo sobre las cosas espirituales y no sobre las temporales ni las civiles; por lo tanto, los reyes y los soberanos no están obligados para con la Iglesia a la hora de decidir sobre las cosas temporales y no pueden ser depuestos por la iglesia, ni sus súbditos pueden ser absueltos por la iglesia de sus juramentos de lealtad al rey. En mayo de 1692, Luis XIV va a declarar solemnemente las llamadas Libertades galicanas. Con la llegada de la Revolución francesa, estas posiciones quedaron establecidas oficialmente el 12 de julio de 1790 cuando la Asamblea constituyente aprobó la Constitución civil del clero. El reinado de Luis XIV duraría 72 años; modernamente, el de Fidel Castro, un caudillo socialista,  lo haría durante 49 años tal vez situado un tanto en la línea caudillo-personalista de Antonio López de Santa Anna en México y Juan Manuel de Rosas en Argentina.

Francisco Suárez (1548-1617)

Fue un teólogo escolástico, filósofo y jurista jesuita español miembro de Escuela de Salamanca preocupado de los asuntos humanos. Suárez esbozó la idea del pacto social y realizó un análisis más avanzado que sus precursores del concepto de soberanía: el poder es dado por Dios a toda la comunidad política y no solamente a determinadas personas. Con esta posición, esboza el principio de la democracia contra los grupos de los cesaristas, legistas, maquiavelistas y luteranitas. Con Roberto Belarmino formuló el derecho a la resistencia armada frente a un poder injusto; además, refutó la teoría patriarcal de gobierno y el derecho divino de los reyes. Estos, tienen derecho a exigir un juramento de fidelidad a sus vasallos, quienes quedan obligados a cumplirlo, pero siempre que se solicite de forma justa e invocando a Dios como testigo de esa lealtad. Son competencia de la Iglesia, los asuntos eclesiásticos. Un rey cismático o hereje no puede exigirle a un católico la promesa de fidelidad religiosa porque un juramento no puede ser “vínculo de injusticia”. Uno de esta naturaleza, es nulo y no obliga a nadie.​

En cuanto a la licitud de rebelarse contra un tirano, Suárez distingue entre el caso de un rey legítimo que gobierna tiránicamente y el de un usurpador. No es lícito el tiranicidio contra un rey legítimo, salvo en caso extremo de legítima defensa. Sí cabe el tiranicidio contra el usurpador, por carente de legitimidad de origen; también es posible derrocarle. Pero, si el derrocamiento no fuese posible, cabe darle muerte si no hubiese para la comunidad política otra manera de deponerlo mediante acuerdo de los órganos representativos de la sociedad estamental de Antiguo Régimen. Cuando llegue a desaparecer la autoridad legítimamente constituida, el poder retorna al pueblo; es decir, que este conserva el poder de raíz, aunque carezca del poder formal mientras exista un rey legítimo. Pese a esta limitante, considera Suárez que es un derecho la desobediencia civil contra las leyes injustas, así procedan de un poder legítimo, puesto que tales leyes -al ser injustas- pierden el rango de ley. La comunidad política cristiana “está obligada a repeler al gobernante pagano cuando por razón de su poder se tema moralmente el peligro de la destrucción de la fe”. Suárez defiende la potestad papal para desvincular a los súbditos de un príncipe cristiano de la obediencia debida, cuando dichos príncipes caigan en herejía o apostasía.

Dicho esto, la teoría política de Suárez contempla la desobediencia y la resistencia civil ejercidas en defensa de la fe católica, pero también en orden a la consecución del bien común. En la teoría de Suárez sobre el origen del poder real (“doctrina de reversión”) se predica que la autoridad sí es dada por Dios, pero no al rey sino al pueblo. La autoridad se arraiga en la comunidad y es por esta razón que jamás debe ejercerse de un modo despótico, porque si no, la sociedad tiene derecho a rebelión y a destronar al tirano, siendo legítimo hasta la posibilidad de regicidio (tesis proto-liberal). Entre los gobernantes autoritarios de hoy en día, una de las maniobras más frecuentes consiste en manipular arbitrariamente la Constitución con el objetivo de perpetuarse en el poder, es por esta razón que Suárez  hoy en día sería perseguido no solo por los borbones sino también por los Ortega.

