En razón al comentario del señor Styven Alejandro Villar Tobar, en el cual elogia el carácter crítico de Gilberto Tobón Sanín al tiempo que censura la defensa que hace de Gustavo Petro, me resulta necesario contradecirlo, con mucho respeto, porque sé que al señor Villar lo anima el mejor propósito, así ese propósito esté fundado en la teoría neoliberal, como bien lo demuestra con su cita de Milton Friedman, ideólogo de ese modelo, y su respaldo a la política de privatización de los servicios públicos.
Resulta que, como lo dice don Styven, Tobón Sanín es efectivamente un crítico implacable de la corrupción y la politiquería, y tiene algunos cuantos conceptos positivos de Petro, como el de decir que este senador ha sido un contendor brillante; que es excelente en los debates; y que tenía puntos irrebatibles en su programa económico de candidato presidencial.
¿Será que de esos comentarios puede deducirse que don Gilberto Tobón sea un simpatizante del mencionado candidato? Pues yo me temo que no. Todo lo contrario. Lo que hace el señor Tobón con sus piropos no es más que un intento de ganar influencia entre los ciudadanos que buscamos a través de Petro una solución real al sinnúmero de problemas que agobian a los colombianos, especialmente a los más necesitados, para luego irse contra sus líderes más destacados, como lo ha sido Gustavo Petro.
Por eso es que el señor Tobón siempre acompañó sus mencionados elogios al Petro candidato con los más lamentables denuestos, como el de ser un corrupto, el de haber dejado a Bogotá en ruinas y el de que no votaría por él porque sería un pésimo gobernante. ¿Será que alguien que confíe en Tobón se atrevería a votar por Petro después de semejantes infundios?
Yo personalmente no lo haría, y ahí es donde está el papel que cumple este respetable señor: desparpajar a los seguidores del líder mostrando como una equivocación el votar por él con el fin de reducirle el apoyo en las urnas y, de contera, procurar que sigan ganando los mismos: esos que compran votos; esos que ofrecen puestos y contratos; esos que legislan contra las mayorías y comen de las manzanas que brinda la Embajada de los Estados Unidos.
En síntesis, lo que hace don Gilberto Tobón se denomina diversionismo político, así como otros hacen diversionismo ideológico, para confundir y llevar a la abstención, o al voto en blanco, a ese electorado que está cansado con el eterno gobierno de las actuales castas en el poder.
Mis disculpas, don Styven, por la acidez de mis comentarios. Los suyos merecían a mi juicio las anteriores réplicas.