No vengo a plasmar en letras por qué Sergio Fajardo y la Coalición Colombia son mejor opción para este país que Gustavo Petro. Más allá de que creo que un presidente no se elige por su capacidad de apasionar a las masas o de lanzar propuestas incumplibles al aire, creo firmemente que lo importante es que alguien alternativo y honesto llegue al poder. Por eso obviaré la peligrosa propuesta de la Asamblea Constituyente que plantea Gustavo, olvidaré que tiene antecedentes negativos en administración mientras que Sergio tiene todos los premios, no me referiré a que está rodeado de gente experta en decirle "si señor", mientras Fajardo tiene de contrapeso a los mejores senadores de este país, Claudia López y Jorge Enrique Robledo. Dejemos para después esa discusión.
Aquí estamos de acuerdo en algo: este país lo han gobernado unos hampones que se han guardado las oportunidades de los colombianos en sus bolsillos. Hoy quieren decir que son "derechita", que son "centro", que son "cambio". Pero la verdad es que Vargas y Duque (su amo) han sido gobierno y amigos del gobierno en los últimos 20 años y eso que ahora tanto prometen en plaza llena y con la boca llena de babas por tanto gritar, nunca se vio y nunca se verá. Es como el marido alcohólico que le promete a la mujer que ahora si cambió y ya no le pegará.
La pregunta es, juepucha, cómo vamos a derrotar a esos mismos de siempre que ahora nos posan de cambio, nos prometen beneficios a los trabajadores cuando antes recortaron las horas extras, nos prometen subir los salarios y bajar los impuestos cuando siempre ha sido todo lo contrario, nos prometen acabar con la corrupción cuando ellos siempre han sido los que han manejado los recursos públicos que se van a la caneca ¿¡Cómo los derrotamos!? ¿¡Quién es el que puede hacerlo!? ¿¡Petro o Fajardo!? La respuesta es Sergio Fajardo y aquí doy el porqué.
1. Gustavo Petro está satanizado. La mitad del país lo odia o teme de él por lo que es o por lo que la campaña negra de la derecha ha hecho creer que es. Gobernó a las patadas, "con o sin permiso", "ah, no? pues lo hago por decreto". Eso hizo que su imagen desfavorable se disparará y el chisme de que es autoritario, se esparciera. Sumado a eso, la asquerosa campaña de miedo y desinformación de los mismos de siempre, caló. Petro ha sido víctima de lo que ya fue víctima Mockus en 2010. Colombia tiembla de miedo al supuesto "castrochavismo" y ve en Gustavo su representante. Lastimosamente así es, Petro debe ser inteligente y entender que él es el único que mantiene vivo ese cuentico chimbo de que seremos como Venezuela si votamos por el cambio.
2. Petro no tiene para dónde crecer. Se evidenció en el resultado del 11M, logró aglutinar la izquierda y sacó 200.000 votos más que Carlos Gaviria Díaz hace 14 años. Se evidencia ahora su acorralamiento electoral en sus intentos de recolectar votos de la Coalición Colombia, por ejemplo, sumando como fórmula vicepresidencial a una Verde. La otra mitad del país es inalcanzable para Petro, el rey de la polarización ya movió sus fichas.
3. El mismo 11M demostró, objetivamente, que Petro perdería 2 a 1 contra Duque. El mismo fue quien se puso la vara y no dio la talla. Los votos de la izquierda no son suficientes para derrotar al uribismo y al vargasllerismo. El candidato que quieren Duque y Uribe en segunda vuelta es precisamente Petro, para sepultarlo con su máquina de mentiras y de miedo: "¡La última batalla para no ser como Venezuela" titularían las cadenas de whatsapp.
Ahí está Gustavo, polarizado, satanizado y sin pa' donde coger. Solo, en su lucha mesiánica. Por otro lado, ahí está Sergio, con su trayectoria e historia que hace muy difícil que le puedan chutar el cuentico del castrochavismo, junto a su excelente trayectoria como administrador y la esperanza que significa reconciliar a un país y no dividirlo entre "oligarcas opresores" y "pobres oprimidos" ni entre "gente de bien" y "el resto" para solamente ganar una elección.
Si Sergio Fajardo pasa a segunda vuelta, le gana a Duque, téngalo por seguro. El antiuribismo y la esperanza de un país gobernado sin corrupción se cohesionará en él. Si Petro pasa a segunda vuelta, el miedo al castrochavismo y a todo lo que huela a izquierda, se alineará en contra de él y tendremos de nuevo al nefasto personaje de Uribe en el poder.
No se va a pasar de gobiernos de derecha a un gobierno de izquierda en una elección. En este momento, la candidatura de Gustavo Petro lo que hace es fortalecer al uribismo y aglutinar sectores en su contra.
Queda en manos del lector, ver a quien le entrega su esperanza de un gobierno limpio: al caudillo solitario víctima de satanización o al "dream team" de la Coalición Colombia, que no solo recoge votos de izquierda, sino de muchos sectores más de centro que también están hastiados de la corrupción y de que el país sea manejado por los mismos de siempre.