La Liga católica

Fue un movimiento o partido político armado de carácter católico durante las guerras de religión de Francia, creado en 1576 por el Enrique I de Guisa, con el apoyo del papa Sixto V, los jesuitas, la reina Catalina de Médicis y el rey Felipe II de España, que tuvo como objetivo imponer el catolicismo como única religión admitida y eliminar el protestantismo de Francia. Estuvo cerca de la Matanza de la San Bartolomé y más adelante inspiró La Fronda. En el programa también estaba la defensa del rey, pero siempre que no defendiera a los protestantes,  y la protección de los Estados Generales de Francia. Al rey le exigía que se obligara a rendir cuentas regularmente a los Estados Generales, porque no tenía legitimidad alguna y debía someterse a estos; igualmente le exigía a la nobleza someterse a dichos Estados. La Sorbona relevó a sus miembros del deber de fidelidad al rey, quien fue declarado "tirano" y más tarde asesinado por Jacques Clément, un liguista dominico. A París la pusieron bajo el terror. Los hombres leales al rey  -los Políticos- fueron encarcelados y considerados como herejes. Jean Boucher, llamaba al regicidio y Enrique IV estuvo a punto de ser asesinado en varias ocasiones. Más tarde lo sería por Ravaillac.

Ciertos gobernantes de hoy en día promocionan políticas del terror como uno de los principales recursos del sistema autoritario para perpetuarse en el poder, suprimiendo cualquier ideología o discurso antigubernamental a través de la agresión y la represión física, incluso, matando a las personas que se sublevan. Por ejemplo, a partir de 1930 la llamada Gran Purga o Gran terror de Stalin desató una serie de campañas de represión, reasentamientos, deportaciones masivas y persecución que dejaron millones de víctimas. Ismail Enver Pasha, oficial otomano y líder de la Revolución de los Jóvenes Turcos comenzó una de las primeras limpiezas étnicas del siglo XX, en la que perecieron 1, 5 millones de armenios y otro millón de griegos y asirios. Pol Pot, ex Primer ministro y dictador de Camboya fue el principal responsable del genocidio camboyano, durante el cual se torturó y asesinó a una cuarta parte (dos millones) de la población del país. Kim Il Sung, fundador de Corea del Norte y de la actual dinastía “socialista” (?) ha sido acusado de asesinar a 1,6 millones de personas durante su gobierno. Mengistu Haile Mariam ex Presidente de la República Democrática Popular de Etiopía (1987-1991) causó el genocidio durante el llamado Terror Rojo (1977-1978) que acabó con 1,5 millones de opositores a su poder. Yakubu Gowon, ex presidente de Nigeria entre 1966 y 1975, provocó la muerte de más de un millón de personas, casi todos de la etnia igbo.

El Calvinismo

Creado por Juan Calvino y otros teólogos del Renacimiento en Suiza, fue la segunda fase de la Reforma protestante. Hizo énfasis en la autoridad de Dios sobre todas las cosas. En el siglo XVI se extendió por Europa y Norteamérica. Impulsó la preparación ideológica para el desarrollo del capitalismo en el norte de Europa. Defendía la usura, porque el dinero puede ser fructífero y dar lugar al cobro de intereses. En política le opuso a la tiranía una especie de “lealtad heroica” basada en que al Estado hay que obedecerle mientras llega el hombre superior que, en nombre de Dios, liberará a los pueblos del tirano. Es la tesis de corte paulino de la Adhesión de conciencia, que exige y comporta el respeto a la autoridad y la colaboración necesaria a toda actividad social, lo que excluye toda resistencia o toda revuelta; quedaba enfrentada a la tesis anabaptista de la Objeción de conciencia. La tesis de la Reforma -la de corte autoritario- afirma que el gobernante no es sino el mandatario de Dios encargado de realizar el espíritu del Evangelio, por lo tanto, el Estado deberá ser solo el servidor de Dios. En el mundo contemporáneo existen regímenes autoritarios que abusan de su autoridad y se imponen sin un consenso por parte del pueblo, algunos de ellos están bajo el mando de un tirano (Corea del Norte) o de un presidente que se da aires y maneras de monarcas absolutos de derecho divino (Ortega), auxiliados por militares o por elites del poder económico nacional o extranjero, que suprimen los derechos humanos (Maduro).

Los Hugonotes

Protestantes franceses de doctrina calvinista fueron duramente perseguidos por los Guisa entre 1500 y 1700, su respuesta fue desafiar la autoridad tanto de la Iglesia católica como de la monarquía francesa. Se rebelaron contra la conversión al catolicismo del rey protestante Enrique IV, quien reinó de 1589 a 1610 y exclamó: "París bien vale una misa".  Vino la San Bartolomé, tres días de masacre con 4000 víctimas y mucha destrucción;  más tarde se dio la revocación del Edicto de Nantes y la política de iniciar la conversión sistemática de los franceses protestantes. También el terror de las “dragonadas”, un anticipo de los pogromos nazis. Entre 1966-1976, la Revolución Cultural china persiguió y reprimió hasta dos millones de "burgueses" y terratenientes y se estima que Mao Tsé Tung durante su mandato asesinó entre 49 y 78 millones de personas mediante ejecución, encarcelamiento o hambre. Los Monarcómacos hugonotes. para defenderse. esgrimieron la tesis liberal antiabsolutista del derecho de rebelióntiranicidio y resistencia al poder real. Sustentaron estas posiciones invocando a Aristóteles diciendo que el poder no se justifica sino en la medida en que busque y realice el lazo común, la unión común. Los protestantes solo alcanzarían una plena libertad de culto durante la Revolución francesa, aprobada por la Constitución de 1791. Las dictaduras contemporáneas utilizan la violencia policial o de “colectivos” paramilitares para coaccionar o reprimir toda oposición al gobierno del dictador; en realidad, la fuerza de una dictadura depende de su uso de la violencia (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte, Irán, Rusia, Bielorrusia, entre otros).

El jansenismo

Fue un movimiento religioso de corte puritano iniciado por el teólogo y obispo Cornelio Jansenio (1585-1638), que gozó de cierta popularidad en Europa durante los siglos XVII y posteriores. Fue condenado como herético por la Iglesia católica debido a sus tesis sobre la salvación, que terminaban negando el concurso de la libertad humana y afirmando la predestinación: algunos hombres poseen la “gracia eficaz” y otros no; Dios ha predestinado unos a la salvación y otros a la condenación; esta gracia divina es concedida desde el nacimiento. El cardenal Richelieu los persiguió con saña porque Pierre Nicole se opuso a la formulación de la infalibilidad pontificia. Adolfo Hitler es responsable de la muerte de 17 millones de personas, de ellos seis millones de judíos; además de homosexuales y gitanos que fueron exterminados en los campos de concentración nazis durante el Holocausto (1941-1945).  Clemente XI excomulgó a los jansenista en 1718 y de Pío XII se dice que calló frente al Holocausto. Apoyados por Blas Pascal, los jansenistas derivaron también hacia la política, siendo tachados por Mazarino de rebeldes a la Iglesia y al monarca Luis XIII. Misma actitud, dicen algunos, del actual obispo de Roma, que calla frente a los atropellos de Ortega a católicos y opositores.

Los Libertinos del siglo XVII

Al parecer venían del siglo XIII. Formaron un movimiento cultural fundamentalmente de filósofos, escritores, jueces y políticos que actuaban en secreto o en los pequeños círculos aristocráticos en Francia, Alemania, Italia. Cultores del espíritu libre o pensamiento adogmático, en fin, del librepensamiento, postularon un escepticismo de corte pirrónico grecolatino clásico, al igual que algunas formas del epicureísmo. Acusados de practicar el libertinaje sexual y de darse al placer físico, en realidad pedían un renacimiento cultural no solo del espíritu sino también del cuerpo humano (redimido por Cristo, en la pureza de la carne):  todo deseo natural no debe ser reprimido moralmente, sino satisfecho por la voluntad de Cristo redentor. El holandés David Joris, pidió practicar la anarquía moral. Fueron satanizados por desviados de la "verdadera fe",  caídos en el libertinaje moral y en la indiferencia religiosa. Pero hubo un libertinaje erudito con Pierre Bayle (1592-1655), seguido por importantes intelectuales de la época que pedían cesar los horrores de las   guerras religiosas entre católicos y protestantes y la no injerencia de la Iglesia católica en el reino. Ellos fueron los antecesores de los Intelectuales que dejaron a los teólogos las cuestiones de la fe (satirizadas por Moliere). Los hubo ateos, como Cyrano de Bergerac, inspirados en Tomás Campanella: los poderosos utilizan la religión como instrumentum regni. También los hubo creyentes como Pierre Gassendi. El espíritu escéptico y laico del siglo XVI renacentista llevaría al libre pensamiento de la Ilustración, opuesto a la ola represiva de la Contrarreforma. Con ellos la libertad de pensamiento, la separación de la fe del debate científico y de las argumentaciones racionales pudieron salir adelante. Conquistas del librepensamiento, hoy en día aherrojado por dictaduras represivas y para nada humanísticas.

El islam

La otra gran religión en expansión durante el Renacimiento fue el islam, que no tuvo una separación entre autoridades civiles y religiosas, pero fue tolerante durante la Edad Media en la península ibérica, en el cercano Oriente y los Balcanes. Como Holanda, acogió en la Edad Moderna la diáspora sefardí. Es una religión abrahámica monoteísta que establece como premisa fundamental para sus creyentes que “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”; “Dios es misericordioso, todopoderoso y único, y ha guiado a la humanidad a través de profetas, escrituras reveladas y signos naturales”. El Corán es el libro base, seguido de las enseñanzas y prácticas en los relatos tradicionales de Mahoma (570 – 632): el musulmán debe someterse a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría; debe seguir las enseñanzas de los profetas Adán, Abraham, Moisés y Jesús. Enseña un juicio final con los justos recompensados en el paraíso y los injustos castigados en el infierno. La Edad de Oro islámica se dio del siglo VIII al siglo XIII, durante el califato abasí, fue de esplendor científico, económico y cultural. La expansión del mundo musulmán se hizo a través de estados y califatos y actividades misioneras. Destacó el Imperio Otomano. Se dividieron entre sunitas y chiitas. La relación con Alá es personal, siguiendo la Sharia. La defensa de la fe frente al enemigo externo puede adquirir el carácter de lucha militar o guerra santa, Yihad.  El sistema político según algunos eruditos musulmanes dice que una nación islámica se basa en cuatro pilares: -La ley de Alá.- La Ciudadanía. -Territorio. -Autoridad. Prima el bien común sobre el interés individual, tanto que hoy aplicaciones reaccionarias de la Sharia tienen a la mujer musulmana en estado de minoridad absoluta.  Saladino,  restableció la unidad islámica en el Oriente Próximo y derrotó a los chiíes fatimíes. Estuvo casi siempre en lucha con el cristianismo renacentista y posteriores, incluidos casi todos los actuales países occidentales .

Los conflictos y éxitos del Renacimiento

Durante el Renacimiento las ideas fluían, se enfrentaban, complementaban y en veces retornaban a la inmortal Atenas, o a la Roma republicana o a la imperial. En ocasiones, se miraba a Jerusalén.  En Holanda, tierra del libre pensamiento estaba Erasmo. En la revolucionaria Inglaterra del siglo XVII las tesis opuestas de Thomas Hobbes (absolutistas) y de John Locke (liberales) iniciarían la cuestión de la naturaleza de las relaciones sociales. De ellas saldrá un mejor conocimiento del desarrollo social y el cambio político que, ahora en Francia Montesquieu y Rousseau van a retomar y entregar a los revolucionarios norteamericanos de 1776. Estos, combinaron este legado con los postulados de la Confederación Iroquesa, para reafirmar la naturaleza del hombre y su condición de animal social, también el mito del Buen salvaje (el hombre es bueno por naturaleza, una visión que se contrapone con la idea de pecado original del cristianismo), el debate teológico-antropológico sobre el tiranicidio y la deposición del gobernante injusto. Tanto, que los críticos renacentistas de la tiranía llegarán a comparar los reyes iletrados o ignorantes con los asnos rex illiteratus est quasi asinus coronatus. Hoy en día de algunos autócratas del mundo que se creen omnipotentes, sin ser siquiera ilustrados cuáles príncipes renacentistas, afirmar de ellos que son iletrados como “asnos coronados” podría quedarse corto frente a cierto gobernante vecino, ex auriga de muchos HP en el motor, y pocos en el cerebro.

El Renacimiento revisó con espíritu crítico las teoría de Las Dos espadas de San Bernardo de Claraval, también analizó con igual espíritu el simbolismo político e ideológico de las Cruzadas y de las bulas de Bonifacio VIII en sus pretensiones de regimentar al poder civil.  Liberó o fortaleció el nacimiento de las naciones modernas como un reflejo patriótico y secularizado del Estado a través de la Reforma protestante. La aspiración de buscar la verdad, el mejor conocimiento de sí mismo y de la naturaleza fue puesto bajo las luces de la razón, del racionalismo, el secularismo, el empirismo, la utopía, el utilitarismo y el contractualismo liberal con Claude Joly, Paul de Gondi, Cornelius Jansen, Blas Pascal, Fénelon,  Saint-Simon, Spinoza, Leibniz, Locke. Atacó con firmeza a los defensores del absolutismo monárquico como Bossuet, Guez de Balzac, Cardin Le Bret, Philippe de Béthune y H. du Boys, entre otros.

Thomas versus Niccolo

Pero, se logró el afianzamiento de la libertad de pensamiento gracias a un cambio revolucionario en la forma de concebir y entender el mundo porque a partir del Renacimiento la filosofía política secular adoptó un enfoque básicamente antropocéntrico lanzado por muchos, pero esencialmente por Maquiavelo (1469-1527), quien no creía en el supuesto derecho divino de los reyes ni en la buena fortuna de estos, sino en su buen uso de la técnica y la razón. Una realista razón de Estado brutal (para los Medici y luego para H. Kissinger) o liberadora (para la República) a la que respondería Tomás Moro (1478-1535) con el idealismo de la utopía, ese lugar ideal donde se compara la merdicité del momento con lo posible deseable.

 La merdicité que acompaña a tantos pueblos del Tercer Mundo hoy en día quedará mayormente expuesta, cuando veamos el brutal ascenso del Absolutismo. Subida en aumento en una América Latina sumida y sometida por la ignorancia de autócratas que se creen liberados de límites y controles democráticos como si no existiese el juicio político parlamentario y en últimas, el ciudadano, porque, la soberanía, siempre retorna al pueblo y es él quien quita y pone reyes. De Thomas Jefferson: “Cuando el Gobierno teme al pueblo, hay democracia. Cuando el pueblo teme al Gobierno, hay tiranía”.

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